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Argentina comienza a definir la presidencia en las urnas tras 12 años con los Kirchner

Este domingo tienen lugar en Argentina las elecciones primarias a presidente y vicepresidente, y también se eligen diputados, senadores, y algunos gobernadores. ‘Al que le va bien en las primarias le va mejor en las generales’, destaca un analista.
Imagen por Natacha Pisarenko/AP

Lo único seguro en el futuro político de Argentina es que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner entregará el mando el 10 de diciembre tras ocho años en el poder, al suceder a su difunto esposo tras cuatro años de mandato. Todo lo demás comenzará a definirse el domingo, cuando los argentinos acudan a votar en unas elecciones primarias que marcarán el camino hacia la Casa Rosada, sede del Ejecutivo.

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La contienda se presenta como ensayo de la primera vuelta de las elecciones generales del 25 de octubre, en las que además de presidente y vicepresidente, se elegirán casi la mitad de diputados y senadores nacionales, y los gobernadores en algunas provincias, entre ellas Buenos Aires, el distrito más poblado, más complejo y económicamente más poderoso del país.

En la carrera presidencial, las encuestas apuntan a que el candidato oficialista Daniel Scioli, actual gobernador de la provincia de Buenos Aires, obtendría una clara victoria sobre el principal rival opositor, Mauricio Macri, alcalde saliente de la capital y referente político de la derecha.

Scioli cuenta con una intención de voto del 36 por ciento, Macri del 26 por ciento, mientras el tercer aspirante con posibilidades, el diputado y disidente kirchnerista Sergio Massa, se sitúa en el 15 por ciento, según las últimas encuestas.

Todos los partidos están obligados a presentar sus candidatos a primarias, aunque sólo tengan uno — como es el caso del oficialista Frente para la Victoria (FPV) —, con la singularidad de que todo el país funciona como un gran padrón electoral, por lo que cada ciudadano emite un voto.

El resultado es una encuesta nacional que mostrará quienes son los favoritos de cara a las generales, lo que puede influir en el voto definitivo de los 32 millones de electores argentinos, que la experiencia muestra que tienden a apostar por el ganador.

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Las PASO, nombre con el que se conocen las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, "si bien son para elegir candidatos, en los hechos funcionan como pre-elección", explica a VICE News el analista político Rosendo Fraga, Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.

"Asignan posibilidades para la primera vuelta, pero en la práctica es una suerte de primera vuelta, que genera cierta reasignación de voto", dice el experto.

"En 2011, la única vez que hubo PASO en una elección presidencial, Cristina obtuvo un 50 por ciento y en la primera vuelta creció al 54 por ciento. A su vez el candidato socialista Hermes Binner, que en las PASO logró un 10 por ciento — le valió para un cuarto lugar —, en la primera vuelta llegó al 17 por ciento", sostiene Fraga, recordando una ley no escrita que dice que al que le va bien en las primarias le va mejor en las generales.

Por lógicas del poder kirchnerista, que responde al liderazgo de Cristina Fernández de Kirchner, Scioli no tendrá rival dentro de su propio espacio político, puesto que la interna oficialista se resolvió cuando el ministro del Interior, Florencio Randazzo, desistió de participar al no contar con el respaldo de la mandataria.

La presidenta, que no puede optar a un tercer mandato porque la Constitución se lo prohíbe, se inclinó a favor de Scioli y decidió que su compañero de fórmula fuese Carlos Zannini, funcionario del gobierno desde 2003 y uno de sus más estrechos colaboradores.

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No fue magia — Cristina Kirchner (@CFKArgentina)August 7, 2015

La presidenta Cristina Fernández compartió este jueves en redes sociales un vídeo a modo de despedida llamado "No fue magia".

Una de las incógnitas claves que revelarán las primarias es si la fórmula Scioli-Zannini está en condiciones de sacar la ventaja que necesita para evitar una eventual segunda vuelta en la que podría tener dificultades para imponerse frente a la "opción de cambio", de acuerdo con los analistas.

El sistema político argentino establece que si en primera vuelta ningún candidato obtiene el 45 por ciento de los sufragios o el 40 por ciento con al menos 10 puntos porcentuales de ventaja sobre su escolta, deberá celebrarse una segunda vuelta entre los dos más votados.

Macri, líder del PRO y jefe de gobierno de Buenos Aires desde 2007, tendrá que validar su candidatura en la interna del frente "Cambiemos", en el que compite con el radical Ernesto Sanz y Elisa Carrió, de la Coalición Cívica, y demostrar que puede forzar esa segunda vuelta.

"El oficialismo cerró su primaria cuando todo el gobierno — incluida la agrupación juvenil kirchenista La Cámpora — se alineó con Scioli, por lo que las elecciones servirán para medir fuerzas pero, sobretodo, para resolver la interna de los opositores", señala a VICE News el analista argentino Juan Manuel Germano, director de la firma Isonomía Consultores.

 "Si la suma del espacio Cambiemos queda a 5 puntos o menos de Scioli, Macri logrará hacer creíble que en octubre puede haber una segunda vuelta, lo que resulta vital para su esfuerzo político a partir de agosto. Si la diferencia es mayor, le será más difícil imponer esta perspectiva", apunta Fraga.

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Germano afirma que "el Frente para la Victoria tiene un piso muy sólido, pero le cuesta crecer, por eso se considera que Scioli tendría problemas en una segunda vuelta".

La presidenta de Argentina se reunió con Edward Snowden en Moscú, según un informe. Leer más aquí

Elecciones muy bipolares: Scioli contra Macri

La elecciones se plantean en términos bipolares, entre la opción de continuidad del modelo de centro izquierda kirchnerista — una variante del peronismo, que en su versión ahora más conservadora representa Scioli — y el cambio que lidera un neoliberal como Macri, quien busca ganar peso nacional tras salir debilitado después del ajustado triunfo de su partido PRO en los recientes comicios de la capital.

Massa, que compite con el actual gobernador de la provincia de Córdoba, José Manuel de la Sota, en la interna de UNA (Una Alianza Alternativa, formada por peronistas opositores al gobierno), intentará romper esa dinámica que tiene mucho de bipartidista.

En total, quince fórmulas presidenciales se presentan a las primarias, de las que tres definen sus candidatos en internas, entre ellos el troskista Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT), con Jorge Altamira y el diputado Nicolás del Caño como precandidatos. Todas las candidaturas deberán superar el 1,5 por ciento de los votos emitidos para poder quedar habilitados en las elecciones de octubre.

"Después de varios años en los que en Argentina no hubo demasiada competencia vamos hacia unas elecciones muy competitivas. Si uno mira la distribución de preferencias tenemos una ciudadanía divida en mitades muy claras: un extremo kirchnerista y otro antikirchnerista", sostiene Germano.

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Sin embargo, en el medio están los "independientes" o "indecisos", un electorado que no es menor — entre 10 y 12 puntos — y que serán los que definirán las elecciones", subraya.

El analista político destaca que la batalla electoral argentina presenta matices que están dados por una ciudadanía que tras doce años de kirchnerismo "no busca ni todo el cambio ni toda la continuidad".

"Las políticas públicas del gobierno como el matrimonio igualitario, la Asignación Universal por Hijo, la estatización de YPF o Aerolíneas, los derechos humanos, cuentan con niveles de apoyo muy altos. A su vez, hay un porcentaje importante de ciudadanos que mira negativamente la gestión económica, que es el talón de Aquiles de los últimos años", argumenta el experto.

"También hay quienes buscan un cambio de formas, un liderazgo más moderado", completa Germano, haciendo referencia al estilo frontal de Cristina Fernández de Kirchner, quien pese a las polémicas abandonará la presidencia con una imagen positiva del 50 por ciento.

El ex motonauta [competidor en carreras de lanchas] que dio sus primeros pasos en el menemismo, parece comprender cuál es el desafío y así lo manifestó en el cierre de campaña: "Voy a sostener lo que haya que sostener, profundizar lo que haya que profundizar y cambiar lo que haya que cambiar. Y ejerciendo mis facultades constitucionales. Que la gente se quede tranquila", [dijo]() http://www.telam.com.ar/multimedia/video/10239-scioli-voy-a-cambiar-lo-que-haga-falta-cambiar-y-profundizar-lo-que-haya-que-profundizar/).

— Mauricio Macri (@mauriciomacri)August 1, 2015

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Los tres candidatos de la interna opositora Cambiemos: Ernesto Sanz, Elisa Carrió y Mauricio Macri.

También Macri, ex presidente de Boca Junior, demostró que entiende el juego cuando dio un giro en la recta final de la campaña y prometió mantener medidas sociales y económicas emblemáticas del actual gobierno como Asignación Universal por Hijo, la estatización de la petrolera YPF y de Aerolíneas Argentina, que los propios legisladores del PRO habían rechazado en el Parlamento.

Situación económica 14 años después del corralito

El ex presidente Néstor Kirchner (2003-2007), fallecido hace cinco años, y luego su esposa Cristina, promovieron una economía basada en el consumo y la protección de la industria nacional para garantizar el empleo, que en un contexto favorable para las exportaciones argentinas — por el aumento del precio de las materias primas — dio un vuelco a la situación económica respecto de la crisis de 2001.

Si bien Argentina tuvo un crecimiento económico sostenido entre 2003 y 2007, con un aumento del PBI de casi el 9 por ciento, la situación comenzó a cambiar con la crisis financiera internacional de 2008. El gobierno aumentó fuertemente el gasto público, generando déficit fiscal, y comenzó un proceso inflacionario. El peso se depreció, se limitaron las importaciones y se introdujeron una serie de restricciones cambiarias muy resistidas por los sectores de la clase media y alta argentina, habituados a ahorrar en dólares.

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Actualmente Argentina tiene un crecimiento muy moderado y la inflación — que la oposición dice que es del 26 por ciento —, se sitúa entre el 18 y el 20 por ciento, según reconoció en plena campaña el ministro de Economía, Axel Kicillof.

Pero a la hora de hacer balance, muchos argentinos, al igual que el gobierno, siguen mirando 15 años para atrás. En ese sentido, Kicillof, que compite como precandidato a diputado nacional por el FPV, asegura que el legado que recibirá el próximo gobierno es el de un país que logró reducir el peso de su deuda sobre el PBI de un 166 por ciento en 2001 a un 40 por ciento en la actualidad.

Convoco a los independientes a votar a favor. A votar para adelante. Que no sea siempre volver a empezar. — Daniel Scioli (@danielscioli)August 7, 2015

En la recta final de la campaña los candidatos intentan captar el voto de los indecisos.  

"La campaña de Scioli fue eficaz en defender las tesis de Cristina de defender los logros conseguidos. Pero ese argumento se le complica a la hora de interpelar a los votantes insatisfechos", argumenta ante VICE News el sociólogo y filósofo Marcos Novaro, director del Centro de Investigaciones Políticas (Cipol).

"Además existen factores de inestabilidad, como la situación en la provincia de Buenos Aires, con las acusaciones de narcotráfico, y la presión del dólar", señala Novaro.

En Buenos Aires, el distrito más importante del país con casi el 40 por ciento del padrón y decisivo para volcar la balanza de las presidenciales, estalló un escándalo que prendió fuego la interna entre los dos precandidatos a gobernador por el FPV, el jefe de Gabinete Aníbal Fernández y el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez.

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El peronismo sigue fragmentado

Una investigación periodística publicada una semana antes de la votación señaló a Fernández, jefe de Gabinete de Cristina, como el ideólogo de un triple crimen vinculado a un antiguo caso de narcotráfico. Fernández y Domínguez protagonizaron una escalada de agravios que puso de manifiesto las diferencias en el corazón del Partido Justicialista (PJ, el partido peronista).

"Fracasó la promesa de que iban a reconciliar la familia peronista y reconciliar a los argentinos", advierte el sociólogo Novaro.

"En 12 años nunca hubo una interna tan fuerte en el oficialismo, y estalló en el distrito electoral más importante, en el enfrentamiento entre Aníbal Fernández, más cercano a Cristina, y Domínguez, más cercano a Scioli", opina Rosendo Fraga

Mientras Scioli decidió tomar distancia del escándalo, Cristina Fernández de Kirchner aprovechó un discurso en cadena nacional para defender a su candidato a gobernador y denunciar los "dispositivos antidemocráticos" que conforman "la denuncia mediática, los opositores de centro derecha y el poder judicial".

Juliana Di Tullio, Jefa del bloque de diputados del FpV, remarcó en declaraciones a VICE News que el informe de Periodismo Para Todos (PPT), un programa del famoso periodista opositor Jorge Lanata, no responde a la interna peronista sino que "es parte de campaña sucia" del multimedio Clarín.

"Es una burda y ridícula maniobra, pero sabemos de donde viene el ataque, a quienes protegen, quienes son sus candidatos. Estamos acostumbrados, porque este país tiene memoria, y los que hacen esto subestiman al pueblo argentino", subrayó.

Los comicios del domingo son el primer paso en el relevo de Cristina Fernandez de Kirchner, quien abandonará el poder con niveles inéditos de aprobación, envidiables por todos sus predecesores desde el regreso de la democracia en 1983.

La mandataria saliente no se postula a ningún cargo oficial, pero seguirá siendo la "conductora del proyecto", como subraya Di Tullio.

Su hijo, Máximo Kichner, líder de La Campora, inicia su propio camino lanzándose como precandidato a diputado por Santa Cruz.

¿Quién mató a Alberto Nisman? — En busca de la verdad en Argentina. Ver aquí. 

Sigue a Cecilia Guardati en Twitter: @guardaceci