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medioambiente

El vehículo del futuro podría estar hecho con tequila reciclado

La asociación empresarial entre la multinacional del tequila José Cuervo y la corporación automovilística Ford ha catalizado en una nueva aplicación ecológica para el agave, la planta con que se elabora la legendaria bebida mexicana.
Imagen vía wontolla-gdl/Flickr
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Este artículo fue publicado por originalmente en Munchies

Fabricar un automóvil exige poco más de 180 kilos de plástico, una cifra irrisoria si se la compara con los 5 mil millones de toneladas métricas de biomasa agrícola que se producen anualmente en el mundo. ¿Qué pasaría si en el futuro los deshechos pudieran emplearse para reemplazar el plástico que recubre nuestros automóviles?

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La insólita asociación entre las multinacionales Ford y José Cuervo podría hacer realidad este supuesto. El fabricante mexicano de tequila y la compañía automovilística más antigua de Estados Unidos se han asociado para producir un bioplástico elaborado a partir de los residuos orgánicos del agave, la planta de la que nace el tequila.

Se trataría de reciclar los deshechos que se producen durante la elaboración de la legendaria bebida alcohólica, lo que supondría un paso de gigante en el camino rumbo a crear un vehículo más sostenible.

Para comprender mejor todo este proceso nos hemos reunido con Debbie Mielewski, una de las responsables del departamento de materiales reciclables del gigante automovilístico. Conversamos con ella sobre cómo los deshechos agrícolas podrían, literalmente, ayudar a moldear los automóviles del futuro.

MUNCHIES: Debbie, ¿cuéntanos cómo arrancó esta curiosa asociación?
Debbie Mielewski: Ford es una compañía consagrada a reducir el impacto medioambiental de los mismos gracias al uso de materiales renovables y reciclables. La primera vez que charlamos sobre la posibilidad de emplear el agave como combustible reciclable, José Cuervo fue el primer nombre que nos vino a la cabeza. Así que nos dirigimos a ellos con la idea de aprovisionarnos de pequeñas cantidades de agave para nuestra investigación. Habida cuenta del compromiso que la empresa mexicana había asumido con la sostenibilidad del agave, se mostraron encantados con la idea de que trabajáramos conjuntamente. La idea no era otra que explorar con qué posibilidades contábamos para concederle al agave una segunda vida, una vez finalizado el proceso de elaboración del tequila.

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¿Qué es lo que ha convertido al agave en un candidato adecuado para elaborar un bioplástico con garantías? ¿Qué aporta comparado con otros productos agrícolas?
Nuestra estimación inicial sugiere que la durabilidad del material y sus virtudes estéticas podrían convertirlo a la larga en un producto que podría ser aplicado a los vehículos. Hasta la fecha hemos sometido al agave a toda suerte de pruebas científicas (químicas, físicas y de olor), para determinar cuáles podrán ser las aplicaciones más adecuadas para el material.

¿Cómo se produce el bioplástico a partir del agave?
Para que la planta de agave crezca y produzca sus frutos son necesarios varios años. Una vez sembrada, la planta es asada y exprimida para extraer de ella los jugos necesarios para su destilación. Lo que queda de la fibra del agave se seca y luego es enviado a nuestras instalaciones, donde las fibras en cuestión se mezclan con los polímeros tradicionales necesarios para producir el bioplástico. Nosotros utilizamos cerca del 20 por ciento de las fibras para reforzar nuestros plásticos. El empleo de la fibra de agave en lugar de los rellenos más habituales, como el talco o la fibra de vidrio, ayuda a construir vehículos más ligeros, lo cual repercute también en la mejora de la energía del combustible.

¿Cuáles son los problemas que surgen durante la creación de un bioplástico?
Dependiendo del material a veces nos hemos encontrado con problemas de olor. Cuando arrancamos nuestro trabajo con residuos acudimos a la espuma de soja, pero el biomaterial resultante olía como olerían unas palomitas de maíz que se han quedado rancias. Al final, descubrimos varias maneras de combatir el problema gracias a nuestras investigaciones, hasta que finalmente, el material superó todas las pruebas de olor. Creemos que existen problemas de olor con la fibra de agave cuando se encuentra en estado crudo, de manera que estamos trabajando la manera de combatir o incluso de neutralizar ese olor.

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¿Cómo podría ayudar este bioplástico a disminuir el impacto medioambiental que supone el uso de un vehículo?
Además de reducir el uso de petroquímicos (conservando un aceite de gasolina limitado), un uso exitoso podría reducir el peso de las partes del auto y mejorar la economía de su combustible, además de disminuir el impacto general de todos los vehículos en el medioambiente. Muchos de los materiales derivados de fibras naturales que estamos estudiando actualmente están considerados como "deshechos", y, de otro modo, serían quemados, lo cual generaría la emisión de más gases de efecto invernadero. Los materiales derivados de las plantas, como estos mismos, también reportan beneficios a los ingresos de los campesinos. Cada vez que empleas una planta, esta ha ido recibiendo dióxido de carbono durante su crecimiento. Todos ellos son factores que contribuyen positivamente al análisis favorable del ciclo de la vida.

¿Qué futuro vaticinas para bioplásticos como el agave?
Yo estoy convencida de que la mayor parte de los 180 kilos de plástico que se emplean para construir automóviles podrán terminar siendo ecológicos — y eso sin afectar al coste, el comportamiento o la durabilidad de los mismos. Y se trata de materiales que no deberían de quedarse relegados al mero uso en la industria automovilística. En realidad, nuestro deseo sería que se terminen empleando en otras industrias, como la de equipamiento agrícola, la de los muebles de hogar, de oficina y hasta en la industria de la construcción.

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¿Qué otros residuos has investigado además del agave?
La verdad es que estamos buscando alternativas sostenibles a todos los productos elaborados a partir el petróleo. Actualmente estamos trabajando con ocho biomateriales para los vehículos, como la soja, el aceite de ricino, el trigo, el kenaf (hibiscus cannabinus), la celulosa, la madera, la fibra de coco o las cascarillas de arroz. Otros proyectos de investigación que tenemos en funcionamiento, incluyen la creación de espuma y de otros plásticos a partir del dióxido de carbono —¡lo que oyes: es posible!—, además de estar llevando ensayos con algas, piel de tomate, bambú, así como con matorrales de colirrábano, para futuras aplicaciones en la industria automovilística.

'Actualmente estamos trabajando con ocho biomateriales para los vehículos, como la soja, el aceite de ricino, el trigo, el kenaf (hibiscus cannabinus), la celulosa, la madera, la fibra de coco o las cascarillas de arroz'

Entonces, cuéntanos, ¿cuánto tardaremos en estar conduciendo Fords elaborados a partir de los residuos del tequila?
El siguiente paso de nuestro proyecto consistirá en desarrollar una cadena de suministro para el agave, en particular para el agave azul, para así calibrar el desarrollo y la aplicación del bioplástico en los automóviles. Claro que para conseguir mejoras en la producción de vehículos se requieren, al menos, tres años. Nosotros seguiremos consagrados a la tarea de refinar los materiales en nuestros laboratorios, y en determinar cuáles son las mejores opciones para una primera aplicación. A partir de ahí empezaremos a moldear parte y a acometer ensayos con los componentes que sean. A fin de cuentas, este es nuestro trabajo…. ¡Un trabajo trepidante!

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