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Cómo Nueva York echó a perder totalmente la legalización de la marihuana medicinal

La nueva ley de marihuana medicinal del estado entró en vigor la semana pasada, pero actualmente sólo hay 71 pacientes autorizados y fumar la droga sigue siendo ilegal.
Imagen por Peter Dasilva/EPA
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El primer y único dispensario de marihuana médicinal de Manhattan es como una fortaleza. Para entrar en el edificio, situado en la calle 14, cerca de la estación de metro de la Tercera Avenida, los pacientes tienen que pasar a través de dos sistemas de seguridad antes de encontrarse con otro ser humano. En primer lugar, se identifican con su tarjeta de marihuana medicinal a través de una cámara. Si todo va bien, el primer conjunto de puertas se abre a un vestíbulo y luego se cierra detrás de ellos. Allí, tienen que colocar las tarjetas bajo un escáner electrónico. Si hubiera algún problema, los guardias — muchos de ellos ex policías — escoltan al paciente fuera del local.

Una vez dentro, el dispensario de Columbia Care se ve limpio, estéril y moderno, como cualquier sala de espera de lujo. Pero quienes están familiarizados con los locales de marihuana legal en Washington, Colorado y otros estados notarán una sustancial diferencia: no hay brownies con marihuana, ni hay recipientes de verdes flores marcados con nombres como Jack Herer o White Widow. De hecho, no hay marihuana fumable o comestible de ningún tipo para la venta.

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Los legisladores del estado de Nueva York votaron para legalizar la marihuana para uso médico en 2014, y el gobernador Andrew Cuomo firmó el proyecto de ley el pasado mes de junio. La nueva ley entró en vigor el 6 de enero, pero no ha facilitado a los enfermos neoyorquinos el drogarse. Entre los 23 estados que ahora permiten algún tipo de marihuana legal, la ley de Nueva York es una de las más restrictivas. Sólo un puñado de problemas graves califican para una receta, y hasta el momento sólo hay 71 pacientes en todo el estado. A estos pacientes sólo se les permite usar tinturas y aceites, que pueden ser vaporizados, inhalados o consumidos por vía oral en cápsulas. Fumar o cultivar marihuana sigue estando estrictamente prohibido.

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Los defensores del uso paliativo de marihuana afirman que la ley de Nueva York es demasiado estrecha. Mientras que la marihuana medicinal se ha vuelto cada vez más dominante en la última década, Keith Stroup, un abogado con sede en Washington DC y fundador de la Organización Nacional para la Reforma de las Leyes sobre Marihuana [NORML por sus siglas en inglés], dice que todavía hay una persistente sospecha de algunos legisladores de que muchos pacientes sólo quieren utilizar la droga de forma recreativa.

"Los legisladores estatales tienden a pensar que drogarse es algo que debe evitarse", explica. "Y están tratando de evitar que alguien disfrute cuando esté tomando su medicina… no quieren que se convierta en California, donde cualquier persona puede obtener una receta".

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Nueva York ejerce una influencia considerable sobre la política nacional, y Stroup piensa que la nueva ley podría ser una mala noticia para los pacientes en los estados que aún tienen que legalizar la marihuana medicinal. Stroup señala que cuando Nueva Jersey sentó un precedente al convertirse en el primer estado en prohibir a los pacientes cultivar sus propias plantas, Delaware, Illinois, y Washington DC hicieron lo mismo.

Stroup supone que los estados del Medio Oeste y del Sur seguirán el modelo de Nueva York que prohíbe fumar la planta cuando finalmente aprueben sus propias leyes de marihuana medicinal. Pennsylvania está ultimando un proyecto de ley que incluye las mismas fuertes restricciones.

El interior de Columbia Care, el primer y único dispensario de marihuana medicinal en Manhattan. No hay flores de marihuana a la venta ya que el Estado sólo permite que los pacientes utilicen tinturas y aceites derivados. (Imagen vía Columbia Care)

La ley de Nueva York sólo permite a las personas con "debilitantes o potencialmente severas condiciones amenazantes" obtener extractos de marihuana. Las condiciones de calificación son el cáncer, el VIH/SIDA, ALS (enfermedad de Lou Gehrig), el Parkinson, la esclerosis múltiple, la espasticidad intratable por daño de la médula espinal, la epilepsia, la enfermedad inflamatoria intestinal, daño de los nervios, y la enfermedad de Huntington. Los funcionarios estatales todavía están decidiendo si añaden a la lista el Alzheimer, la distrofia muscular, distonía, trastorno de estrés postraumático y la artritis reumatoide.

El Departamento de Salud de Nueva York, que supervisa el programa de marihuana medicinal del estado, no proporcionó respuestas a las preguntas enviadas por VICE News.

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Karen O'Keefe, directora de políticas de Estado en el Marijuana Policy Project, señaló que la mayoría de los datos sobre los efectos paliativos de la marihuana viene de examinar los efectos de fumar flores secas, y no de consumirla en las formas permitidas por la ley de Nueva York . También señaló que la legalización de la marihuana ha demostrado que se corresponde con un descenso en el número de sobredosis de opiáceos, una afirmación apoyada por un estudio reciente realizado por la RAND Corporation.

'No quieren que se convierta en otra California, donde cualquier persona puede obtener una receta'.

"Existen unas 6.000 enfermedades raras en el mundo, e innumerables cosas que pueden causar dolor grave", dice O'Keefe. "La prescripción de opiáceos para tratar el dolor puede ser arriesgado. Hay 16.000 sobredosis fatales de opiáceos cada año".

En una carta enviada a la legislatura del estado, el Nueva York Physicians for Compassionate Care — un grupo que representa a más de 650 médicos que apoyan la marihuana medicinal — subrayó que numerosos estudios científicos han demostrado que fumar cannabis es generalmente seguro y puede ser beneficioso en algunos casos. La carta también expresó su preocupación de que las tinturas y extractos — que tienen niveles más altos de THC, el compuesto psicoactivo de la planta — podrían resultar demasiado potentes para los pacientes acostumbrados a automedicarse fumando.

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También hay una diferencia de precio. Los aceites y tinturas requieren una gran cantidad de marihuana para hacer un solo gramo, que a su vez eleva los precios para los pacientes, que, en última instancia, pagan de sus propios bolsillos. Las compañías de seguros no cubren la marihuana medicinal, principalmente porque la ley federal todavía clasifica a la marihuana junto con la heroína, el LSD y otras drogas duras como la Lista I de sustancias controladas, lo que significa que no tiene ningún uso médico aceptado y un alto potencial de abuso.

Incluso los pocos pacientes que reúnen los requisitos y están dispuestos a pasar por la molestia tendrán dificultades para encontrar un médico que puede escribirlas receta. Sólo los médicos cuya experiencia incluye las condiciones mencionadas anteriormente pueden recetar marihuana medicinal en Nueva York con licencia. Para ello, los médicos tienen que completar un curso especial que dura hasta cuatro horas y cuesta $ 250.

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Las fuertes restricciones preocupan a Daniel, de 27 años, que vive en Albany, la capital de Nueva York, quien pidió esconder su apellido por razones de privacidad médica. Cuando tenía 14 años, Daniel fue diagnosticado con colitis ulcerosa, un tipo de síndrome de intestino irritable. Hace diez años le quitaron su intestino grueso.

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En la escuela secundaria, Daniel ha fumado marihuana recreativa "como todo el mundo." Con el tiempo se dio cuenta de que la dorga ayudó a aliviar sus síntomas, que van desde una diarrea constante a un punzante dolor en el abdomen. Le hacía sentirse "más cómodo", explica, y mejoró su apetito.

No ha usado marihuana en más de tres años, pero ahora quiere explorar las posibilidades que ofrece la nueva ley — pero le preocupa que no se vea o luzca lo suficientemente enfermo como para justificar una receta.

"No me verán como a un enfermo", afirma Daniel. "Algunas personas parecen estar, literalmente, a punto de morir en cualquier momento. Lo que me preocupa es que a pesar de que puedo enviar por fax todos mis registros médicos, aun así ellos piensen que sólo lo estoy haciendo para colocarme".

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La ley de Nueva York sólo permite 20 dispensarios en todo el estado — uno cada 5.000 kilómetros cuadrados. Ocho de los 20 dispensarios permitidos abrieron a través del estado el pasado jueves, incluyendo el Columbia Care de Manhattan. La compañía, fundada en 2012, se está preparando para abrir otros tres locales en Nueva York. También cuenta con instalaciones de cultivo, plantas de procesamiento y dispensarios en Washington DC y Arizona.

Sin embargo, a pesar de que la ley de toda Nueva York es restrictiva, los defensores de la marihuana medicinal entienden este momento como un paso positivo.

"Les da [a los legisladores de Nueva York] la oportunidad de experimentar la realidad de que la marihuana medicinal ayuda a una gran cantidad de pacientes gravemente enfermos", dice Stroup. "Una vez que vean que no es una estafa o un truco para legalizarla para el resto de los usuarios, tal vez la revisen en un año o dos y la mejoren".

"Aun siendo una ley muy débil", añade, "es igualmente un importante paso adelante".

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