FYI.

This story is over 5 years old.

COLOMBIA

Claves del proceso de paz que el ELN y el gobierno colombiano podrían iniciar en enero

Tras el anuncio del gobierno y las FARC para sellar la paz en los próximos meses, ahora es el turno del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Unos diálogos que tendrán como eje principal las exigencias de la guerrilla en materia de justicia social.
Combatientes del ELN desmovilizados en 2013 entregan sus armas al ejército colombiano. (Imagen por Juan Bautista Diaz/AP)
Síguenos en Facebook para saber qué pasa en el mundo.

Nicolás Rodríguez Bautista, el comandante en jefe del Ejército de Liberación Nacional (ELN), la segunda guerrilla de Colombia, aseguraba el pasado septiembre que tan sólo faltaba "un 3 por ciento" para definir la agenda que marcaría el ritmo de las conversaciones de paz con el gobierno.

"Espero que ELN y gobierno tengamos para la sociedad colombiana buenas noticias en los próximos días", declaró alias Gabino a varios medios locales desde algún lugar recóndito de las espesas montañas colombianas.

Publicidad

Un par de semanas después, el presidente del país latinoamericano, Juan Manuel Santos, invitaba a los insurgentes a subirse al tren de la paz. Lo hacía precisamente durante el anuncio del acuerdo en justicia transicional con la guerrilla de las FARC. El compromiso más significativo asumido hasta ahora por ambas partes en los diálogos de La Habana.

Desde entonces, especulaciones sobre la fecha y el lugar donde se desarrollarán los diálogos de paz y, sobre todo, los puntos de la agenda han llenado de tinta las páginas de las principales publicaciones colombianas.

Pero no ha sido hasta el pasado fin de semana cuando la guerrilla se ha vuelto a pronunciar sobre este asunto. El ELN estaría ya listo para "la fase pública de las negociaciones", señaló el comandante Pablo Beltrán en un vídeo proyectado durante el II Seminario sobre el Delito Político y Situación de los Presos en Colombia, celebrado en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación en Bogotá.

"La agenda está cerrada. Se barajan varias fechas pero seguramente el anuncio se realice a finales de octubre o principios de noviembre. Y las conversaciones se iniciarán ya en enero", declara a VICE News Víctor De Currea-Lugo, profesor de la Universidad Nacional de Colombia y editor del libro Negociación Gobierno-ELN. Y sin embargo, se mueve, recientemente publicado.

Luces y sombras del sistema que juzgará a los actores del conflicto colombiano tras la paz. Leer más aquí. 

Publicidad

Ecuador podría acoger los diálogos de paz

Venezuela y Ecuador son los dos países que se postulan para acoger el proceso de paz. "Aunque tiene mucho más peso Quito", apunta De Currea-Lugo. Venezuela se barajó en un primer momento, pero el conflicto fronterizo no sólo ha hecho que se retrase el anuncio de las conversaciones, sino que se opte por el auspicio de Ecuador.

Los puntos de la agenda no deberían distar de los que ya desveló hace unos meses el comandante Antonio García, miembro de la Comandancia Central (COCE) de la guerrilla, al diario Tiempo Argentino.

Éstos abarcarían la participación de la sociedad en la mesa de diálogos, democracia para la paz, transformaciones socioeconómicas necesarias para la paz, víctimas y verdad, fin del conflicto armado e implementación y refrendación del acuerdo.

Las transformaciones socioeconómicas se traducirían en un cambio en el modelo social, político y económico. Esto último con un giro notable en políticas sobre recursos naturales e industria extractiva. Algo, por otro lado, a lo que el gobierno no está demasiado dispuesto. Prueba de ello es que puntos similares, como la "extranjerización de la tierra" han sido dejados en suspenso en las conversaciones de La Habana.

"Los puntos más complicados de La Habana han ido a 'congeladores': la propiedad de la tierra, el latifundio o los tratados de libre comercio", dice De Currea-Lugo para dar a entender que el gobierno ha evitado entrar a terreno de las FARC.

Publicidad

'Los comandantes estarían dispuestos a pagar penas de cárcel. A sacrificarse por la comunidad a cambio de justicia social'.

"En ese sentido, el ELN, que no se siente ni mucho menos una guerrilla derrotada, dice: 'negociemos, compénseme la entrega de armas'", añade el profesor universitario.

Frédéric Massé, el director del Centro de Investigaciones y Proyectos Especiales (CIPE) de la Universidad Externado de Colombia habla de procesos de paz transformacionales y otros que son transaccionales. "El de las FARC es menos transformacional y más transaccional", asegura a VICE News.

Diferencias con las FARC

"El ELN quiere más cambios. Va a las causas del conflicto", dice. "Pero el gobierno no les va a hacer mayores concesiones que a las FARC en cuestiones sociopolíticas. Creo que es poco realista por parte del ELN. Las FARC han sido más pragmáticas".

Este punto es para muchos analistas el que puede dilatar en exceso las negociaciones. Y también uno de los principales diferenciales con el actual proceso de paz de las FARC. Es más, el gobierno colombiano apostaba por que las dos mesas con sendas guerrillas convergieran en algún punto. Pero todo indica que no será fácil.

"El ELN respeta la agenda de las FARC pero no se van a vincular a ella. No tiene el síndrome del hermano menor. Es una guerrilla arrogante y compleja que va a buscar su propia dinámica. Sí tienen una apuesta por la paz; pero van a observar primero cuidadosamente si el gobierno le hace conejo [traiciona] a las FARC", explica el profesor Víctor De Currea-Lugo.

Publicidad

Massé asegura que ninguna de las partes tiene "afán" por culminar los diálogos. "Lo importante para ellos es abrirlos. Si se firma el acuerdo con las FARC, el Gobierno ya tiene su anuncio", explica el francés.

Por su parte "el ELN confía en tener su propio proceso. Y también influye la idea de que hasta que llegue, ellos serían la única guerrilla comunista que aún perdura en Latinoamérica, que no se arrodilla ante el gobierno y que impone sus propias reivindicaciones", continúa.

"Incluso es posible que a nivel sociopolítico saque más réditos de otro gobierno que del actual", concluye.

Las heridas abiertas de los desaparecidos en Colombia. Leer más aquí.  

Combatientes del ELN desmovilizados en 2008. (Imagen por Luis Benavides/AP)

La justicia es otro de los puntos en que el ELN diverge de las FARC. Esta última ha firmado un acuerdo en justicia transicional. Es decir, los guerrilleros deberán revelar la verdad de sus crímenes en un tribunal y reparar a las víctimas a cambio de unas penas alternativas.

El ELN, sin embargo, apuesta por la justicia ordinaria y que la verdad sea expuesta por todas las partes del conflicto. Elenos; pero también paramilitares, militares y políticos. Todos los implicados.

"Para ellos la justicia transicional no es importante. Los comandantes estarían dispuestos a pagar penas de cárcel. A sacrificarse por la comunidad a cambio de justicia social", dice Massé, quien atribuye esto a la influencia de la Teología de la Liberación en los inicios de esta guerrilla.

Publicidad

El ELN, hoy con unos 2.500 efectivos, se creó en 1.964 y contó entre sus fundadores a los sacerdotes Camilo Torres y al español Manuel Pérez, ambos exponentes de la Teología de la Liberación.

"Erigirse en algo así como los mártires de la revolución", apostilla el director del CIPE.

Violados y obligados a matar. Menores, 'carne de cañón' en el conflicto de Colombia. Leer más aquí.

Participación de la sociedad civil en el proceso de paz

A diferencia del proceso en La Habana con las FARC, el ELN reclama una participación permanente de la sociedad civil. Algo cuyo abordaje resulta complicado para los analistas políticos. "La sociedad puede impulsar, apoyar un proceso; pero no negociar, por ejemplo, el modelo socioeconómico de un país", señala Frederic Massé.

Luís Eduardo Celis, asesor de la Fundación Paz y Reconciliación, dibuja como sería esa participación. Guerrilla y Gobierno habrían pactado "una dinámica de discusiones regionales donde el ELN no participe como tal", explica a VICE News.

"Lo que se discuta en esas regiones sería un insumo para la mesa. ¿Quién participaría en esas discusiones? Representantes sociales, como comunidades campesinas, del mundo político, etc.", añade el investigador.

También toda la red de apoyo del ELN fuera de la espesura de la selva. Los llamados milicianos que, sin formar parte de la estructura militar de la guerrilla, conforman un tejido aparentemente civil de soporte político y social.

Publicidad

"El ELN ha indicado que este proceso debe ser un diálogo con la sociedad. Que hay que discutir directamente con ésta, porque la guerrilla no la representa", concluye Celis.

Uno de los escollos del proceso será sin duda la entrega de las armas. "Para el gobierno es indispensable que el acuerdo inicial se hable claramente de la voluntad de la insurgencia de hacer dejación de armas para transitar a la lucha política legal", dice a VICE News Fernando Hernández, director de la Corporación Nuevo Arco Iris.

Sin embargo, "para el ELN esa perspectiva está ligada a las transformaciones de la realidad económica, social y política que se deben pactar en la mesa. El cómo y el cuándo son el meollo de la discusión" añade Hernández.

Obstáculos a los que hay que sumar los altibajos propios de una negociación de este calibre. Como ejemplo, las palabras del comandante del ELN Pablo Beltrán este fin de semana cuando aseguró que no se fían del Gobierno porque no hay voluntad de paz más allá del discurso."Se contradice al criminalizar la protesta social. Creemos más en los hechos que en las promesas", mantuvo.

Por último, la guerrilla no va a aceptar presión alguna en los tiempos de negociación. "A diferencia de las FARC, el ELN tiene una estructura más federada por lo que recurre más a la búsqueda de acuerdos internos para desarrollar la negociación. Eso le pone un ritmo a su proceso", apunta el responsable de Corporación nuevo Arco Iris.

En este sentido, el líder del ELN, Gabino, señalaba recientemente en un escrito dirigido a la organización CONPAZ que "colocarle plazos perentorios al acuerdo final, lo vemos riesgoso, porque sin haber concluido las discusiones y definido acuerdos específicos, esos tiempos se vuelven una camisa de fuerza y generan falsas expectativas, que luego se convierten en un bumerán en contra de los firmantes".

Sigue a Iván M. García en Twitter: @ivanmgarcia77