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Activistas en Perú temen que un presidente conservador cause más peleas por las minas

Tanto Keiko Fujimori como Pedro Pablo Kuczynski han prometido que, en caso de ser electos, no aprobarán proyectos mineros que generen contaminación a comunidades rurales; sin embargo, sus palabras no son creíbles para defensores del medio ambiente.
Imagen por Rolly Reyna/AP Images
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Activistas y académicos en Perú han advertido que el triunfo de la derecha en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, celebradas este mes, podría aumentar los conflictos — muchos de ellos violentos — entre comunidades originarias y compañías mineras.

Una de esas voces críticas es la de Máxima Acuña, una abuela cuya lucha contra la mina de oro Conga — valuada en 5 mil millones de dólares y propiedad de la empresa Newmont Mining con sede en Colorado, Estados Unidos — la ha convertido en una figura primordial en el movimiento ecológico de Perú y en una de las ganadoras en 2016 del prestigioso Premio Medioambiental Goldman, entregado el pasado lunes.

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"Los dos van a traer más problemas, más conflictos, no soluciones", dice Acuña sobre Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski, los dos nominados presidenciales que el 5 de junio se disputarán el triunfo de la segunda vuelta electoral. "Ambos son candidatos de la derecha. Ambos apoyan a las empresas transnacionales".

Keiko es la hija del encarcelado exdictador peruano Alberto Fujimori. Su partido, Fuerza Popular, también ganó la mayoría en el Congreso según los datos de la primera vuelta electoral. Y Kuczynski es un exministro y cabildero corporativo.

'Los dos van a traer más problemas, más conflictos, no soluciones'.

La economía de Perú ha dependido desde hace muchos años de la exportación de oro, cobre y otros metales. La minería y otros megaproyectos suelen ser aprobados por los gobiernos sin responder las dudas de las comunidades sobre la contaminación ambiental que dejan esas construcciones.

En mayo de año pasado, la oficina del ombudsman en Perú informó que 63 personas habían sido asesinadas y más de 1.900 fueron heridas debido a conflictos sociales, desde que el actual presidente Ollanta Humala llegó al poder en 2011. Muchas de esas disputas han estado relacionadas con las minas u otras actividades de extracción.

Tanto Keiko como Kuczynski han prometido que, en caso de ser electos como mandatarios, no aprobarán proyectos mineros que atraigan gran contaminación a empobrecidas comunidades rurales; sin embargo, sus palabras parecen no ser tan creíbles a los oídos de los defensores del medio ambiente.

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La batalla de la señora Acuña para detener la mina Conga, en la zona norte de la región de Cajamarca, se ha convertido en una lucha emblemática en Perú.

Ella y su familia se rehusaron a abandonar sus hogares para dar paso a la mina, a pesar de que la compañía cercó su granja. Acuña, de 47 años, quien no tiene una educación formal, se defendió con los papeles que mostraban que ella era propietaria de su terreno, mientras que la minera Newmont insistió en que la concesión que le otorgó el gobierno por 3.000 hectáreas para explotar minerales incluía la tierra de Máxima.

El Premio Medioambiental Goldman reconoce con frecuencia a activistas medioambientales en América Latina con determinaciones similares. Una de las ganadoras del año pasado fue la hondureña Berta Cáceres, miembro de alto perfil en una comunidad que exitosamente detuvo la construcción de un enorme proyecto hidroeléctrico llamado Agua Zarca. Cáceres fue asesinada el mes pasado dentro de su casa en Honduras.

La reconocida activista hondureña Berta Cáceres fue asesinada a tiros en su casa. Leer más aquí.

Además de defender su patrimonio, Acuña también se opuso al plan de la mina Conga porque drenaba cuatro lagos de montaña para convertirlos en un área de almacén para productos mineros, usualmente tóxicos.

"Nosotros los campesinos vivimos de la tierra, del agua. Todo lo que queremos es que nos dejen en paz", dijo Acuña a VICE News antes de recibir su premio en la ciudad de San Francisco. "La policía nos golpea y las compañías nos maltratan, pero los políticos siempre toman partido a favor de las transnacionales. Newmont debe irse de Perú".

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Máxima Acuña ganó en 2016 el Premio Medioambiental Goldman (Imagen por Premio Medioambiental Goldman)

Como candidato presidencial hace cinco años, Humala aseguró a los habitantes de esas comunidades que él estaba de su lado con la frase "agua sí, oro no". Pero su posición cambió una vez que llegó al poder, empujando la viabilidad de la mina Conga, sólo para ver cómo el proyecto se paralizaría debido a meses de violentos enfrentamientos con los vecinos.

En la campaña electoral de 2016, Keiko acusó al presidente Humala de traicionar a la región de Cajamarca e insistió en que el proyecto Conga no puede avanzar sin el consentimiento de los pobladores.

"La confianza de la población debe ganarse de nuevo", dijo Keiko en marzo. "Tiene que haber un agresivo programa de construcción, canales de irrigación y carreteras para que los campesinos puedan transportar sus productos".

Pero esa postura ignora el hecho de que mucha gente en Cajamarca se opone a Conga sin importar los esfuerzos de la compañía por aminorar las consecuencias negativas.

Mientras tanto, Kuczynski dijo esta semana que él sólo podría apoyar "proyectos amigables con el medio ambiente" y que debe haber un "diálogo" con las comunidades afectadas. Pero la propuesta de su vicepresidenta, Mercedes Araóz, levanta sospechas sobre la honestidad de sus declaraciones.

Aráoz fue Ministra de Comercio Exterior y Turismo en 2009, cuando ocurrió la masacre de Bagua: 32 policías e indígenas de la Amazonía se asesinaron entre ellos durante una protesta. El conficto ocurrió mientras Aráoz intentaba impulsar una serie de decretos que abrían la posibilidad de la explotación de la selva con fines comerciales.

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"Es muy preocupante que cuando le preguntaron sobre Bagua en la campaña presidencial, ella negó cualquier responsabilidad", comentó José de Echave, exviceministro de Gestión Ambiental que ahora trabaja en el grupo ecologista CooperAcción.

'Todo lo que queremos es que nos dejen en paz'.

Sin embargo, él cree que el mayor riesgo está en el partido Fuerza Popular por sus raíces autoritrarias. El gobierno que entre 1990 y 2000 encabezó Alberto Fujimori aún es recordado por usar las armas para cerrar el Congreso y por sus intentos para silenciar a periodistas críticos con el poder.

Cuatro activistas mueren en Perú tras una manifestación contra la minería. Leer más aquí.

"Existe un riesgo real de más y más profundos conflictos con ambos candidatos", advierte De Echave. "Ellos comparten el mismo discurso… que necesitamos desregular la industria, que incluye deshacerse de protecciones al medio ambiente y derechos sociales. Imponer un proyecto a la fuerza no funcionará. Eso sólo lleva al conflicto".

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