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Desde la clandestinidad, el capo Rafael Caro Quintero pide otra oportunidad

El legendario capo mexicano dio una entrevista al semanario Proceso en la que negó su participación en el asesinato del agente de la DEA Enrique "Kiki" Camarena y pidió a los gobiernos de EEUU y México que le dejen envejecer en paz.
Imagen por Miguel Dimayuga/PROCESO

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El legendario capo mexicano Rafael Caro Quintero negó su participación en el asesinato del agente antinarcóticos Enrique "Kiki" Camarena, ocurrido en 1985, y refutó que actualmente lidere una incursión al territorio que controlan sus exaliados, el Cártel de Sinaloa.

En una entrevista con la revista Proceso, el fugitivo de 63 años aseguró que ya ha pagado por sus crímenes en prisión y pide al gobierno de México y al de Estados Unidos que lo dejen envejecer en paz.

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"En el nombre de la humanidad, yo creo que ya merezco que me dejen en paz", dijo Caro Quintero en un texto publicado este domingo. "No estoy involucrado en ningún problema de este tipo y mucho menos en una guerra".

Caro Quintero salió de prisión en agosto de 2013, después de estar encerrado durante 28 años por el brutal ataque a Camarena, cuyo asesinato desató una furiosa reacción del gobierno de Estados Unidos y de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés).

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"No, no, no, yo no ordené secuestrar o matar al señor Camarena", insistió Caro Quintero, rechazando la versión de que se vengó del agente estadounidense por informar a las autoridades sobre un enorme rancho de marihuana, donde trabajaban 7.000 personas. "Él sólo estuvo en el lugar incorrecto".

Con una serie de órdenes de aprehensión pendientes luego de su preliberación por un tecnicismo legal, Caro Quintero dijo que no tiene más remedio que refugiarse en la sierra del norteño estado de Sinaloa, donde creció junto a los capos de la droga más famosos de México.

El también fundador del Cártel de Guadalajara contó que, desde su excarcelación, se encuentra prófugo con ayuda de gente que vive en las montañas y de dos pistoleros que lo cuidan.

La versión contrasta dramáticamente con los reportes que aseguran que, apenas salió de prisión, Caro Quintero rápidamente regresó a su rol de importante hombre de negocios sucios, un "talento" que llevó a México a convertirse en una pieza relevante del crimen internacional en la década de los 70 y 80.

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En las últimas semanas, un informe de inteligencia del gobierno filtró la posibilidad de que Caro Quintero sea el líder de una incursión dentro del territorio del Cártel de Sinaloa, aliado con el Cártel de los Beltrán Leyva. Ese mismo informe incluye el asalto a la zona serrana donde creció Joaquín Guzmán y donde actualmente vive la mamá de "El Chapo".

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"Todo es falso, son mentiras", contestó Caro Quintero. "Yo dejé de ser narcotraficante en 1984 y nunca lo volveré a ser. No quiero nada que ver con el tráfico de drogas".

La revista Proceso aseguró que la entrevista tuvo lugar en algún lugar secreto en el norte de México en un edificio aislado con un pequeño altar a la Virgen de Guadalupe.

Caro Quintero aseguró que él comenzó en el negocio de las drogas a los 14 años, cuando la muerte de su padre lo obligó a mantener a su madre y once hermanos. Ahora, insiste, vive de nuevo en condiciones precarias y con la esperanza de que las autoridades, un día, lo dejen de perseguir.

"Pido a la DEA su perdón y también al gobierno de Estados Unidos. No fue mi intención dañarlos", expresó en una de las cuatro disculpas que recitó a lo largo de la entrevista. "Si hice algo malo, ya pagué por eso y todos merecemos una segunda oportunidad".

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