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guerras y conflictos

El avión espía más gigantesco de EE. UU. está cazando a los combatientes de ISIS

Los aviones de espionaje realizan una determinante labor de inteligencia para reconquistar Mosul perturbando las frecuencias de los combatientes yihadistas de Estado Islámico, quienes a menudo campan por el campo de batalla conectados a internet.
Imagen por US Air Force

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Este artículo fue publicado por primera vez en Motherboard.

Un nuevo lote de fotografías oficiales tomadas por la flota Air Force de Estados Unidos han confirmado que los mayores aviones de espías de la franquicia están ayudando a interceptar a combatientes yihadistas de Estado Islámico. Las misiones detallan el trabajo de las fuerzas kurdas e iraquíes para desalojar a los terroristas de la ciudad de Mosul, uno de sus fortines proverbiales.

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El 21 de octubre de 2016, al menos un bombardero RC-135 V/W Rivet Joint despegó de la base militar estadounidense de Al Udeid, en Qatar, y se dirigió a Irak o a Siria. Estos espía cuadrimotores son nietos de los clásicos Boeing 707 y son capaces de completar distancias de hasta 6.000 kilómetros sin necesidad de repostar.

"El avión recolectó señales de inteligencia y de reconocimiento a tiempo real para la coalición de 20 países liderada por Estados Unidos", le una de las imágenes capturadas.

Los aviones pueden suministrar "prácticamente apoyo a tiempo real, recolectar inteligencia, análisis y diseminación de capacidades", explica otra captura.

Este tanque teledirigido ha debutado en la lucha contra ISIS en Mosul. Leer más aquí.

Y mientras tanto, las fuerzas que batallan sobre el terreno desalojan a los combatientes yihadistas de Estado Islámico y se aseguran de que no puedan escapar sin ser detectados.

Los Rivet Joints se han convertido en una especie de constante en Oriente Medio desde la guerra del Golfo de 1991. Durante más de una década después, sus flotas controlarían los movimientos de las fuerzas de Saddam Hussein, al tiempo que reforzaban las zonas de vuelo prohibidas del espacio aéreo iraquí.

Después de que la coalición liderada por Estados Unidos invadiera Irak en 2003, los RC-135 cubrieron a las tropas estadounidenses que batallaban contra los partidarios de Saddam y contra otros movimientos insurgentes. Incluso cuando el Pentágono retiró a la mayoría de su destacamento, los espías aéreos siguieron buscando a yihadistas por el país.

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Un RC-135V/W se prepara para despegar de la base de Al Udeid en Qatar, en octubre de 2016. Imágenes por Air Force EE.UU.

En 2014 las fuerzas destructoras de Estado Islámico avanzaron hasta el norte de Irak procedentes de Siria y conquistaron y se hicieron fuertes en varias ciudades. El pasado 17 de octubre, más de dos años después, las fuerzas iraquíes y kurdas empezaron a romper la resistencia de Mosul. Y una vez más, la intervención de los Rivet Joints iba a ser a resultar providencial.

En total existen 17 aviones espías, los cuales se mantienen habitualmente en una base aérea de Nebraska, en Estados Unidos. Desde allí parten rumbo a misiones por todo el mundo.

La tripulación completa de un RC-135 está integrada por 30 profesionales entre pilotos, navegadores, especialistas en inteligencia y mecánicos capaces de reparar todo lo que se quiebra en el aire. Los aviones están provistos de más de una docena de antenas, y su trabajo principal consiste en orbitar por encima o en las inmediaciones del campo de batalla, e interceptar las comunicaciones del enemigo.

El ejército iraquí logra entrar a Mosul por primera vez en dos años. Leer más aquí.

Además, los analistas que viajan a bordo son capaces de identificar la fuente de transmisiones del enemigo y retransmitir su señal a la base aérea que exista en el terreno. Los aviones incorporan desde 2011 un servicio de sincronización de datos que les permite capturar más deprisa las señales enemigas.

"El RC-135V/W Rivet Joint… funcionó como la principal plataforma aérea para el nuevo equipamiento, según relata la historia de un Air Force. El aparato se convirtió rápidamente en el más solvente a la hora de interceptar información táctica".

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La web War is Boring obtuvo una copia de la revisión anual del sistema gracias a una solicitud presentada ante la Ley de Libertad de Información (FOIA en sus siglas inglesas).

"Si lo dinamitamos, entonces perdemos una inteligencia preciosa"

Los combatientes yihadistas de Estado Islámico, por ejemplo, dependen fuertemente de las señales de sus radios comerciales y de teléfonos móviles con acceso a internet. Y eso les convierte en presas fáciles para los aviones. Interceptar y apuntar a los dispositivos es suficiente para dirigir a las tropas, para coordinar bombardeos, interceptar la señal de centros de control, solicitar refuerzos, o, incluso para localizar otros objetivos importantes.

"Se comunican con teléfonos móviles, utilizan radiotransmisores, internet y también mandan correos electrónicos", explica el coronel del ejército de Estados Unidos Christopher Garver, un portavoz del Pentágono que celebró una rueda de prensa el pasado 8 de junio. "Están conectados a Internet mientras están en el campo de batalla. Así que hemos intervenido sus comunicaciones, sus torres de telefonía móvil".

Además de localizar a militantes, los analistas en inteligencia pueden interceptar datos adicionales que pueden ser de utilidad para futuros bombardeos. No es de extrañar que los registros rutinarios del Pentágono intervengan documentos y dispositivos, e intercepten transmisiones comprometedoras para los combatienes yihadistas y para sus actividades.

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"Y algunas veces, identificamos sistemas que podemos escuchar o visionar y preferimos abstenernos de bombardearlo directamente, porque nos conviene mantenerlo activo para seguir interceptando señales de inteligencia", añade Garver. "Si lo explosionamos directamente perdemos esa fuente de inteligencia".

Y también ha habido informes que apuntan a que los River Joint pueden perturbar las frecuencias en las que se comunican las señales enemigas. En mayor de 2016, una fuente anónima declaró al Daily Mail que los rastreadores de aviones británicos habían interferido secretamente la señal de combatientes yihadistas apostados en Libia.

Sin embargo, "después de hablar con varios de mis contactos…. Creo que deberías de considerar la noticia del rastreador como un potencial perturbador de frecuencias, tal y como muestra el programa de televisión Mythbusters", relata Robert Hopkins, un ex piloto de RC-135 y escritor en conversación con el periodista especializado en aviación David Cenciotti".

"Perturbar la frecuencia requiere enormes infraestructuras y de señales eléctricas, y las señales eléctricas exigen cantidades industriales de espacio y de peso, que no pueden desplazarse a bordo del River Jount", explica Hopkins.

Imagen por Air Force EE.UU.

Y pese a todo, los poderosos sensores del River Joint conseguirían posiblemente dirigir otros aparatos, probablemente más adecuados, rumbo a las zonas adecuadas. El cuerpo de Marines, la Armada y la Air Force de Estados Unidos han destacado aparatos diseñados especialmente para perturbar las comunicaciones de Estado Islámico.

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El RC-135 es una poderosa incorporación a la campaña aérea. Poco después de hacerse con los rastreadores aéreos, el Real Fuerza Aérea británica envió inmediatamente a los aviones especializados rumbo a Irak y a Siria.

"Nuestro último avión rastreador… estará sobrevolando en breve los cielos de Siria y de Irak", declaró en julio de 2015 el secretario de Defensa británico Michael Fallon: "Nadie, además de Estados Unidos, iguala nuestro despliegue".

Es muy probable que los Rivet Joints sigan suministrando al Pentágono ese margen de ventaja respecto a Estado Islámico, o a cualquier otra insurgencia rebelde que pueda afluir en el paisaje de Oriente Medio, durante el futuro inmediato.

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