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VICE World News

Los ecologistas aseguran que las perforaciones de Shell en el Ártico son más arriesgadas de lo que dice la compañía

En una demanda a la Comisión de Valores de Estados Unidos, los grupos dicen que un derrame en el Océano Ártico podría costar decenas de miles de millones a las compañías.
Imagen por Jim Paulin/AP

El desastre ecológico del Deepwater Horizon sucedió hace ahora un poco más de cinco años y dejó un balance de once trabajadores muertos y un vertido de petróleo que avanzó durante meses por el golfo de México. Fue el peor derramamiento de la historia de los Estados Unidos y, a día de hoy, sigue siendo una advertencia sobre los riesgos que conllevan las perforaciones lejos del litoral.

Una nueva causa intercedida por la Comisión del Mercado de Valores de los Estados Unidos (SEC) acusa a la multinacional Royal Dutch Shell de engañar a sus accionistas sobre los riesgos que acarrean las perforaciones en el océano Ártico, y alega, además, que la compañía no estaría preparada para lidiar con otro derramamiento de petróleo de grandes dimensiones.

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En la demanda, que también llama a la comisión a abrir una investigación, Andrew Sharpless, director del grupo de conservación ambiental Oceana y Mark Templeton, director de la Abrams Environmental Law Clinic — una institución que vela por proteger el medio ambiente adscrita a la universidad de Chicago —, advierten que las perforaciones de Shell en el Ártico conllevan unos riesgos extremos para aquella precaria región del planeta.

"Un derramamiento [como el Deepwater Horizon] en el océano Ártico podría destruir preciados ecosistemas y las comunidades submarinas que dependen de ellos, y lo más probable es que significara unas pérdidas para Shell de, como mínimo, decenas de miles de millones de dólares", escriben. "La capacidad de reacción y las labores de limpieza quedarían seriamente entorpecidas — o más bien, completamente imposibilitadas —, por el hielo, la climatología, la oscuridad y por la falta de infraestructura en el remoto y peligroso Ártico."

Existe un puesto veraniego de guardacostas que solo está en activo algunas veces al año en Barrow, a más de cien kilómetros de distancia de la zona en que Shell llevará a cabo sus prospecciones; pero por otro lado, el puesto de guardacostas más cercano está a más de mil quinientos kilómetros de distancia, en Kodiak, Alaska. Y, por si fuera poco, las durísimas condiciones marítimas y climatológicas, incluso durante los meses de verano, convierten cualquier tarea que deba desarrollarse en el mar, en algo extraordinariamente peligroso.

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En diciembre de 2012, la plataforma petrolífera Kulluk, de Shell, de la que se habían extraído 150.000 galones de petróleo y de fluido de perforación, se quedó varada pasada la costa de Kodiak durante una furibunda tormenta de invierno -- en lo que constituyó la puntilla para un año de reveses a las operaciones de la compañía en el Ártico. Dos años después, Noble Drilling, el contratista que manejaba los barcos perforadores de la compañía en la zona, fue declarado culpable de ocho delitos contra el medio ambiente y la seguridad marítima, cometidos durante la temporada de prospección de 2012. Fue condenado a pagar más de 12 millones de dólares en multas.

Los informes anuales de Shell "apenas suministraron cuatro datos generales" sobre cuán caro sería una operación de limpieza, sobre cómo haría frente la empresa a esos pagos o sobre qué técnicas emplearían los demandados cuando estuvieran bajo situaciones meteorológicas comprometidas en el Ártico.

El portavoz de Shell, Curtis Smith, declaró a VICE News que estaba en desacuerdo con las reclamaciones del demandante.

"Seguimos estando satisfechos con nuestro caso, ya que cumple con todos los requisitos de la Comisión del Mercado de Valores de Estados Unidos (SEC)", dijo. Y añadió que "en el caso de un muy improbable derramamiento en el Ártico, no supondría ningún revés financiero para la compañía, puesto que ya hemos tomado todas las precauciones necesarias para prevenir y reaccionar ante las peores situaciones imaginables."

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El Ártico se está calentando el doble de rápido que el resto del mundo debido al cambio climático infligido por el hombre, lo que ha provocado el derretimiento de los polos. A mitad de la década de 2000, Shell invirtió miles de millones de dólares en arrendamientos en alta mar, en Alaska; e invirtió miles de millones más, en cavar pozos de prospección. ConocoPhillips, Statoil y otras compañías hicieron también fuertes inversiones en la flamante zona derretida, tan acogedora con la expansión industrial.

Un análisis conducido por el departamento del interior en el remoto mar Chuckchi, en el Ártico - donde, en 2015, Shell planea invertir mil millones de dólares solo para mejorar los resultados de sus perforaciones --, dedujo que existe un 75 por ciento de posibilidades de que se produzca un masivo vertido en el Ártico en los próximos 77 años si los alquileres ya concedidos generan todos los frutos esperados y las compañías de combustible fósil logran extraer todo lo que planean perforar por debajo del océano Ártico.

Además de los riesgos que supondría un derramamiento, la demanda interpuesta también defiende que Shell todavía no se ha hecho eco de las numerosas demandas en su contra interpuestas por las comunidades indígenas de Alaska, gobiernos locales y por empresas de conservación ambiental -- litigios que "amenazan la totalidad de su proyecto en el Ártico"-- , escriben Sharpless y Templeton.

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A finales de abril, los Estados Unidos asumieron la presidencia del Consejo del Ártico, que incorpora a los ocho países con presencia en el Ártico, además de algunos países observadores como China e India. Templeton y Sharpless lo describieron como "una oportunidad para fomentar un debate de fondo con toda la información sobre bajo qué condiciones y en qué circunstancias podría producirse la extracción de los recursos naturales", además de que "la exposición de los riesgos materiales que conlleva la operación sea y debería de ser una parte importante del proceso".

El secretario de Estado, John Kerry ha convertido el cambio climático en una de las prioridades de su mandato de dos años al frente del Consejo. A principios de mes ya declaró que "solo hay un Ártico y todos nosotros -- los Estados Unidos, el resto de países, los pueblos indígenas y las comunidades del Ártico -- tenemos que unirnos para asegurarnos de que nos responsabilizamos como es debido de esa increíble región."

Mientras el abogado de Oceana, Mike Levine, ha dicho que los grupos cumplieron con los requisitos y facilitaron la información suficiente para justificar la investigación de la SEC, la SEC no está obligada a investigar.

La SEC no ha respondido públicamente a la petición.

En enero, Shell anunció sus planes de regresar al Ártico este verano por primera vez desde el desastroso ejercicio de 2012. Lo hará con el mismo contratista de entonces: Noble Drilling. Según el poeta y activista de Greenpeace Travis Nichols, la ampliación de las actividades de prospección de Shell en el Ártico constituyen un círculo vicioso planetario.

"El problema es que si se desplazan hasta allá arriba y derraman algo será un desastre local. Si se desplazan hasta allá arriba y no derraman nada y triunfan, entonces será un desastre global" ha declarado Nichols a VICE News. "El petróleo del Ártico es uno de los proyectos de combustible fósil que no puede seguir adelante si queremos mitigar las peores consecuencias del cambio climático. Es un proyecto de combustible fósil extremo se mire desde dónde se mire. Se están yendo hacia el final de la Tierra -- literalmente -- para encontrar las últimas gotas de petróleo que quedan."

Sigue a Darren Ankrom en Twitter: @darrenankrom