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Científicos llaman 'súper-depredadores' a los humanos por su efectividad matando

Los seres humanos asesinan nueve veces más que la mayoría de los animales carnívoros y 14 veces más que los peces adultos y otras clases de depredadores.
Photo par Jeff Haynes/Reuters

La humanidad ha dado un nuevo paso en su evolución. Aunque este no merezca ninguna celebración.

Según un nuevo estudio científico publicado por la revista Science, nuestra especie es tan eficaz matando a sus presas, que si nos comparamos con otras especies deberíamos de ser considerados como "súper-depredadores".

Un equipo de la universidad de Victoria, en la Columbia Británica, ha llevado a cabo una investigación empleando información recolectada en todos los océanos y en cada continente, excepto en la Antártida. Sus conclusiones son que los humanos pueden resultar nueve veces más letales que los carnívoros de tierra, como los leones o los osos, entre otros depredadores. Y también han averiguado que somos todavía más letales en el océano, donde matamos 14 veces más pescado que otras especies de depredadores marinos.

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"Nuestra enfermizamente efectiva tecnología asesina, los sistemas económicos globales y una gestión de recursos que busca los beneficios a corto plazo, han contribuido al advenimiento del súper depredador humano", tal y como explica Chris Darimont, un profesor de geografía en la universidad de Victoria. "Nuestro impacto es tan extremo como nuestro comportamiento y el planeta soporta la carga de nuestro dominio predatorio".

'Con las nuevas tecnologías cualquier capullo puede pescar'

Los humanos son distintos a los predadores naturales de una manera sustancial: en lugar de ir a por los más jóvenes o a por los más débiles, los seres humanos nos dirigimos a menudo a las presas más grandes, ya sea para obtener comida o para obtener un trofeo. Tal comportamiento priva a los animales de sus años más productivos de fertilidad y que, normalmente, aniquila a los miembros más fuertes del acervo génico de una especie. Tal y como han descubierto Darimont y su equipo, nuestro dominio está perturbando a la cadena alimenticia y alterando la evolución por el hecho de seleccionar a las miembros más débiles y más pequeños de las poblaciones de animales y amenazar la sostenibilidad de las especies a largo plazo por todo el mundo.

La escala de la pesca comercial y la acidificación oceánica provocada por el ser humano presagia un futuro nefasto para los mares. Así lo expresa Thomas Reimchen, un ecologista evolutivo de la universidad de Victoria que es co-autor del estudio.

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"Ignoro el porqué. Pero el caso es que [los pescadores comerciales] han ido muy lentos a la hora de identificar el capital reproductivo", declaró Reimchen a VICE News. No hay que ser una lumbrera para saberlo; es la ecología de parvulario la que parecen tener más dificultades en asimilar. Puede que no nos gusten las implicaciones, pero no nos queda otra alternativa. No solo tenemos que cambiar e ir a por los más jóvenes, sino llevarnos una cantidad proporcional a la que se están llevando el resto de depredadores".

Darimont subrayó dos factores que explican por qué los humanos han rebasado tan clamorosamente a los no humanos en la cadena predadora. El primero es nuestra simbiosis con los perros, lo que nos permite ser más eficientes en nuestras cazas. Y el segundo es el desarrollo de armas provistas de proyectiles y otras formas de asesinar sofisticadas que nos han librado de tener que enfrentarnos con nuestras presas cara a cara. Nos hemos establecido con el desarrollo de la agricultura y de la acuacultura, "lo que nos ha asentado como depredadores", añadió Darimont.

El rápido avance del desarrollo tecnológico y de las armas, que ha tomado el relevo de las más tempranas técnicas de caza, ha implicado que los humanos hayan ascendido hasta la cumbre de los predadores mundiales.

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Peter Shelley, presidente interino de la Conservation Law Foundation, un grupo de defensa del medioambiente, explicó a VICE News que el término súper depredador describe fehacientemente a los seres humanos — aunque con un matiz.

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"Lo más irónico es que no se trata de depredadores demasiado inteligentes. Su comportamiento consiste en cazar cuanto más puedan lo más rápido que puedan, sin preocuparse demasiado por la sostenibilidad de sus prácticas a largo plazo".

Shelley, que está radicado en Nueva Inglaterra, señaló que los conocimientos de pesca — donde se pueden encontrar los peces, donde está cada uno y cuando se los puede encontrar — se habían pasado tradicionalmente de generación a generación a través de la tradición oral y de los detallados y precisos cuadernos de bitácora. Sin embargo, el advenimiento de los dispositivos electrónicos como el GPS y la ecolocalización lo han cambiado todo.

"Nadie había estado acostumbrado a ser tan preciso, sin embargo con la nueva tecnología cualquier capullo podría pescar", declaró Shelley a VICE News. "La destreza y la experiencia están siendo reemplazadas por los aparatos electrónicos… Y estos son, en muchos casos, mucho más efectivos que los cuadernos de bitácora".

Y añadió que "la tecnología moderna nos ha transformado: hemos pasado de depredador a súper depredador y todavía no disponemos de los sistemas que nos permitan adaptarnos a esa nueva realidad".

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Sin embargo, por mucho que los humanos estén predispuestos a matar sin considerar el impacto a largo plazo, también nos hemos comprometido a asumir medidas coordinadas para mitigar el impacto de nuestro comportamiento en el paisaje y en los océanos.

Las prohibiciones en pesca comercial y el establecimiento de las reservas de fauna animal, podrían contener nuestro derramamiento de sangre contra el resto de especies, aunque estás siguen siendo limitadas tanto en su alcance como en su ejecución.

La clave para mitigar el impacto en los seres humanos, explicó Darimont, es controlar las tecnologías que causaron el problema inicialmente.

"A título general, hemos recomendado transformar la caza y la pesca para que estas imiten de manera más apropiada el comportamiento de los depredadores no humanos", contó Dairmont. "Se trata de los definitivos modelos de sostenibilidad a largo plazo. Podemos observar a la naturaleza para diseñar cómo mejorar las cosas, ya sea como cultivadores del océano o como cazadores en tierra".

Sigue a Darren Ankrom en Twitter: @darrenankrom