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Los rebeldes y las fuerzas del régimen libraron inicialmente batallas campales al norte y al sur del corredor centro-oeste del país, incluyendo una lucha por Homs, que redujo la ciudad en gran medida a escombros. Pero, en parte gracias a la ayuda de Hezbollah en el Líbano, el régimen fue finalmente capaz de retomar el control de la mayor parte del oeste y de reprimir a los rebeldes en enclaves desconectados situados en los alrededores de Damasco y Homs.Cuando Bashar al-Assad dijo en un discurso de julio 2015 que para su régimen era prioritaria la defensa del territorio de mayor importancia estratégica se refería a esta región. Debido al desplazamiento de la población civil desde las zonas rebeldes bombardeadas a otras relativamente seguras bajo dominio del régimen, en estas últimas se concentran, según una estimación del 2015, entre el 55 y el 72 por ciento de la población total que queda en Siria.Pese a la ruptura de las treguas como la del suburbio de Damasco Qudsiyya, la propia al-Waer, y varios barrios del sur de la capital, la autoridad estatal ha ofrecido contrapartidas para hacerse con el poder. Algunos civiles y rebeldes han sido o serán trasladados en autobuses a las zonas fuera del control del régimen."En estas ciudades sitiadas, el régimen mata de hambre a su pueblo por un tiempo, y luego utiliza a los civiles para presionar a los combatientes", dice activista Suleiman Abu Yassin, activista de Homs. Él dejó el asediado barrio de Homs conocido como Ciudad Vieja cuando mediaba la tregua de 2014, para ser trasladado al campamento del norte de Homs, que luego también fue bloqueado.'El régimen mata de hambre a su pueblo (…) y luego utiliza a los civiles para presionar a los combatientes'.
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