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La desinformación de las autoridades fronterizas de México y EEUU está generando miedo y caos

Funcionarios de ambos países están mal orientados sobre la ley, y las órdenes ejecutivas de Trump han creado temor, desinformación y violaciones a los solicitantes de asilo, indica Amnistía Internacional en un nuevo reporte.
Imagen vía Christian Serna/Cuartoscuro.com
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Alberto estaba condenado a muerte por ver lo que nadie quisiera presenciar. Un día, en su trabajo como auxiliar médico, las maras —pandillas— llegaron a matar a su compañero que tan sólo tenía 14 años. Su único error fue haber sido testigo del crimen, y como El Salvador es un país pequeño la única manera de no correr la misma suerte era salir de ahí.

Cuando la investigadora Madeleine Penman, de Amnistía Internacional, lo entrevistó en la frontera de México con Estados Unidos, Alberto llevaba dos meses varado.

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"Recordemos que El Salvador es un país tan chiquito como el Estado de Hidalgo en México o New Jersey por lo que tienen que salir. Huyó y luego cruzó México, enfrentó abusos tanto de policías mexicanos, como de un pollero que tuvo que pagar. Llegó a la frontera norte y estaba en espera", relató Penman.

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El problema es que después de la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, la situación de los migrantes se ha vuelto más complicada. Aunque han pasado pocos meses, de acuerdo con Penman, la desinformación ha afectado a los migrantes e incluso a las autoridades fronterizas.

"Es una frontera que vive mucho miedo. Funcionarios de Estados Unidos y México son mal orientados sobre la ley. Las órdenes ejecutivas de Trump han creado mucha desinformación y están basadas en una errónea percepción de la realidad", comentó la investigadora a VICE News.

Testimonios como estos, fueron recabados por Amnistía Internacional en su nuevo informe Enfrentando Muros. Violaciones de los Derechos de Solicitantes de Asilo en Estados Unidos y México. Se trata de una investigación que duró un año con testimonios de más de 120 migrantes de Honduras, Guatemala, El Salvador y México, así como 25 funcionarios y 40 organizaciones civiles.

Este informe revela que los funcionarios, tanto de EEUU, como de México violan sus propias leyes migratorias al cerrar sus fronteras a los cientos de centroamericanos y mexicanos que solicitan protección como refugiados, señala Amnistía Internacional.

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Antes de noviembre de 2016, los migrantes solían dirigirse a la aduana para pedir asilo en Estados Unidos, y si bien nunca han sido recibidos con brazos abiertos, actualmente prefieren cruzar el río Bravo.

"Antes teníamos gente que cruzaba el puente y se entregaban en la aduana para pedir asilo en EEUU. Ahora, después de Trump ya no lo hacen, es por puro río", comentó un trabajador social de un albergue para personas migrantes en Nuevo Laredo, Tamaulipas, a Amnistía Internacional.

Y si lo hacen de la forma diplomática, las respuestas que recibirán de los funcionarios en las oficinas de migración estadounidense o en albergues serán cosas como: "No vamos a dejarle entrar, señor. Ahora mismo no aceptamos solicitantes de asilo", "Hablas pura mierda".

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Según el reporte de Amnistía Internacional ni siquiera la postura tomada por la nueva administración y sus intenciones han logrado mermar el cruce de personas. "En lo que va del año fiscal 2017, los niños y niñas no acompañados y las unidades familiares han constituido un 43 por ciento de las aprehensiones en la frontera entre Estados Unidos y México, lo cual representa la proporción más alta de aprehensiones de menores de edad y familias en total desde el año fiscal 2013", explica el informe.

Algunos migrantes no saben cómo actuar cuando llegan a la frontera, porque piensan que las leyes han cambiado, cuando lo cierto es que todavía pueden pedir asilo. Para la investigadora, si bien es todavía temprano para hacer un juicio sobre la nueva administración, ya se alcanzan a observar regresiones.

"Si se quiere poner así, es la calma antes de la tormenta. Lo que sabemos es que los bolsillos de bandas criminales y traficantes de personas están siendo agrandados, el precio pagado a coyotes y polleros aumentó desde que entró Trump. Las rutas se están volviendo caras", lamentó la activista.

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