Foto di Roman Pilipey/EPA
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La normativa interna de la empresa prohíbe estrictamente emplear los recursos de la empresa para fines personales. Sin embargo, Barbulescu esgrimió que el hecho de que sus comunicaciones fuesen fiscalizadas por la misma compañía para la que trabajaba, es constitutivo de una violación de su derecho a la privacidad en el trabajo.La corte europea, por su parte, ha desestimado el argumento de Barbulescu puesto que "no considera que sea irrazonable que un empleador quiere comprobar que sus empleados están haciendo su trabajo durante su jornada laboral".Monitorizar las comunicaciones de Barbulescu eran, en este caso, "el único método para establecer si se había producido una infracción disciplinaria", expresa la sentencia. Según esta, el empleador habría accedido originalmente al perfil de Messenger de su empleado convencido de que contendría "comunicaciones relacionadas con los clientes de la compañía".Facebook tendrá que pagar 250.000€ al día si quiere seguir rastreando a los internautas belgas. Leer más aquí.'No tienes privacidad alguna'
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Ser fisgoneado viola el derecho individual a la privacidad y el derecho a la libertad de expresión. Sin embargo, tales derechos son derechos restrictivos según la Convención Europea de Derechos Humanos, lo que significa que pueden ser cotejados en relación a otros factores — que, en este caso, serían los intereses de la empresa y su derecho a comprobar cuál es el rendimiento de sus empleados.El uso de internet responsable y la política en materia de redes sociales también se consideran factores en los que el empleador está facultado para llevar a cabo comprobaciones azarosas, sin necesidad de llegar a monitorizar toda la actividad. "Claro que… ¿cómo saberlo?, se pregunta Scholey. "Se trata de su equipamiento, de su sistema, de su conexión a internet".'Yo creo que apesta'
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La organización Open Rights Group, que vela por el respeto de los derechos digitales declaró que la sentencia supone "una oportunidad perdida para el establecimiento de unos principios claros sobre los límites del control en el puesto de trabajo".El director ejecutivo de la organización, Jim Killock, ha dicho además que lo que ha conseguido la sentencia, en última instancia, es "reafirmar que para monitorizar a los empleados en sus puestos de trabajo solo debe mediar un acuerdo mutuo con la empresa, pues tal es la única manera para restringir a las compañías".La experiencia de Scholey en los tribunales del Reino Unido ennegrece el panorama. "Si hablas de tu jefe en las redes sociales, no esperes que la ley te proteja", ha dicho.Emplear tu propio dispositivo para enviar mensajes personales o para utilizar las redes sociales podría llegar a protegerte hasta cierto punto, claro que a las empresas les conviene más seguir utilizando tecnologías 3G o 4G antes que redes Wi-Fi porque "una vez están conectados entonces no queda duda de que quien se infiltra en la red es parte del sistema, lo que permitirá a los empleadores hacer lo que quieran".Los trabajadores tienen poco que hacer, más allá de ser ultra cautelosos, concluye Sholey. "En este caso la equidad no es del todo justa", comenta. "Los tribunales europeos se están moviendo en idéntica dirección a los británicos y los derechos del individuo están siendo aplastados a favor de los derechos de los grandes negocios".Sigue a Miriam Wells en Twitter: @missmbcSigue a VICE News En Español en Twitter: @VICENewsEs'Los derechos individuales están siendo aplastados en nombre de los derechos de los grandes negocios'.