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VICE World News

‘Ángulos muertos e ineficacia’: el antes y del después de la CIA tras el 11-S

Un informe desclasificado elaborado por el comité de vigilancia de la CIA describe el estado de la agencia estadounidense tras el 11-S. El documento describe una atmósfera caótica y agobiante donde abunda el personal no cualificado.
Imagen por Gerald Herbert/AP

La CIA publicó discretamente el mes pasado un informe interno redactado tras los ataques terroristas del 11-S.

El informe desclasificado no es nuevo. Titulado "Informe General sobre la Responsabilidad de la CIA tras los Hallazgos y Conclusiones de la Investigación Conjunta sobre Actividades Comunitarias de Inteligencia Antes y Después de los Ataques Terroristas del 11 de septiembre de 2001", el informe fue publicado inicialmente en 2007. El redactado era extremadamente denso y técnico. Sin embargo, la versión publicada en junio es mucho más accesible e incorpora algunas cartas de rebatimiento escritas por el entonces director de la agencia, George Tenet, que no habían visto la luz hasta ahora.

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En el nuevo informe se exime por completo a Arabia Saudí de haber sido cómplice de los atentados. También presenta un fascinante retrato de la cultura corporativa de la CIA, un escenario en que abundan las luchas territoriales y las puñaladas por la espalda. La relación entre la CIA y el FBI — en particular la que enfrenta a la división de la CIA consagrada a Osama Bin Laden y la Oficina de Campo en Nueva York del FBI, responsable de la lucha contra al Qaeda — es descrita como "problemática en sus mejores momentos y disfuncional en los peores". Además, se abunda en la "significativas diferencias" detectadas entre la CIA y la Agencia Nacional de Seguridad (NSA). El informe detalla que las diferencias entre ambas agencias "seguían sin haberse resuelto en pleno 2001, a pesar de los grandes esfuerzos administrativos consagrados a reparar el problema. Los conflictos alcanzaban a la cúpula de ambas organizaciones, y afectaron especialmente al director ejecutivo de la CIA".

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El comité de investigación (OIG por sus siglas en inglés) detectó que la CIA "apenas tenía un conocimiento del 30 por ciento de los idiomas relacionados de manera más grave con el ataque terrorista". Igualmente, la agencia no dispuso de un "perfil operativo" de Bin Laden hasta abril de 2002, ocho meses después de los atentados del 11-S. Y, a pesar de que el responsable de la estación consagrada a Bin Laden disponía "tanto de experiencia y preparación operacional como de bagaje en el extranjero, a menudo se encontraba ausente y delegaba en su ayudante, quien carecía de ambas".

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Tenet escribió sendos devastadores resúmenes sobre sus hallazgos y se los envió a John Helgerson, inspector general del informe del OIG. En ellos Tenet objetaba que "había sido acusado de falta de profesionalismo, capacidad y diligencia en maniobras antiterroristas como DCI (Director General de Inteligencia]". Ambos informes fueron clasificados originalmente como "Top Secret/mensaje cifrado", lo que significa que solo podían ser consultados en caso de necesidad.

"En respuesta a su evaluación sobre mi tarea como Director Central de Inteligencia en el periodo que desembocó en la tragedia del 11 de septiembre de 2011, tengo que decirle de la manera más contundente posible que su informe ha desvirtuado mi liderazgo al frente de los Servicios de Inteligencia y de la CIA, especialmente en todo lo relativo a las estrategias, los planes y las acciones que tomé para lidiar con un asunto extremadamente complicado", escribió Tenet. "Los pasajes del informe que he leído delatan una casi absoluta falta de entendimiento del contexto en que el los servicios de Inteligencia estaban operando, de las prioridades programáticas decididas por mí, y de los obstáculos que tuve que superar para encontrar más recursos, tanto a nivel económico como humano, para así hacer frente a las prioridades más elevadas".

Tenet también acusaba a Helgerson de "ignorar" el hecho que la estrategia antiterrorista había sido "instalada a la fuerza en 1999" —, lo que significa que a pesar de que la CIA fue incapaz de prevenir los ataques del 11-S, la reacción fue más contundente de lo que hubiese sido si los nuevos programas no hubiesen sido instalados.

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"Después del 11-S no hacía falta que nos pusiéramos en pie de guerra directamente, pues por aquel entonces los servicios de inteligencia ya estaban bien engrasados", escribió Tenet.

Tenet también puso en tela de juicio las conclusiones del OIG en las que se asegura que la CIA destinó un presupuesto irrisorio a la lucha antiterrorista. Tenet advirtió que mientras el presupuesto de su agencia disminuyó un 18 por ciento durante los 90, la partida destinada a la lucha antiterrorista justo antes del 11-S era casi un 50 por ciento mayor de lo que era en 1997. Añadió además que su informe "no reflejaba su implicación, a menudo a diario, con el Consejero Nacional de Seguridad, con el coordinador nacional en antiterrorismo, Richard Clarke ni con otros miembros del equipo de seguridad nacional", ni tampoco su "fuerte y personal vínculo con la mayoría de directores de los servicios de inteligencia del país".

Finalmente, Tenet concluía que "me tomo este insulto a mi reputación muy seriamente".

Según Glenn Carle, un veterano agente de la CIA responsable de los interrogatorios de varios terroristas de la cúpula de al Qaeda, Tenet tiene razón en muchos de sus argumentos.

Mira el documental de VICE News: 'El Arquitecto: así se diseñó el programa de interrogatorios de la CIA'

"El informe de Helgerson era económico, sin embargo estoy de acuerdo con los puntos que esgrime Tenet", declaró Carle a VICE News. "Sí, la verdad es que hubo muchos ángulos muertos e imprecisiones, pero tanto él como el presidente Clinton identificaron de una manera coherente y bien profundizada la naturaleza de la amenaza terrorista a la que nos enfrentábamos — mucho más de lo que lo haría su sucesora, la administración Bush, que nunca entendió nada realmente".

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Carle cree que las reorganizaciones de Tenet contribuyeron a salvar al Directorio de Operaciones, que se encontraba desmembrado desde la caída del comunismo.

"Yo creo que Estados Unidos confunde recursos con capacidades y nosotros decimos que cuanto más mejor y que, a pesar de no ser cierto, cuando mejor, pues mejor", explicó Carle. "Sin embargo para alcanzar lo mejor se requiere un cambio a nivel conceptual, y ahora mismo estamos tapando agujeros, mientras los cimientos se derrumban".

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El equipo de evaluación de la OIG no consideró que los empleados de la CIA hubiesen violado ninguna ley. Sin embargo, lo que sí que detectaron es que "los agentes de la Agencia no siempre ejercen sus obligaciones de manera satisfactoria — esto es, que "en determinadas situaciones no 'esgrimen el nivel de profesionalismo, capacidad y solvencia exigible' por las regulaciones de la Agencia. La OIG señaló que determinados funcionarios habían incurrido en comportamientos en los que no deberían de haber incurrido y que, en otros casos, no actuaron cuando deberían de haberlo hecho. A pesar de ello, no denunciaron ninguno de los casos señalados ante el comité de responsabilidad de la CIA.

Joseph Wippi es un veterano que ha trabajado en la CIA durante 30 años. Lo ha hecho tanta en la sede principal como en el extranjero. Cuando le invitaron a que diera una charla sobre tareas de administración ante un grupo de empleados, este detalló qué supervisores le parecieron efectivos y qué otros le parecieron ineficaces.

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"Aquella fue la última vez que me pidieron que hablar sobre el asunto", declaró Wippi. "Siempre se hacen llamamientos para determinar responsabilidades, pero cuando hay que determinar responsabilidades realmente, no les gusta" .

La CIA ha padecido un severo declive de su número de especialistas a lo largo de los años", comenta Wippi. Y eso es algo que no pasa desapercibido en el informe de la OIG. Especialmente en lo relativo a la falta de idiomas de mucho de sus agentes.

Según la OIG hace 20 años el directorado de Inteligencia — la división en que trabajan los analistas — señaló la necesidad de contratar a personas que hablaran persa, además de otras lenguas. Sin embargo, el dominio de la lengua nunca fue considerado como una "habilidad fundamental" por los analistas de inteligencia en general. De la misma manera, las aptitudes lingüísticas tampoco eran un requisito para formar parte del Servicio de Expertos Analíticos.

Larry Johnson, un ex agente de la CIA que trabajó tanto como agente operativo como analista, dijo que mientras trabajaba en el departamento centroamericano, en 1986, solo había 5 analistas de los 50 que integraban el departamento que hablasen español con fluidez.

"Esta idea de que hay un montón de gente en la CIA que son especialistas increíbles de muchas cosas es pura paja", declaró Johnson. La desgracia de la CIA es que se trata de un lugar perverso donde la política tiene más valor que el mérito. Hace treinta años el sistema era el de una meritocracia. Sin embargo las cosas empezaron a cambiar durante el mandato de Reagan. Entonces empezó a valorarse más el mérito político que ninguna otra cosa. Y esa tendencia no se ha detenido".

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El informe del OIG es centrado, fundamentalmente, en los intentos de la CIA por localizar a Bin Laden. Johnson dijo que el funcionario que supervisaba la división de la agencia consagrada a Bin Laden, un hombre al que Johnson se refirió como a "Crazy Mike", no hablaba árabe y que había contratado, sobretodo, a varios especialistas en asunto relacionados con la Unión Soviética "que no tenían ninguna experiencia en materia de islamismo. Ninguna".

El informe de la OIG revela que ninguno de los funcionarios de la estación Alec (nombre en clave de la unidad), a excepción de su responsable, tenía ningún bagaje operacional. Así que no tenían experiencia en el terreno. El jefe de operaciones de la estación, de hecho, era un analista "que no había recibido ninguno clase de entrenamiento hasta principios de 2000".

El reporte también apunta a un "la cada vez menor consideración que merecía 'KSM' —Jálid Sheij Mohámed, el principal arquitecto de los ataques del 11-S — dentro de la CIA. El informe señala que de mediados de 1999 hasta el 11 de septiembre de 2001, "apenas se invirtió ningún esfuerzo en relacionar a 'KSM' con Bin Laden, lo cual les hubiese servido para entender cómo funcionaba al Qaeda, y cuál era la implicación de KSM en todo el organigrama. Mientras la rama de Rendiciones de la CIA, que localiza a terroristas y los captura", estaba muy interesado en el paradero de KSM, el informe detalla que no parecía existir "demasiado interés en quién era y qué planeaba".

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"Nunca hay que subestimar el poder de la burocracia para joderlo todo, ni para promover o proteger a todos aquellos que fueron responsables del fracaso", apuntó Johnson. "De todo la gente a la que se acusa de negligencia en el informe, no hay ninguna que haya sido castigada".

Tenet se quedó en la CIA hasta 2004. Entonces dimitió y se unió a Allen & Company, un barco de inversión neoyorquino. Los 7 años que pasó como DCI le convirtieron en la segunda persona más longeva en el cargo.

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El número exacto de agentes que trabaja en la CIA es clasificado, pero el antiguo especialista en antiterrorismo de la agencia, Aki Peritz, explicó a VICE News que está alrededor de los 20.000. Según él, la mitad de ese número fue contratado después del 11-S. Como consecuencia de ello, los agentes y los analistas de la agencia empezaron a rejuvenecerse después de los atentados.

El informe de la OIG comparte las observaciones de Pérez: a medida que la estación consagrada a Bin Laden empezó a contratar a más personal, el promedio de experiencia de cada miembro pasó de los 12.8 años registrado a finales de 1998, a los 7.4 años de finales de 2001.

El director de la CIA, John Brennan, critica el informe del Senado, defiende la agencia y admite errores. Leer más aquí.

Cuando el equipo del OIG se entrevistó con el personal de la estación de Bin Laden, escucharon cómo el ambiente de trabajo se describía como "caótico". No había ningún supervisor que conociera exactamente qué medidas se estaban tomando en ningún momento del operativo. El equipo del OIG también descubrió que los analistas pasaban gran parte de su tiempo contestando emails y absorbiendo abrumadoras cantidades de datos y de tráfico en materia de inteligencia. De tal manera, se encontraban con que apenas les quedaba tiempo para dedicarse al trabajo de campo o a los cables. De hecho, según la OIG, los analistas estaban tan sobrecargados de trabajo que "habitualmente" pasaban menos de diez segundos de promedio analizando cada cable, según muestra su historial informático.

"Cuando lo analizas con calma te das cuenta de que se trata de personas normales, con todos sus defectos y todas sus excentricidades como cualquier otro ser humano", dijo el ex agente de la CIA Jack Rice. "Todos queremos que todo nuestro personal de inteligencia sean un equipo de superhéroes y siempre resulta un poco decepcionante comprobar que son iguales que nosotros".

Sigue a Justin Rohrlich en Twitter: @JustinRohrlich