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El acoso sexual se cuela en la universidad pública más importante de México

Luego de que un profesor de la UNAM provocara un escándalo al lanzar una retahíla de ofensas misóginas y sexistas, el debate sobre acoso ha puesto bajo la lupa a la institución, en la que hay un promedio de 25 denuncias por año de manera oficial.
Imagen vía Cuartoscuro.com
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La agresión sexual contra las mujeres en la Ciudad de México es cosa de todos los días: piropos lascivos, toqueteos y "arrimones" en las calles y en el transporte público, forman parte del sobrecogedor catálogo de violencia que se vive en una de las urbes más pobladas del continente. Y aunque se podría pensar que al menos, en las universidades ellas se encuentran a salvo, esto no es así del todo.

Un fuerte escándalo de violencia sexual ha mantenido la polémica encendida desde hace casi tres semanas, cuando al interior de la Universidad Nacional Autónoma de México —una de las más grandes y prestigiadas casas de estudio en América Latina—, un viejo profesor de la Facultad de Ciencias tomó el micrófono de la radio universitaria para lanzar una retahíla de ofensas misóginas y sexistas, que acababan justificando las violaciones.

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"Sin verga no hay violación", se arrancó diciendo Marcelino Perelló el pasado 28 de marzo en el programa Sentido Contrario de Radio UNAM, cuando comentaba el 'caso de Daphne', una menor que fue violada en 2015 en el estado de Veracruz por cuatro jóvenes, conocidos como Los Porkys.

Perelló argumentó que el hecho de que "te metan los dedos no es para armar un desmadre estrepitoso (…) o sea, la violación implica necesariamente verga, si no hay verga no hay violación. O sea con palo de escoba, dedos o vibradores no hay violaciones, hay violación a la dignidad, si tú quieres…", agregó.

Las declaraciones provocan indignación, rabia y vergüenza.

El audio y los comentarios no tardaron en encender las redes sociales; y miles de personas expresaron su irritación ante los comentarios. Ante ello Radio UNAM emitió un comunicado donde daba a conocer a la audiencia su decisión de cancelar el programa; pero para muchos esta medida se quedó corta, ya que Perelló continúa como docente en la Facultad de Ciencias. Esto asegura la continuidad del debate ya que la comunidad académica ha dado a conocer que en los próximo días exigirá a las autoridades de la UNAM la remoción de este profesor.

A través de una carta que será entregada al rector Enrique Graue, los profesores de la Facultad aseguran que las declaraciones de Perelló provocan "indignación, rabia y vergüenza. La UNAM debe seguir siendo un valuarte de principios, cultura, ética y opinión de futuros mexicanos. Expresiones y posiciones como las dichas por este profesor no tienen cabida en nuestra casa de estudios", se lee en la misiva adelantada a los medios.

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Alistan profesores de la — La Jornada (@lajornadaonline)13 de abril de 2017

A esto se une una petición en el mismo sentido que ya circula en la plataforma Change.org: hasta el momento 12.042 personas han firmado para que "se interrumpa el contrato laboral" de Perelló.

Y aunque este sea hasta ahora su caso más mediático, no es la primera vez que la agresión y el acoso sexual hacia las mujeres se cuela en las aulas de la UNAM.

Alumnos de la UNAM, una de la las casas de estudio más prestigiosas de México. (Imagen vía Cuartoscuro.com).

De acuerdo con información obtenida vía transparencia, y con datos de la Unidad para la Atención y Seguimiento de Denuncias dentro de la UNAM, del 2014 a 2016 se realizaron 75 denuncias por acoso sexual, es decir un promedio de 25 por año; pero ninguna persona fue sancionada por tales actos.

Cuando se cuestionó, también vía transparencia, a la llamada "máxima casa de estudios" respecto a las sanciones, respondió que las funciones sustantivas de la universidad eran la docencia, la investigación y la difusión de la cultura y que "por ende, la UNAM, no cuenta con facultades para la investigación o determinación de tipos penales sobre hechos o conductas ilícitas".

En México es difícil repasar las cifras del acoso dentro de las universidades porque no existen de manera oficial; pero las cifras podrían ser mucho más altas de lo que se ha reportado vía transparencia, ya que uno de los más recientes estudios realizado por académicas de la UNAM sobre el tema —publicado en 2013— revela que en promedio un 40 por ciento de las mujeres que estudian o trabajan en la máxima casa de estudios han sufrido algún tipo de hostigamiento. El trabajo llamado Intrusas en la Universidad (pág.304) incluye a la población estudiantil, académica (investigadores y profesorado) y administrativa.

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Laura admiraba a Seymur Espinoza al igual que lo hacían casi todos los estudiantes que asistían a sus clases en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM. Solía quedar completamente hipnotizada durante sus largos discursos y no lo podía creer cuando la invitó a formar parte de su equipo de trabajo.

"Primero me invitó a trabajar con él. Me hizo pensar que tenía mucho potencial y yo me sentí muy halagada de estar en su equipo pero al poco tiempo empezó a comportarse de modo extraño. Un día empezaron las insinuaciones, los mensajes en la madrugada y los intentos de tocarme o besarme", narra la chica a VICE News a condición de mantener su anonimato.

En octubre del año pasado, el portal La que Arde —una web que se ha convertido en una de las revistas digitales feministas más serias y vistas dentro de la comunidad estudiantil— publicó testimonios de exalumnas de Seymur que habían vivido lo mismo que Laura. Ellas se armaron de valor y señalaron por primera vez públicamente, al maestro como un acosador.

Ante ello, él argumentó, como lo sigue haciendo hasta el momento, que se trata de un golpe político. Al interior de la UNAM hubo un grupo de alumnos que lo apoyó, pero otras chicas más levantaron la mano para señalar que Seymur también las había atacado a ellas. La mayoría desde el anonimato.

Después de los testimonios, el caso de Seymur Espinoza llegó a tener presencia en los medios; la necesaria para que la facultad emitiera un comunicado señalando que sólo se atendería el caso si existían denuncias ante autoridades oficiales.

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'Cuando leí el primer testimonio me sorprendí. Se parecía mucho a lo que yo viví'.

"Cuando leí el primer testimonio me sorprendí. Se parecía mucho a lo que yo viví. Me puse en contacto con algunas de las chicas y después de platicar descubrimos que Seymur había desarrollado un modus operandi que aplicaba con todas. Escogía chavas de escasos recursos, con necesidades económicas, inseguras y que no tuvieran a sus padres cerca", explica Laura, quien estima tener conocimiento de unas diez chicas que pasaron por lo mismo.

A pesar de que hay varios testimonios en este sentido, ninguna de las víctimas ha denunciado de manera formal "por miedo a represalias", y es por ello que hoy en día el profesor continúa impartiendo la materia de Introducción a la Investigación en Ciencias Sociales. VICE News contactó con él para que diera su versión de los hechos, sin embargo prefirió no decir nada al respecto.

También se buscó a las autoridades correspondientes. Como respuesta, el Coordinador de Medios de la FCPyS, Víctor Manuel Juárez Cruz, aseguró que se tiene conocimiento del caso y que efectivamente ha generado indignación; pero no se puede actuar hasta que no haya alguna denuncia formal, aunque sea ante el Jurídico de la propia Facultad.

En caso de que esto suceda, las chicas contarían con todo el apoyo de la Facultad, y de su directora Angélica Cuéllar, quien está comprometida en la lucha contra cualquier tipo de violencia sexual. Aceptó que puede haber "miedo a represalias" por parte de las presuntas víctimas, y que también falta mucha sensibilidad por parte de los agentes oficiales que toman las declaraciones de abusos en los Ministerios Públicos; pero por eso mismo la Facultad las acompañaría en el proceso, en caso de que alguna estudiante finalmente diera el paso.

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De fondo la Rectoría de la UNAM, ubicada al sur de la Ciudad de México. (Imagen víaCuartoscuro.com).

Ya hay un Protocolo, pero recibe críticas

El 17 de febrero de 2016 dos alumnas fueron agredidas en los baños de la UNAM. La primera logró defenderse e incluso tomó una fotografía del agresor, la segunda no corrió con tanta suerte. Ese mismo día, cerca de las 8 de la noche, un hombre la golpeó con la tabla de una banca dejándole una herida que requirió puntadas.

En agosto de ese año, seis meses después de los hechos, y ante el escándalo de que agresiones de ese tipo ocurrieran en la máxima casa de estudios, la universidad dio a conocer el Protocolo para la Atención de Casos de Violencia de Género. Antes de este sólo cuatro instituciones en el país contaban con uno. La UNAM fue la primera universidad pública en la Ciudad de México en elaborar uno de este tipo.

Entre otras cosas el protocolo establece "orientación, medidas urgentes de protección, acompañamiento, seguimiento al cumplimiento de sanciones". También señala que funciona para casos ocurridos dentro o fuera de las instalaciones siempre cuando se vea involucrado un miembro de la institución; sin embargo, de acuerdo al documento, sólo se reciben quejas que hayan ocurrido dentro de los 12 meses posteriores a la comisión del delito.

Según cifras dadas a conocer por el medio digital Emeequis, desde que se publicó el Protocolo para Atender Casos de Violencia de Género —del 29 de agosto a diciembre de 2016— el Sistema Jurídico de la UNAM registró 113 quejas: 96,5 por ciento de quienes presentaron las quejas son mujeres y 98 por ciento de las presuntas personas agresoras son hombres. Esto querría decir que desde que se activó el mecanismo interno la cifra de denuncias se ha disparado, acercándose un poco más a la realidad.

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A pesar de ser un avance en la lucha contra el acoso en las universidades, diversos colectivos feministas señalan que existen graves vacíos dentro del protocolo. Uno de ellos es la Red No Están Solas, ellas brindan apoyo a quienes han sido víctimas de acoso dentro de la UNAM. Para ellas el protocolo deja mucho que desear y podría representar un obstáculo, más que una ayuda, debido a la forma en que está estructurado.

"Su gran problema es que no consultaron a las víctimas ni al estudiantado. Creo que lo hicieron con buena intención pero al final quienes lo redactan deciden pensar en cómo no perjudicar a la institución más que en cómo proteger a las víctimas. Es intimidatorio desde que te pide firmar una carta de confidencialidad para hacer tu denuncia", explican.

"El acuerdo puede usarse con fines intimidatorios, para impedir que la víctima forme redes de apoyo social y de protesta. Un protocolo sirve para brindar protección pero este es muy ambiguo, oscuro en su redacción, nos da la impresión de que está muy a modo de salvaguardar los intereses institucionales", aseguran.

Por otro lado, en uno de sus puntos más polémicos, el protocolo establece la mediación como forma de resolución del conflicto, algo en lo que el colectivo no está de acuerdo. "Cualquiera que conozca un poco sobre violencia de género sabe que la mediación supone una posición de desventaja entre la víctima y el agresor, pues ya desde el inició existe un desequilibrio de poder", señalan.

En un par de meses la UNAM dará a conocer de manera oficial los avances y cifras que acoso que se han generado a partir del Protocolo, así como una evaluación del mismo.

*Corrección. Marcelino Perelló pertenece a la Facultad de Ciencias y no a la de Ciencias Políticas y Sociales, como se mencionó por error en un primer párrafo.

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