Este candidato que se reinventó a partir de su tragedia lidera presidenciales de Ecuador

Este hombre está en la ruta para hacer trizas el manual del candidato presidencial "perfecto" y llegar a la primera magistratura de su país de una manera poco convencional: en silla de ruedas.

Lenin Moreno, exvicepresidente ecuatoriano, es el puntero en las encuestas de su país para suceder a Rafael Correa, el economista de izquierda que ha gobernado la nación desde 2007. Moreno, de 68 años, es un nominado "sui-géneris": además de político, es un motivador profesional y escritor de varios best-sellers sobre cómo afrontar las tragedias con humor, una tema que llegó a su vida en forma de incidente.

Cuando tenía 46 años, en 1998, y la administración pública le parecía un oficio distante como promotor turístico, fue víctima de un asalto a mano armada. Dos jóvenes cerca del anochecer lo rodearon y robaron sus pertenencias. Aunque Moreno ha contado que no se resistió al atraco, uno de sus victimarios le disparó por la espalda mientras huía.

El balazo, casi a quemarropa, destrozó la parte baja de su columna e inmediatamente le hizo perder la movilidad de sus piernas. Con la ayuda de sus tres hijos y esposa, ha contado, convirtió el dolor en una recuperación retadora y a su vida en silla de ruedas en una oportunidad para esparcir conferencias sobre buen humor, solidaridad, empatía y un concepto que ha defendido con ahínco: la ternura.

El originario de Orellana, Ecuador, convirtió su fama de orador en un cargo público relevante: Director Nacional de Discapacidades. Como defensor de derechos humanos, desarrolló dos programas emblemáticos: la "Misión Solidaria Manuela Espejo", que por primera vez censó, ubicó y evaluó a todas las personas con algún tipo de discapacidad en el país; y el "Programa Joaquín Gallegos Lara", que paga una pensión económica a todas las personas que, por su condición de discapacidad, dependan de una persona cuidadora de manera permanente.

Su carisma lo convirtió en 2007 en el compañero de fórmula de Rafael Correa en su primera candidatura presidencial. La dupla arrasó en la elección con un binomio simple: Correa ponía la pasión, la estridencia, el volumen alto en la campaña; y Moreno tenía el trato conciliador, reflexivo y reparador. Como presidente y vicepresidente, esa dinámica continuó hasta 2013, cuando Moreno puso una pausa a su vida de político local y saltó a los reflectores internacionales.

Entre otras cosas, Moreno fue un operador del Estado de Bienestar que defendió Correa: entregaba sillas de ruedas, bastones, pañales, colchones, medicinas, casas, pensiones, a personas en situación de vulnerabilidad. Lo mismo daba charlas sobre autoestima que sobre seguridad pública y a lo largo de su mandato cosechó múltiples reconocimientos domésticos y en el extranjero por su trabajo social.

En diciembre de 2013, Moreno capitalizó sus múltiples nominaciones al Premio Nobel de la Paz y su cargo como presidente del Comité para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Discapacidades de la Organización de Estados Americanos (OEA) y aceptó de Ban Ki-moon, secretario general de la ONU, el cargo como Enviado Especial sobre Discapacidad y Accesibilidad, cuya oficina está en Ginebra, Suiza.

Ahora, después de un descanso de la vida política ecuatoriana, Moreno está de regreso: este martes, comenzaron las campañas políticas presidenciales con seis candidatos y él, como nominado de la organización política Alianza País, es el perfilado por todas las encuestas como el amplio favorito para ganar los comicios del próximo 2 de abril, cuando más de 13 millones de ciudadanos vayan a las urnas.

El lema de su campaña hace eco de lo que hizo como vicepresidente por las personas que, como él, tienen una discapacidad seria: "La misión continúa y la misión ahora es todo el Ecuador".

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