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medioambiente

El cambio climático ha abierto una "puerta de entrada al inframundo" en Siberia

Por lo que se sabe hasta ahora, el cráter Batagaika no es una entrada al infierno, pero probablemente es un presagio de algo terrible que está por venir, y el cambio climático tiene mucho que ver con ello.
Vista del cráter Batagaika, en Verkhoyansk, Siberia. Imagen vía Google Earth
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Este artículo fue publicado originalmente en Motherboard.

En el corazón del bosque boreal de Siberia se abre una sima monstruosa que los locales denominan "puerta de entrada al inframundo", la cual creen que conecta esta vida con la otra.

El siniestro cráter, que se cierne sobre un kilómetro y medio de largo y alcanza una profundidad de 120 metros, irrumpió sin previo aviso hace unos 25 años. De acuerdo con los estudios geológicos, ha crecido a un ritmo anual de más de 20 metros. Sin embargo, fuera de Batagai, un pueblo rural en el distrito de Verkhoyansk de la República de Sajá-Yakutia, en la Siberia Oriental, casi nadie conoce este fenómeno natural.

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Vista aérea del cráter Batagaika. (Imagen vía el Instituto de Investigación de Ecología Aplicada del Norte/Alexander Gabyshev)

Por lo que se sabe hasta ahora, el cráter Batagaika no es una entrada al infierno. Pero probablemente es un presagio de algo terrible que está por venir. Y, como era previsible, el cambio climático tiene mucho que ver con ello.

En algún momento durante la década de 1990, una instalación industrial supuestamente arrasó una parcela de bosque, sin saber que al erradicar la arboleda ponía en marcha un catastrófico evento geológico.

A medida que el cambio climático empeoró en todo el mundo, olas de calor sin precedentes recorrieron Yakutia — uno de los lugares más fríos de la tierra — derritiendo capas de hielo glacial que no veían la luz desde hacía más de 200.000 años. Entonces, un día, la tierra empezó a torcerse y a hundirse.

Mapa de la República de Sajá-Yakutia, Siberia, Rusia. (Imagen vía Wikipedia)

El cráter Batagaika es lo que los científicos denominan actualmente un "megaslump": un inmenso vacío, o "termokarst" en la geomorfología de un paisaje permafrost — parte profunda del suelo de las regiones frías permanentemente helada.

Estas grietas se producen de forma súbita cuando el permafrost se descongela rápidamente, causando zonas cicatrizadas que se hunden en el "lodo saturado". Éstas pueden permanecer activas durante décadas. Y aunque puede resultar comprensiblemente aterrador, las depresiones por descongelación son una característica bastante típica en entornos árticos como Siberia.

Sin embargo, algunos científicos interpretan el hundimiento de Batagaika como una anomalía y un signo potencialmente irreversible de cosas peores que estarían por venir.

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"Creo que el megaslump Batagaika seguirá creciendo hasta quedar sin hielo o quedar enterrado por sedimentos desplomados. Es muy probable que otros megaslumps se desarrollen en Siberia si el clima continúa calentándose o volviéndose más húmedo", opina el Dr. Julian Murton, profesor de Geología en la Universidad de Sussex.

Murton es actualmente una de las únicas personas que estudian este cráter, y ha estado visitando este remoto lugar desde el año 2009 en colaboración con el Instituto de Ecología Aplicada del Norte de la Universidad Federal del Nordeste en Yakutsk.

Julian Murton y su equipo de investigación toman muestras de sedimentos del interior del cráter Batagaika. (Imagen vía Instituto de Investigación de Ecología Aplicada del Norte/Julian Murton)

Para un paleontólogo, la ubicación única y el notable tamaño del cráter Batagaika pueden ofrecer una mirada excesivamente atípica de la historia de la edad de hielo en el noreste de Siberia. Murton afirma que su equipo ya ha descubierto el cadáver momificado de un bisonte en los sedimentos, así como también los restos congelados de un buey almizclero, un mamut, y un caballo de hace 4.400 años.

"El sitio Batagaika contiene una muy potente secuencia de depósitos de permafrost, que incluyen dos capas ricas en madera interpretadas como camas forestales que indican climas cálidos del pasado, casi tanto o más calientes que el clima actual", señala Murton. "La cama superior del bosque cubre una antigua superficie de tierra que fue erosionada, probablemente cuando al descongelarse el permafrost en un episodio pasado de calentamiento climático".

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Vista aérea del cráter Batagaika. (Imagen vía Instituto de Investigación de Ecología Aplicada del Norte/Alexander Gabyshev)

En este momento, sin embargo, otros sumideros están apareciendo por la frontera de Siberia como si hubiera un efecto contagio. En la región de Krasnoyarsk, al norte de Rusia, los cráteres literalmente brotan de la tierra, y muchos científicos creen que las condiciones inusualmente cálidas son la razón principal.

"Acabamos de saber que en Yakutia ha surgido un gigantesco cráter de un kilómetro de diámetro", había dicho Vasily Bogoyavlensky, director adjunto del Instituto de Investigación de Petróleo y Gas de la Academia Rusa de Ciencias, en un diálogo con AFP el pasado año. " El material obtenido nos permite identificar un mínimo de siete cráteres, pero en realidad hay un montón más".

De acuerdo con los registros geológicos, Murton afirma que la última vez que Siberia experimentó un hundimiento de esta magnitud fue hace 10.000 años, cuando la Tierra atravesó su transición de la era glacial paleolítica a la actual. Las emisiones de gases de efecto invernadero, que actualmente alcanzan récords de 400 partes de dióxido de carbono (CO2) por cada millón, han superado con creces los niveles estimados de 280 partes por millón que provocaron el final de la era glacial.

El termokarst cerca de Omulyakhska y el Golfo de Khromska, al Norte de Siberia. (Imagen vía Wikipedia)

En un futuro próximo, Murton planea perforar pozos en el permafrost de Batagaika y llevar a cabo un análisis de alta resolución de las capas sedimentarias, hecho que podría aportar información relevante sobre las condiciones atmosféricas presentes durante la última edad de hielo.

"Si podemos entender cómo el paisaje se modificó en aquella época", explica Murton, "eso nos ayuda a anticipar lo que puede ocurrir al terreno permafrost de Siberia en los próximos siglos".

En imágenes: la base aérea abandonada que está contaminando Groenlandia. Ver aquí.

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