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Conoce a François Fillon, el conservador católico y posible presidente francés

Este año 2016 ha estado lleno de sorpresas en la política nacidas de un apagado pero constante conservadurismo. El siguiente año el país galo elegirá a su próximo presidente y todo parece indicar que la derecha se hará con el poder.
Imagen vía Yoan Valat/EPA

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En cuestión de semanas, el ex primer ministro François Fillon —devoto conservador católico con miras a poner fin a los programas sociales y a quien Nicolás Sarkozy solía llamar "pobre tipo"— se ha colado al frente de la política. Su sorpresivo éxito predice un duelo entre los dos extremos conservadores: Fillon y Marine Le Pen.

Se cree que Fillon podría convertirse en el siguiente presidente de Francia, tras la celebvración de las elecciones en mayo de 2017.

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Una encuesta realizada por la empresa Sofres predice que François Fillon ganará las elecciones ante quien sea el candidato de la izquierda. La misma encuesta sugiere que el conservador dejaría atrás a la candidata del Frente Nacional, Le Pen, en las siguiente vuela, obteniendo un 66 por ciento de votos.

Le Pen aúpa la ultraderecha como primer partido francés en las elecciones regionales. Leer más aquí.

La velocidad de su ascenso ha sorprendido a muchos pero, ¿quién es François Fillon y qué planes tiene para Francia?

El hombre de 62 años, quien sirvió como primer ministro de 2007 a 2012, pertenece a una rama de la derecha francesa que pocas veces da de qué hablar —de hecho, varios parisinos pensaban que estaba muerto. Ferviente católico, provincial y con tendencias bastante similares a las de Margaret Thatcher, Fillon nunca pudo encajar del todo en alguna clase política que se identificara más como secular y amante de las regulaciones. Una vez más, y siguiendo el aparente patrón del año 2016, los medios no se dieron cuenta del avance de este hombre de bajo perfil.

Los planes de Fillon para el país galo son abiertamente radicales. Quiere reducir drásticamente el estado francés: ha dicho que quiere cortar medio millón de trabajos del servicio público, reducir los beneficios de bienestar para disminuir los gastos, además de poner fin al controversial impuesto sobre las propiedades de alto valor implementado por François Mitterrand a principios de los años ochenta.

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Su inesperada victoria en las primarias republicanas frente a Alain Juppé y el expresidente Nicolás Sarkozy refleja dos cosas: resalta el levantamiento de la derecha en las democracias de occidente, más recientemente en Estados Unidos con el triunfo de Trump. También significa un cambio en el centro gravitacional de la política francesa. Su victoria revela el deseo de los conservadores franceses —un grupo que muchas veces se siente ignorado por el resto del país— por hacer escuchar sus creencias y convicciones.

Los franceses se consideran menos racistas pero sus actos parecen indicar justo lo contrario. Leer más aquí.

Las señales iniciales pueden rastrearse hasta 2012, cuando la ley de matrimonios entre personas del mismo sexo fue aprobada y miles de personas salieron a las calles en protesta. Esto fue un levantamiento de la vieja derecha desde las cenizas sin ser notada por la élite. Ahora el éxito de Fillon es la venganza de una rama del conservadurismo francés, el cual muchos pensaban extinto.

Entre las propuestas del conservador están recortar el gasto público en 110 billones de euros, cambiar la edad para el retiro de 62 a 65 años, reformar las leyes laborales y ayudar a que las empresas se deshagan más fácilmente de sus trabajadores. Pero a pesar de las comparaciones con Margaret Thatcher, François Fillon aún no planea privatizar compañías del Estado.

Y al igual que Marine Le Pen, Fillon es admirador de Vladimir Putin, a quien conoce personalmente. En materia de política exterior, Fillon argumenta que Francia debería hablar con cualquier involucrado en el conflicto sirio —incluido el presidente Bashar Al-Assad— y se opone a las sanciones de Europa a Rusia por el asunto de Ucrania.

En asuntos sociales, los valores familiares tradicionalistas y católicos de Fillon se sobreponen a los de Le Pen. Fillon ha insistido en que no intentará rechazar los matrimonios del mismo sexo pero sí buscará evitar que adopten niños. A lo largo de su campaña ha defendido los valores franceses y ha advertido de los peligros del "totalitarismo islámico".

En última instancia, Fillon propone una terapia de choques para un país que ha sido reticente a buscar un cambio radical. A pesar de las reservas de muchos partidarios de izquierda-centro, los anteriores candidatos presidenciales de Francia han ganado elecciones con promesas similares.

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