FYI.

This story is over 5 years old.

VICE World News

‘Que nos devuelvan’: ex prisioneros de Guantánamo protestan frente la embajada de EEUU en Uruguay

Cinco meses después de ser liberados y aterrizar en Uruguay, los seis ex prisioneros de Guantánamo no han sabido adaptarse. EEUU rehuye cualquier obligación sobre ellos. Uruguay no recibirá a más prisioneros.
Imagen por Nicolas Garrido/AP

Ex prisioneros de Guantánamo que habían sido recibidos por todo lo alto como refugiados en Uruguay, se han rebelado abiertamente contra su anfitrión y han acampado a la salida de la embajada de los Estados Unidos.

Los refugiados han establecido su campamento en Montevideo, la capital, y dicen que si Uruguay y los Estados Unidos no pueden mejorar sus condiciones de vida, deberían de ser repatriados rumbo a "Guantánamo, Siria o a cualquier sitio", según afirmó uno de ellos.

Publicidad

Puede que dicho comentario sea una exageración, pero, sin embargo, refleja la frustración de seis hombres que han sido incapaces de adaptarse a la vida en Uruguay desde su llegada el pasado diciembre al país charrúa.

El 24 de abril cuatro de los seis ex prisioneros de Guantánamo montaron su campamento base en un jardín frente a la embajada norteamericana.

Las tensas relaciones con los ex prisioneros se han convertido en un dolor de cabeza para el gobierno de Uruguay. Hoy miércoles, los refugiados tienen planeado reunirse con funcionarios del Gobierno y con la asociación solidaria que se encarga de su cuidado, con el objetivo de negociar el fin de la protesta.

Los seis refugiados exigen una vivienda mejor y que se les conceda la posibilidad de traer a sus familias, para que les acompañen y puedan así llevar "una vida normal".

Una web de noticias locales describió el encuentro de hoy como "el día D".

Mientras tanto, el Gobierno norteamericano, que negoció el traslado de los detenidos desde Guantánamo, está considerando, presuntamente, ampliar las medidas de seguridad en la embajada, al menos durante el tiempo en que sigan acampados.

La situación no ha sido siempre igual de incómoda.

Los refugiados llegaron a Uruguay después de que el ex presidente, José Mujica, alcanzara un acuerdo conjuntamente con la administración de Barack Obama, para reubicar a los ex prisioneros. Los seis individuos, que nunca fueron juzgados, habían obtenido su libertad en 2010.

Publicidad

'Sus manos, sus facciones […] me invitaron a pensar que son hombres de clase media'.

El grupo desembarcó en Uruguay la madrugada del 7 de diciembre de 2014, integrado por los sirios Jihad DiyabAhmed AhjamAli ShaabanAbd Hadi Omar Faraj; el tunecino Adel bin Muhammad El Ouerghi y el palestino Mohammed Thamuttan.

Todos ellos volaron a Uruguay esposados y con los rostros cubiertos. Después de tres días de exámenes médicos, fueron alojados en una casa cerca de la costa de Montevideo, que les había sido ofrecida por uno de los mayores sindicatos del país.

Durante su primera semana en Montevideo recibieron documentación, concedieron entrevistas a la prensa, visitaron los lugares más emblemáticos de la ciudad, comieron grandes cantidades de la célebre carne uruguaya y recibieron clases de español. También empezaron a percibir una asignación económica, por gentileza del gobierno uruguayo.

Los refugiados rezan en el césped a la salida de la embajada de Estados Unidos en Montevideo. (Imagen por Nicolas Garrido/AP)

Sin embargo, la situación se torció amargamente en febrero. Para entonces ninguno de los prisioneros había conseguido un trabajo — a pesar de que recibieron varias ofertas, entre ellas una de la industria cárnica y otra de un joyero. Las ofertas de trabajo fueron declinadas o ignoradas por motivos que todavía se desconocen.

Algunas informaciones divulgadas en la prensa aseguraban que los ex prisioneros tuvieron problemas de convivencia. Dos de ellos se mudaron a un hotel, mientras que Diyab se desplazó hasta la vecina Argentina, donde concedió entrevistas y amenazó con comenzar una huelga de hambre.

Publicidad

Antes de abandonar la presidencia, durante el mes de febrero, el ex presidente Mujica acudió a visitarles y elucubró sin tapujos sobre cuál sería el estatus social de los implicados antes de ser detenidos; y sobre si ese sería el motivo de su no adaptación. "Si esta gente hubiera sido gente muy humilde, si vinieran del desierto, del pobrerío, seguramente sería más primitiva y más fuerte. Pero no lo son: por sus manos, por algo de sus facciones y sus pequeñas historias familiares, me pareció que son gente de clase media.", dijo el ex presidente.

'Si no pueden darnos una casa y traer a las familias, que nos devuelvan a Guantánamo, a Siria o a cualquier lado'.

Entonces, el 24 de abril, cuatro de los ex prisioneros organizaron una protesta frente a la embajada de los Estados Unidos en Montevideo. VICE News observó a los hombres acampar. No concedieron demasiadas entrevistas, pero empezaron un blog en que se leían declaraciones como esta:

"El gobierno de ese país nos tuvo detenidos de forma errónea durante 13 años y ahora ellos deberían proveernos de lo necesario para llevar una vida normal como seres humanos. Ellos no pueden delegar sus errores en otros, deberían ayudarnos con viviendas y apoyo financiero".

Los hombres alegaron que habían dejado de percibir su prestación debido a que se negaron a cerrar un acuerdo con el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, quien se había ofrecido a cuidar de ellos.

Publicidad

La embajada emitió un comunicado en el que decía que los diplomáticos "son conscientes de esta solicitud" pero que "toda demanda de entrevista debe realizarse a través de los canales correspondientes y durante el horario de trabajo".

Abd al Hadi Omar Faraj, que habló con ayuda de un intérprete español, fue quien proclamó el insólito deseo de regresar a las terroríficas condiciones de vida que padecieron en la base norteamericana en Cuba. "Si no pueden darnos una casa y traer a las familias, que nos devuelvan a Guantánamo o a Siria o a cualquier lado", dijo en árabe, el sirio Abd al Hadi Omar Faraj.

Los refugiados rezan varias veces al día sobre la hierba. Los vecinos les dan comida y tiendas y la policía los vigila.

Rodolfo Nin Novoa, ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay, dijo el 27 de abril  que las Naciones Unidas se encargarían de los seis individuos hasta febrero de 2016, cuando sumarían ya más de un año en total de estancia en el país.

Los ex prisioneros tienen que firmar un acuerdo en el que se comprometan a aprender español y a hacerse cargo de su salud, a cambio de recibir apoyo financiero y vivienda. Además, Cruz Roja reunirá a algunos de sus familiares.

(Foto de Christian Müller)

Según el Gobierno, los refugiados han rechazado firmar este acuerdo de un año porque se pensaban que Uruguay les acogería durante tres. Solo uno de ellos ha aceptado el acuerdo.

"Están pensando en alguna acción reivindicativa. Pero ese es un problema civil que tienen que llevar adelante ellos y el gobierno que los tenía detenidos", dijo el ministro Novoa.

Publicidad

Marie Harf, portavoz del departamento de Estado norteamericano, aseguró durante una sesión informativa celebrada el 30 de abril que los Estados Unidos no tienen "ninguna obligación de proveer de una compensación directa" a los antiguos prisioneros.

VICE News visitó a los ex convictos en su casa, en el barrio costero de Palermo, en Montevideo, un lugar donde la puerta siempre está abierta. El Ouerghi y Faraj se negaron a hacer ninguna declaración. Aparte de Shaaban, todos tienen serias dificultades para hablar en inglés y apenas hablan el castellano.

Unos días después, todavía frente a la embajada, los refugiados se juntaron para reunirse con Mauricio Pigola, el abogado que les está asesorando.

Pigola afirmó que ellos están en la embajada "porque es un punto de referencia pero no implica que sean peticiones directamente contra Estados Unidos".

Mientras tanto, Uruguay procurará eludir situaciones parecidas en el futuro. El ministro Novoa dijo en marzo que el Gobierno uruguayo no volverá a recibir a más ex prisioneros de Guantánamo como refugiados.

Sigue a Christian Müller en Twitter: @cmuller17.