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"En mi opinión, lo de los zapatos de cemento es una variación de algo que sucedió en su día y que el paso del tiempo ha ido distorsionando", relata Christian Cipollini, autor de Lucky Luciano: mysterious tales of a gangland legend.Recorremos las calles de Nueva York con 'Los vigilantes de la policía'. Leer más aquí.
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La leyenda de los zapatos de cemento también está asociada a la vinculación de la mafia a la industria del cemento. Durante los años 80, las organizaciones del crimen organizado controlaban casi toda la industria de las mezclas de hormigón en la zona de Nueva York.Ralph "Little Ralphie" Scopo, uno de los miembros de la familia Colombo, una de las más sanguinarias de la época, era el presidente del Consejo de los Trabajadores del Cemento y el Hormigón. Scopo era un poderoso estafador y se aprovechaba de su posición de poder para hincarles suculentas mordidas a los contratistas del cemento. La cantidad usurpada entonces por Scopo se repartía luego entre las cuatro familias más poderosas de la ciudad, una élite de desaprensivos a quienes se conocía como al "Concrete club".Scopo fue imputado por delitos de estafa y malversación en 1986 y fue sentenciado a 100 años de prisión. Por aquel entonces, varios prominentes líderes de la mafia fueron sentenciados por sus vínculos con la industria del hormigón y por su tendencia a la extorsión.De tal manera, si bien existen toda clase de evidencias circunstanciales, lo cierto es que Cipollini asegura que la teoría de los zapatos de cemento apenas ha sido compulsada en un puñado de casos. Según informa el New York Times, el cuerpo de Ernest Rupolo, un cobrador convertido en confidente, fue descubierto en Jamaica Bay, en Nueva York, en los años 60. Sus piernas habían sido atadas a sendas losas de cemento.'Tiene el sello inconfundible de un crimen de la mafia'.
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"Las zonas de Brighton Beach y de Sheepshead Bay de Brooklyn han sido los cuarteles generales de un puñado de mafias de emigrados rusos desde los años 70", escribió en 1994 Sewlyn Raab, experto en crimen organizado del New York Times. "La desintegración de la Unión Soviética en 1991 provocó la expansión de miles de poderosos sindicatos del crimen rusos — a los que se conoce popularmente como a la mafia rusa — y alguno de aquellos sindicatos, advierten las autoridades, se han desplegado entre distintas comunidades de migrantes llegados a Estados Unidos, en especial en la zona sur de Brooklyn".Las actividades de la mafia rusa siguen copando los titulares de las noticias de sucesos neoyorquinas. A principios de este año, una operación coordinada entre el FBI y la policía de Nueva York resultó en la detención de Boris Nayfeld, un reputado líder mafioso que, presuntamente, habría estado dirigiendo una organización dedicada al tráfico de heroína en Brighton Beach.
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