Cuando Yazmin Juárez llegó al South Texas Family Residential Center, ubicado en Dilley, Texas, en marzo, su hija de 18 meses, Mariee, era una bebé saludable con cachetes redondos que disfrutaba bailar y cantar con su madre, y quien no era consciente de su detención. Yazmin, de 20 años, cruzó el Río Grande con su hija con la esperanza de solicitar asilo y escapar de la violencia que se sufre en su país natal, Guatemala.
Yazmin y Mariee fueron detenidas por agentes de inmigración al llegar a los Estados Unidos. Seguidamente fueron transferidas a la custodia de agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos, mejor conocido como ICE, y las enviaron a las instalaciones en Dilley, el centro de detención familiar para migrantes indocumentados más grande del país, con capacidad para 2.400 personas.
Una semana después de llegar a Dilley, Mariee desarrolló tos, presentó señales de gripe, congestión y fiebre alta de más de 40 grados. Durante las siguientes dos semanas en confinamiento, Yazmin se sintió impotente y desamparada al ver a su hija cada vez más enferma, mejorando un poco y luego enfermándose de nuevo, luchando contra un virus que empezó como una gripe común.
Seis semanas después de ser liberadas del centro, haberse trasladado a Nueva Jersey, y pasar por tres hospitales diferentes, Mariee fue finalmente desconectada del respirador y murió en el Hospital Infantil de Filadelfia. La causa de la muerte fue neumonitis viral, de acuerdo a los registros del hospital.
Mariee no murió estando bajo la custodia de ICE. Un mes después del inicio de la investigación del caso por el equipo de VICE News, se esparcieron rumores falsos sobre su muerte en las redes sociales, teniendo como consecuencia una protesta generalizada por parte de los defensores de los inmigrantes quienes han estado preocupados por las condiciones de los niños en las instalaciones en Dilley. La niña murió por una infección viral capaz de matar niños en cualquier lugar, pero hay doctores quienes afirman que las condiciones de instituciones como Dilley propician la propagación de virus fácilmente y hacen que sea más difícil recuperarse.
Yazmin está demandando a ICE y también se encuentra preocupada por el trato que ha recibido desde que fue liberada del centro. “Aún no entiendo por qué me pasó todo esto a mí después de todo lo que sufrí lo único que me merecía era ser feliz”, declaró.
Los abogados que representan a Yazmin han señalado recientemente que los agentes en Dilley cometieron “errores inexcusables” cuando atendieron a Yazmin y Mariee.
“En lugar de ofrecerles un lugar seguro y alejado de la violencia de la que huían, ICE detuvo a Yazmin y a su bebé en una instalación con condiciones inseguras, con un equipo médico negligente y una supervisión deficiente,” agregó R. Stanton Jones, socio de la firma de abogados Arnold & Porter, con sede en Washington, D.C. “Durante su estadía en Dilley, Mariee contrajo una infección que fue precariamente tratada por casi un mes. Después de que quedó claro que Mariee estaba gravemente enferma, ICE simplemente dio de alta a su madre y a la niña. Yazmin inmediatamente buscó atención médica para su bebé, pero ya era demasiado tarde.”
ICE no ha ofrecido comentarios específicos sobre el caso de Mariee pero ha dicho que la agencia toma en serio el tratamiento médico de los detenidos. “ICE garantiza el bienestar de las personas que se encuentran bajo la custodia de la agencia, incluyendo el acceso a atención médica necesaria y adecuada. Todos los individuos bajo la custodia de ICE reciben cuidado médico,” declaró un representante de la agencia en un email.
Cinco pediatras quienes analizaron los síntomas de Mariee, sus signos vitales, y las notas del médico en el historial durante su estadía en Dilley, afirmaron a VICE News que el plan de tratamiento recetado a Mariee coincide con lo que ellos habrían hecho por un infante con los mismos síntomas.
Pero el hecho es que Mariee efectivamente murió por una infección inicialmente detectada en Dilley, un centro con un largo historial de denuncias por otorgar atención médica de mala calidad e inadecuada a los niños. En el mes de Julio, dos médicos contratados por el Departamento de Seguridad Nacional publicaron un análisis sobre la atención en varios centros de detención durante los últimos cuatro años, incluyendo Dilley. Los médicos encontraron múltiples problemas y llamaron a la práctica de la detención familiar “explotación y un ataque a la dignidad y salud de los niños y sus familias”.
CONDICIONES DE HACINAMIENTO
Médicos y defensores de la salud han sostenido durante años que la detención masiva de niños y familias en instituciones similares a prisiones pueden causar estrés, traumas, y problemas de salud. Pediatras han afirmado a VICE News que estas condiciones pueden afectar la capacidad de un infante de recuperarse de una infección respiratoria.
“Las enfermedades respiratorias se propagan rápidamente en condiciones de hacinamiento,” declaró Peter Hotez, Decano de la Escuela Nacional de Medicina Tropical de la Escuela de Medicina de Baylor, en Houston. “Si además agregas ese terrible nivel de estrés psico-social a los niños, ello también puede alterar su sistema inmunológico, haciéndolos más susceptibles a los virus y bacterias”.
Las controversias alrededor de estos centros han cobrado mayor fuerza a raíz de la decisión de la administración del presidente Trump de tener una política de tolerancia cero en el área de inmigración, la cual causó una separación masiva de familias a inicios de este año, y son actualmente la única opción para la detención de los adultos que cruzan la frontera de forma ilegal con sus hijos. El gobierno está planeando expandir su capacidad de detención de familias migrantes con la construcción de nuevos centros similares a Dilley. En el pasado mes de junio, ICE solicitó instalaciones para retener 15.000 personas más en detención familiar, garantizando la continuación de esta política en el futuro.
VICE News logró reconstruir los últimos dos meses de la vida de Mariee a través de entrevistas y una revisión de su historial médico, con la autorización de Yazmin.
“Ciertamente parece ser que no estaba en el mejor estado de salud, pero no es algo por lo cual uno predeciría la muerte”.
Los médicos afirman que el virus contraído por Mariee podría haberla matado incluso si hubiese recibido tratamiento en un hospital en lugar de haberlo recibido en Dilley.
“Es un tratamiento razonable”, dijo el doctor Ewen Wang, director asociado de pediatría de emergencia en el Centro Médico de la Universidad de Stanford. “Ciertamente parece ser que no estaba en el mejor estado de salud, pero no es algo por lo cual uno predeciría la muerte”.
Un médico expresó que él hubiese enviado a Mariee a un hospital para hacerle exámenes de laboratorio, pero que lo más probable es que los resultados no habrían cambiado su muerte. Los cinco doctores acordaron que el plan de tratamiento recomendado para Mariee habría sido el mismo incluso si no hubiese estado bajo custodia de ICE.
Sin embargo, expertos médicos y defensores de derechos humanos han recalcado que las condiciones existentes en los centros de detención de ICE pueden representar un grave riesgo para la salud de niños enfermos. Las detenciones ponen a los niños en mayor riesgo de contraer enfermedades, y las condiciones de hacinamiento y estrés hacen que la recuperación sea incluso más difícil.
“El estrés y las preocupaciones son reales; y afectan la capacidad de los niños de luchar contra una infección o enfermedad y superarla”, comentó Brian Blaisch, un pediatra en Oakland, California, con experiencia trabajando en centro de detención de inmigrantes.
LA LLEGADA A DILLEY
Yazmin mantenía en sus manos las copias de los registros de vacunación de Mariee cuando fueron detenidas por los agentes de inmigración al llegar a la orilla del Río Grande en territorio americano el 1 de marzo. Los agentes retiraron todas sus pertenencias. “Nos dieron unas bolsas para que podamos meter nuestras cosas ahí. Nos fueron a meter en las perreras, nos tuvieron metidos así en un cuarto muy frío, muy frío, y lo único que te dan allá es una frazada color gris que es como para envolver un regalo.”
Después de tres días fueron trasladadas a una celda en Dilley con seis camas para seis madres y sus hijos, incluyendo al menos otro niño que se enfermó durante su estadía en el centro. Las actividades de Yazmin y Mariee eran extremadamente limitadas. Sólo se les permitía ir a la cafetería a ciertas horas, y a menudo tenían que esperar durante la mayor parte del día para ser atendidas por el personal médico.
Dilley fue construido durante la administración de Obama en 2014 y sus operaciones están a cargo de CoreCivic (anteriormente conocido como Corporación Correccional de América, un gigante de las prisiones privadas, con un contrato de un 1 billón de dólares. Dilley es el más grande de los tres centros de detención familiar que existen actualmente en los Estados Unidos.
Después de que las políticas de detención familiar de la administración de Obama se intensificaran y recibieran reclamos y protestas a nivel nacional, la Academia Americana de Pediatría envió una carta al Departamento de Seguridad Nacional instando a la agenda a suspender la detención de familias en centros como Dilley: “La detención prolongada de niños y sus madres en este tipo de instalaciones incrementa el riesgo de problemas de salud físicos y mentales y expone de forma innecesaria a estos niños y madres a traumas psicológicos adicionales”.
El Departamento de Seguridad Nacional llevó a cabo una revisión de las condiciones en estas instalaciones familiares en 2016 a raíz de las controversias y encontró que los cánones de ICE no responden apropiadamente a las necesidades de niños enfermos. “Padres y niños no deberían tener que esperar 24 horas para recibir tratamiento médico y no deberían tener que esperar a que sus necesidades de atención médica se conviertan en urgentes para recibir tratamiento de forma rápida y eficiente,” concluyó el reporte.
“El estrés y las preocupaciones son reales; y afectan la capacidad de los niños de luchar contra una infección o enfermedad y superarla”
En otro estudio en el mes de Julio, dos médicos y expertos en atención médica de detenidos, Scott Allen y Pamela McPherson, fueron contratados por el Departamento de Seguridad Nacional para conducir 10 investigaciones de centros de detención familiar de ICE durante los últimos cuatro años, y documentaron condiciones inseguras para niños.
En Dilley, Allen y McPherson encontraron que individuos detenidos que necesitaban atención médica fueron enviados a esperar juntos en un gimnasio porque el centro no contaba con suficiente espacio para las instalaciones médicas. También mencionaron que Dilley tenía problemas para retener a los pediatras como miembros estables de la plantilla, no contrataron a un psiquiatra infantil, y en varios casos colocaron a niños pequeños con sus padres en aislamiento médico por días como castigo por malos comportamientos completamente normales en niños de esa edad. También determinaron que en una ocasión, una enfermera en Dilley vacunó a múltiples niños con dosis de adultos por error.
“Encerrar a niños inocentes como método de disuasión por las acciones de sus padres es injusto y coloca a los niños en una situación de riesgo,” afirman Allen y McPherson.
Las madres detenidas en Dilley en años recientes han reportado condiciones igualmente alarmantes. Muchas, como Yazmin, han dicho que no es inusual tener que esperar un día entero o incluso dos días antes de recibir atención médica. Yazmin mencionó que tuvo que esperar por horas en un cuarto extremadamente frío con otros 200 pacientes antes de poder ver al médico.
“Mi hija me dijo que se sentía muy débil; no quería levantarse de la cama en la mañana, y no quería ni siquiera jugar”
En otro caso, una madre menciona que tuvo que esperar durante horas para recibir atención médica cuando su hija de 4 años tuvo constantes vómitos, diarrea y fiebre, de acuerdo con una declaración jurada otorgada a su abogado y revisada por VICE News. Ella afirma que el personal le dio a su hija Vicks Vaporub, ibuprofeno y medicación para alergias, pero sus síntomas continuaron y perdió 20% de su peso.
“Mi hija me dijo que se sentía muy débil; no quería levantarse de la cama en la mañana, y no quería ni siquiera jugar,” menciona en la declaración jurada. “Ella nunca había presentado ninguno de esos síntomas ni había actuado de esa forma antes de venir al centro”.
Katy Murdza, coordinadora de defensas en el Proyecto Dilley Pro Bono, afirma que incluso niños saludables presentan un retraso en su comportamiento bajo detención y mojan la cama, se comportan mal, y se convierten en una versión de sí mismos que sus padres no reconocen. Murdza menciona que recibe constantes reclamos y preocupaciones médicas por parte de padres en relación a sus hijos. Ella estima que todos los días transmite un caso médico a ICE, y una vez a la semana recomienda que ICE libere a un detenido para que pueda recibir atención médica en otro lugar.
A pesar de que CoreCivic opera Dilley, la compañía le dijo a VICE News que la misma no provee ni el personal ni el servicio médico o de salud mental, esos servicios están a cargo de ICE y su Cuerpo Nacional de Servicios de Salud. “Queremos expresar nuestra solidaridad con la familia por su trágica pérdida,” agregó la compañía. Los miembros del personal de CoreCivic “no llevan a cabo determinaciones médicas o de salud mental y están entrenados para derivar todos los casos o preocupaciones de carácter médico o de salud, ya sean de rutina o de urgencia, al staff médico del centro para su evaluación, evaluación y tratamiento”.
LA SALUD DE MARIEE EMPEORA
Al momento de su llegada a Dilley, Mariee pasó una revisión médica general a cargo de una enfermera titulada quien escuchó sus pulmones y su corazón, inspeccionó su piel y abdomen, estudió sus signos vitales y la examinó para descartar tuberculosis. La enfermera determinó que Mariee estaba en buen estado de salud y aprobó su estadía en Dilley.
Yazmin estaba gratamente sorprendida de que hubiera múltiples actividades disponibles para los niños en las instalaciones, tanto escolares como de entretenimiento. Se hizo amiga de otras dos madres de Guatemala, y Mariee jugaba con los demás niños de la misma forma que estaba acostumbrada a jugar en la plaza cerca de su casa en Guatemala, menciona Yazmin. Yazmin sonreía mientras esperan por su foto para su tarjeta de identificación, con sus brazos alrededor de Mariee. Ambas llevaban el cabello amarrado con una coleta.
Pero seis días después de su llegada Mariee no quería jugar con los otros niños, y era evidente que había contraído una gripe. Un asistente médico le recetó Tylenol y miel para aliviar la tos, pero al día siguiente Mariee había empeorado, tenía fiebre de 40 grados, tos, diarrea y su corazón se notaba acelerado, de acuerdo con el historial médico obtenido por VICE News. El asistente médico la diagnosticó con bronquitis y una infección de oído, y le recetó un antibiótico llamado Augmentin, Tylenol y Pedialyte.
El 14 de marzo, Yazmin asistió a su entrevista de temor creíble con un agente de asilo, uno de los primeros pasos en su proceso de solicitud de asilo. Si una familia pasa esta entrevista, se les permite abandonar el centro de detención y esperar a su próxima cita de inmigración de forma libre en los EEUU. Si la familia no pasa la entrevista, lo más probable es que los deporten a su país de origen.
“Estaba desesperada por mi hija”
En lugar de dejar a Mariee en la guardería con otros niños enfermos, decidió mantenerla en sus brazos mientras contaba su historia de cómo la violencia en Guatemala la había motivado a buscar refugio en los Estados Unidos. A ese punto, Mariee se encontraba visiblemente enferma, y Yazmin menciona que el agente le preguntó por la salud de la niña. Yazmin empezó a llorar y le explicó al agente que no podía conseguirle a Mariee la atención médica que necesitaba.
Sintiéndose cada vez más desesperada, Yazmin llamó a su madre en Nueva Jersey, quien le envió dinero para comprar té y limón para Mariee. “Estaba desesperada por mi hija,” dijo Yazmin. “Yo le lloraba a mi mamá en una manera que no tienen idea.”
El día después de la entrevista, Yazmin visitó al médico por tercera vez en búsqueda de tratamiento para Mariee. Para ese momento ya la niña había perdido dos libras desde su llegada a Dilley y su tos y congestión nasal persistían. El asistente médico continuó con el plan de tratamiento con Pedialyte, Augmentin, Tylenol y un probiótico.
La siguiente semana, la condición de Mariee finalmente mejoró. En una cita de salud mental, un trabajador social escribió en su evaluación, “La madre observa que su hija se ha sentido mucho mejor después de haber estado enferma la semana pasada y se ve feliz.” El registro de esa cita menciona que Mariee “había superado su gripe”.
Las buenas noticias continuaron dos días después, cuando Yazmin fue informada de que había aprobado su entrevista de temor creíble y serían liberadas muy pronto de Dilley. Se sentía aliviada pues pronto podría llevar a Mariee a una consulta médica fuera del centro de detención.
Pero esa tarde Yazmin le dijo al personal médico de Dilley que Mariee no había podido terminar su tratamiento con Augmentin pues siempre vomitaba la dosis. Mariee había recuperado un poco del peso perdido, pero de nuevo tenía una fiebre que superada los 40 grados, y el personal médico podía detectar un silbido en sus pulmones. Un pediatra del centro le recetó ibuprofeno, Vicks Vaporub y Zyrtec, medicación usada para tratar alergias. Nada parecía funcionar.
A este punto Yazmin había pensando en todas las posibles opciones para conseguirle a Mariee la ayuda que tanto necesitaba. Le rogó a los supervisores en Dilley que las enviaran de vuelta a Guatemala, en dónde a pesar del peligro al menos sabía que podía llevarla a un hospital.
Siguiendo los consejos de sus compañeras de detención, dice Yazmin, decidió esconder sal de la cafetería y la usó para masajear el abdomen de Mariee. Cuando se encontraba saliendo de la cafetería, dobló sus muñecas en un ángulo de 90 grados para esconder los paquetes de sal en sus mangas sin que se cayeran al suelo. Dos días después, Yazmin llevó a Mariee de vuelta al área médica porque aún no había mejorado. Las notas de la enfermera titulada mencionan que “se recomienda derivar a la paciente a un proveedor de salud”.
YAZMIN Y MARIEE SON LIBERADAS
Después de aprobar su entrevista de temor creíble, Yazmin supo que finalmente podría llevar a Mariee a un hospital. Sólo esperaba que no fuera muy tarde. El 25 de marzo, el día que fueron liberadas, una enfermera vocacional licenciada declaró que Mariee estaba suficientemente saludable para viajar, pero no existe registro de que nadie tomara los signos vitales de Mariee ese día.
Yazmin y Mariee se subieron en un avión rumbo a Nueva Jersey, en dónde se encontrarían con la madre y hermanos de Yazmin, quienes conocerían a Mariee por primera vez. Yazmin se sentía aliviada a pesar de que era la primera vez que se montaba en un avión. Ahora que tenía absoluto control sobre los cuidados de Mariee, ella creía que sin duda se recuperaría.
Al día siguiente, Yazmin y su madre inmediatamente llevaron a Mariee a un pediatra local que le recetó a Mariee un antibiótico para luchar contra cualquier infección bacteriana, otro para controlar la inflamación y un tratamiento de albuterol con nebulizador para calmar su respiración. Ella le recomendó a Yazmin que llevara a Mariee a la sala de urgencias si su respiración empeoraba.
En unas pocas horas, Yazmin recuenta, Mariee estaba respirando con dificultad de nuevo, por lo que la trasladó de inmediato a la sala de urgencias del Centro Médico John F. Kennedy en Edison, Nueva Jersey. Dos días después, los médicos a cargo la diagnosticaron con neumonía y la transfirieron a la sala de cuidados intensivos. “Yo le lloraba a mi niña, ‘Amor tú te vas a recuperar; siempre has sido una niña muy fuerte, una niña valiente, y yo se que tú te vas a levantar,’” recuerda Yazmin.
Los médicos decidieron colocar a Mariee en un coma inducido y le insertaron una sonda respiratoria. La niña pasaría sus últimas semanas de vida en diferentes hospitales en Nueva Jersey y Filadelfia.
“Tenía como 20 bolsitas así inyectadas a ella. Estaba en muy mal estado”
“No podía despertarse,” dice Yazmin. “Yo no podía tocarla, porque si la tocaba podría dañarla con los tubos que tenía. Tenía como 20 bolsitas así inyectadas a ella. Estaba en muy mal estado”.
Después de tres semanas en terapia intensiva, los médicos le dijeron a Yazmin que la única forma en la cual Mariee podría sobrevivir sería conectada a una máquina especial llamada ECMO (baipás corazón-pulmón) en el Hospital Infantil de Filadelfia. Tuvo que dar su autorización para que un helicóptero transportara a Mariee y sus equipos de respiración — no había espacio para Yazmin en el helicóptero.
En la mañana del 10 de mayo, Yazmin se encontraba en el cuarto de Mariee, leyendo la Biblia en su teléfono y escribiendo sus versos preferidos en un block de notas del hospital. Un capellán la visitó y rezó con ella, luego compartió con él algunas fotos de Mariee, le habló de cuanto amaba bailar y que la pequeña estaba aprendiendo las canciones que Yazmin le cantaba.
Yazmin recuerda haber escuchado a una máquina hacer sonidos extraños, y luego más y más ruido. Le preguntó a los doctores qué estaba sucediendo, y ellos le dijeron que no se preocupara, pero ella podía advertir que Mariee se estaba hinchando. Luego se enteró de que Mariee tenía hemorragias internas.
Eran las 7 a.m., y para esa hora los médicos ya habían resucitado a Mariee múltiples veces. Yazmin observaba mientras la piel de Mariee pasaba de morado a negro. Los médicos le dijeron a Yazmin que Mariee no sobreviviría, y le pidieron autorización para desconectarla del respirador.
“Fue para mi muy duro, la decisión más difícil de mi vida,” dice Yazmin. Mariee murió a las 9:26 a.m.
El Centro Médico JFK, el Centro Médico Jersey Shore, y el Hospital Infantil de Filadelfia rechazaron hacer comentarios sobre el caso de Mariee, alegando secreto profesional.
Yazmin decidió enviar el cuerpo de Mariee a Guatemala — solo — para ser enterrado con los de sus familiares.
“Yo tenía muchas ilusiones de hacer una nueva vida con ella, porque la situación en la que vivíamos allá pues fue lo más difícil para mi,” dice Yazmin. “Yo quería estar bien con ella, salir a pasear con ella y trabajar duro para ella. Ella era todo para mí, pero lamentablemente eso no sucedió”.
Actualmente Yazmin asiste a clases y trabaja en un restaurante en Nueva Jersey, y vive en una casa con su madre y sus tres hermanos. El cuarto de Yazmin está lleno de fotos de Mariee. En el suelo se encuentra una caja llena de facturas médicas, algunas a nombre de Mariee. Yazmin se pregunta cómo podrá lidiar con una deuda que supera los 2 millones de dólares en honorarios médicos, y que debe pagar a causa de los tratamientos que recibió Mariee al ser liberadas del centro de detención de ICE. Su caso de solicitud de asilo aún está activo, y los agentes de los Servicios Sociales para Menores en Texas están investigando la muerte de Mariee.
“No se que va a pasar conmigo, si me van a mandar para mi país,” afirma Yazmin. “Estar aquí me ayuda a superarme, a seguir los estudios que no terminé para hacer algo en la vida. Lo hago en nombre de mi niña porque eso es lo que quería para ella”.
Fotos: Fotos familiares de Mariee y Yazmin en Guatemala, cortesía de Yazmin Juárez.
Illustración de tapa: Leslie Xia
Traducido por Victoria Mora-Purroy y editado por Oda Schwab.