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El cliché del 'África hambrienta' puede estar promoviendo los transgénicos

La imagen de una África hambrienta ha conseguido donaciones masivas. Sin embargo, la explotación mediática de este cliché se podría estar usando para promocionar a los alimentos genéticamente modificados como "cura absoluta" para el hambre.
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Este artículo fue publicado originalmente en Munchies.

La imagen de una África hambrienta ha conseguido donaciones masivas. Sin embargo, Sheia Jasanoff, una profesora de ciencia y tecnología en la John F. Kennedy School of Government, de Harvard, cree que se trata de una explotación mediática. De hecho, Jasanoff recientemente dijo en una conferencia de la Autoridad de Seguridad Alimentaria Europea (EFSA por sus siglas en inglés), que tuvo lugar en la Expo Milán, que el "África hambrienta" es un cliché que se está usando para promocionar a los alimentos genéticamente modificados como una "cura absoluta" para el hambre y la malnutrición en el continente.

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Hay una red internacional de organizaciones —incluyendo asociaciones africanas— que luchan contra el hambre en África, generalmente en colaboración. Algunas de estas, donde se encuentran la Fundación de Bill y Melinda Gates, la Fundación de Tecnología Agrícola Africana, Monsanto, entre otros, han señalado a los cultivos genéticamente modificados como una solución potencial para cultivar alimentos en áreas difíciles. Esto no es una dicotomía entre "las organizaciones occidentales contra las voces africanas", dice Jasanoff, pero la forma en que se enmarca el problema puede resultar en una situación donde la solución occidental es el mejor curso de acción.

La reforma comunitaria sobre cultivos transgénicos intensifica el debate sobre su inocuidad. Leer más aquí.

"Sin embargo, existe una alianza entre…los legisladores y las compañías de Estados Unidos, los académicos con los que trabajan para representar a África como necesitada, y los cultivos transgénicos como una solución definitiva", escribió Jasanoff en un email. "En general, las voces que señalan la complejidad de los transgénicos en la ecología, en las prácticas de agricultura y en las preferencia de alimentos locales, están obteniendo menos atención de la que merecen, tanto en África como en Occidente".

Jasanoff argumenta que la forma en la que se representa un problema puede afectar el curso de acción subsecuente. Si hay hambre en África, entonces se debe enfrentar el problema con los recursos y métodos disponibles.

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"Si crees que la misión de la ciencia es salvar a un país entero, entonces puedes argumentar que negar la solución —en este caso los cultivos genéticamente modificados– es hacer que todo el continente se muera de hambre", dijo Jasanoff en la conferencia de EFSA.

África es hogar de 220 millones de personas desnutridas, y el 56 por ciento de ellas vive en el este de África, según la FAO. Eso pinta una escena terrible, pero también existe el riesgo de que se simplifique demasiado la situación, que es que África es un continente diverso lleno de diferentes climas, culturas y tradiciones agrícolas, y que hay otros enfoques para resolver el problema del hambre, enfoques que no dependen enteramente de los cultivos transgénicos. Como Jasnoff dijo a Food Navigator, es importante hablar sobre la modificación genética de los alimentos "en términos específicos de genes, tipos de plantas y propósitos".

Considera al arroz dorado, un tipo de arroz transgénico nutricionalmente fortificado (con todo y controversia). El arroz dorado contiene una alta dosis de vitamina A, y la deficiencia de vitamina A deja a entre un cuarto y medio millón de niños ciegos cada año, de los cuales la mitad muere en un periodo de 12 meses. Entonces, el arroz dorado podría ser milagroso, pero algunos han argumentado que adoptarlo totalmente en la dieta puede traer algunas consecuencias.

"Un producto como el arroz dorado, que está diseñado para cruzar la línea entre alimento y suplemento alimenticio, podría reducir la variedad de la dieta y la dependencia a los cultivos locales si se introduce a gran escala", escribió Jasanoff. "Eso causaría la separación de los hábitos alimenticios de la ecología y las tradiciones agrícolas locales, con consecuencias potencialmente negativas para la biodiversidad y la sustentabilidad".

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Tal vez una de las organizaciones que más ha impulsado los cultivos transgénicos en África como solución para el hambre es la fundación de Bill y Melinda Gates. La Fundación Gates cree que estos cultivos, altamente productivos y resistentes a la sequía, son la cura para el hambre en África, sobre todo considerando el cambio climático y el aumento de la población que en los próximos años representarán nuevos desafíos. En la pasada carta anual de la organización, Bill y Melinda declararon que el incremento de la productividad permitirá a los agricultores cultivar una más amplia variedad de alimentos, además de que les dará la oportunidad de vender sus excedentes, como vegetales, huevos, leche y carne, para ser empleados en suplementos alimenticios.

Una de las semillas principales es la DroughtTEGO, una semilla de maíz resistente a la sequía y protagonista de la campaña Water Efficient Maize for Africa (WEMA), para la que se asociaron la Fundación Bill y Melinda Gates, la Fundación de Tecnología Agrícola Africana, la USAID, Monsanto, y otros tres grupos. La Fundación ha notado que el rendimiento por acre del maíz en África es de 30 bushels, mientras que en los Estados Unidos es cinco veces más que eso. La DroughtTEGO fue desarrollada por Monsanto y ha sido repartida sin lucro entre las compañías de semillas en África. Con cultivos de DroughtTEGO y métodos agrícolas mejorados, La Fundación Gates espera aumentar la productividad en un 50 por ciento. Un video producido por Monsanto cuenta la historia del éxito que tuvo un agricultor en Kenia sembrando maíz transgénico.

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Los impactos medioambientales no se tendrán en cuenta en la actualización de la Guía Alimentaria Federal de EE.UU. Leer más aquí.

Presentada como una alternativa agrícola, los transgénicos difícilmente serán rechazados por un agricultor con problemas económicos, dice Jasanoff, aún cuando éstos provoquen una reducción en la biodiversidad. Para muchos campesinos, los beneficios de los cultivos genéticamente modificados —mayor rendimiento y resistencia a sequías e insectos— son demasiado buenos para ser rechazados.

"Cuando intentamos ayudar a las personas de otros contextos culturales y tecnológicos, es importante evitar lo que llamo el síndrome del Mt. Everest: haremos esto porque está aquí", escribió Jasanoff. "Es extremadamente importante empezar por preguntarnos y entender las verdaderas necesidades de la gente, después tomar ideas de lo que la gente considera que sería benéfico".

"Dicho de otra forma: un solo tamaño sirve para todos. Casi nunca es una buena base para la política pública, mucho menos para la agricultura y la producción de alimentos. Además eso es lo que generalmente sucede cuando las soluciones occidentales son exportadas para resolver los problemas no occidentales".

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