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opinión y análisis

El derroche del ejército español y las consecuencias de la desastrosa planificación militar

Armamento adquirido para escenarios que no se van a producir así como material defectuoso, han convertido el Ministerio de Defensa en una gran chatarrería cuyo coste al contribuyente es mucho mayor de lo podamos imaginar.
Un cazabombardero Eurofighter del ejército español. (Imagen vía Ministerio de Defensa español)

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En julio supimos que el Ministerio de Defensa español mantiene 12 Eurofighters almacenados en Albacete para no subir el déficit. Muchos al leer la noticia pensarán que es un hecho insólito, pero la realidad es que no es así.

Hay mucho más material militar en almacenes de lo que se podría imaginar. Las casuística es muy variada: material almacenado por cuestiones fiscales, por despiece, por falta de fondos para mejoras o combustible, e incluso a la espera de ser subastado. El Ministerio de Defensa es una gran chatarrería cuyo coste al contribuyente es mucho mayor de lo podamos imaginar.

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Por desgracia, las Fuerzas Armadas en España gastan miles de millones de euros en material militar y armamento que en muchos casos no se necesita o en otros se adquirió bajo una ausencia total de planificación. Estos son algunos de los casos más relevantes.

Material comprado para acabar en el almacén

Los 12 Eurofighters almacenados por cuestiones fiscales no son un caso aislado, pues por un motivo similar también hay guardado material bélico que estuvo desplegado en diferentes misiones.

El problema en este caso radicaba en que el material para misiones en el extranjero carecía de impuestos al no desplegarse en territorio nacional. La cancelación de la misión de Irak y el retorno de Afganistán han provocado que este material haya terminado en almacenes.

En 2013 supimos que los 100 primeros carros de combate Leopard recibidos desde Alemania estaban almacenados porque no había dinero para mantenerlos y se pensaba en venderlos. No fueron los únicos carros de combate metidos en un hangar por falta de fondos para mantenimiento.

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Un año antes, sin dinero para modernizarlos ni para pagar el combustible, se almacenaron y despiezaron 53 carros de combate Leopard. Teniendo en cuenta que cada uno cuesta entre 9 y 11 millones de euros, solo los carros de combate almacenados suponen 1.500 millones de euros.

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Otro caso llamativo fue la compra de inhibidores para los blindados españoles en Afganistán en el año 2010. Aquella compra fue un desastre y los inhibidores terminaron de nuevo almacenados. El coste total de esta adquisición fueron 6 millones de euros.

Pero los almacenes militares no solo tienen material bélico, también acumulan gran cantidad de equipamiento, alguno completamente innecesario. Es el caso de las gabardinas militares que costaron 5 millones de euros y que en mis trece años de servicio jamás utilicé.

Las instalaciones castrenses todavía albergar mucho más material fruto de la mala planificación. Por ejemplo, los alemanes se deshicieron de 70.000 fusiles HK defectuosos iguales a los que se utilizan en la actualidad las Fuerzas Armadas españolas. Los alemanes declararon el modelo G36 "inservible" por un defecto estructural de precisión cuando se recalienta, lo que pasó por completo inadvertido en las numerosas revisiones realizadas por el ejército. Como no hay dinero para comprar nuevos fusiles, en lugar de almacenarlos los usan nuestros militares.

Material subastado

El portaaviones Príncipe de Asturias, el buque insignia de la Armada Española, lleva más de un año intentando ser subastado pero nadie ha querido aún adquirirlo para despiezarlo. La primera subasta comenzó en 4,8 millones de euros y después de tres subastas en las que no hubo ni una sola oferta se redujo el precio de salida en un 40 por ciento hasta los 2,9 millones de euros.

Su construcción costó 70.000 millones de pesetas, que al cambio serían unos 450 millones de euros. Se retiró del servicio y se puso a la venta porque no había dinero suficiente para actualizarlo [150 millones de euros] y tampoco para que pudiera navegar pues el coste anual de mantenimiento se elevaba a unos 30 millones de euros.

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Como consecuencia de ello, en los últimos años prácticamente no se le daba uso a pesar de solo tener 25 años de antigüedad y que la vida útil de estas embarcaciones puede superar los 30 años. Por ejemplo, el Clemenceau francés y el INS Viraat indio navegaron durante 36 años, así como el Minas Gerais brasileño, que estuvo 41 años de servicio.

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Para tomar perspectiva sería bueno saber que el Clemenceau francés navegó más de un millón de millas náuticas, cinco veces más que el portaaviones español — 200.000 millas náuticas —. O el portaaviones Charles De Gaulle, que navegó 60.000 millas náuticas más en solo 6 años de servicio.

Por si ello fuera poco, no el ejército español no tuvo reparos en adquirir el buque de proyección estratégica, Juan Carlos I, por unos 360 millones de euros, más del doble de lo que cuesta actualizar el Príncipe de Asturias.

Subastar material militar no es un hecho insólito. Por ejemplo, el ejército de Tierra subastó vehículos militares desde 1.410 euros. En noviembre de 2015 se pusieron a la venta más de cien vehículos militares entre más de mil elementos ofertados, destacando camiones, excavadoras, vehículos de transporte oruga acorazados (TOA), blindados medios de ruedas (BMR), carretillas hidráulicas, camiones blindados, grúas, chatarra procedente de diversos vehículos y un equipo detector de explosivos en cartas.

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Y sin embargo, los altos mandos se quejan de las reducciones presupuestarias

No es muy difícil indagar en los medios de comunicación y encontrar quejas de los altos mandos sobre las reducciones presupuestarias. Un ejemplo podría ser la dura carta que envió el Almirante Jefe de Estado Mayor de la Armada, Jaime Muñoz Delgado, al Ministerio de Defensa.

En ella se quejaba amargamente de los recortes presupuestarios, aunque no hizo mención alguna a que uno de sus predecesores en el cargo, Sebastián Zaragoza, fichó en 2011 por Navantia. Esta empresa fue la causante de la dilapidación de más de 2.500 millones de euros en el submarino S-80, un submarino que a día de hoy no flota.

Por lo tanto, el principal problema de las Fuerzas Armadas no son los recortes presupuestarios, sino las puertas giratorias que unidas a la negligencia e indolencia de muchos altos mandos termina provocando que "compremos armamento que no necesitamos, para escenarios que no se van a producir y que no podíamos pagar ni antes ni ahora" [así lo indicó Constantino Méndez, Secretario de Estado para la Defensa en el año 2011].

Todo un despilfarro en material militar inservible o inutilizable mientras lo soldados españoles comen latas de conservas con gusanos.

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