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El escándalo SwissLeaks, según el hombre que filtró las cuentas del HSBC

VICE News entrevistó a Hervé Falciani, el ex empleado del HSBC responsable de la mayor filtración bancaria en la historia.
Image via Vice News

Las autoridades inspeccionaron el pasado miércoles las oficinas suizas del HSBC como parte de una investigación penal sobre las acusaciones de "blanqueo de capitales". El lunes Francia puso fin a su propia investigación sobre el presunto sistema de evasión fiscal para los clientes ricos, y se espera que se presenten los cargos en los próximos días.

El responsable del dolor de cabeza legal del HSBC es Hervé Falciani, un ex empleado convertido en denunciante, que en 2008 filtró datos robados sugiriendo que el HSBC ayudó a miles de sus clientes más ricos a evadir impuestos y a ocultar millones de euros de activos.

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Los documentos filtrados fueron obtenidos este año por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ por sus siglas en inglés) a través del periódico francés Le Monde, y fueron analizados por un consorcio de 154 periodistas afiliados a 47 distintos medios de comunicación — entre ellos Le Monde, The Guardian, CBS y The Indian Expess, entre otros. The Guardian calificó el resultado de la investigación como "la mayor filtración bancaria en la historia".

Las llamadas revelaciones de SwissLeaks han tenido fuertes repercusiones en la comunidad internacional, entre otras cosas porque los documentos muestran que la filial suiza del HSBC ayudó a que sus clientes ocultaran 204.5 billones de dólares de activos (lo que equivale a unos 183 billones de euros) de las autoridades tributarias internacionales — activos que se han atribuido a 20.000 sociedades pantalla en paraísos fiscales.

Según la información filtrada, los clientes del Reino Unido ocupan el segundo lugar en el ranking de países con clientes en la filial suiza del HSBC que más activos ocultó al Fisco, llevando al RU a iniciar una investigación sobre dichos datos.

El HSBC publicó el domingo un comunicado de una página entera en dos periódicos británicos — The Mail On Sunday y The Sun — presentando disculpas a sus clientes por el reciente escándalo tributario.

Falciani afirma que intentó avisar a las autoridades tributarias británicas sobre el sistema del secreto de evasión fiscal del HSBC. Le Monde hizo público un e-mail en el que se evidencia que Falciani efectivamente escribió a la Administración Tributaria del Reino Unido (Her Majesty's Revenue and Customs) en 2008, pero que tras ofrecerse a facilitarles una base de datos de clientes, no obtuvo respuesta por parte de la organización.

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La filtración ha sido especialmente complicada en el RU debido a que el exministro de Comercio, Stephen Green — designado por el Primer Ministro británico David Cameron en 2011 — presidió la filial suiza del banco durante el periodo al que corresponden las filtraciones. Green dejó el cargo a finales de 2013, después de que se plantearan graves cuestiones sobre su conflicto de intereses en un momento en que el HSBC se encontraba bajo investigación en EEUU. Desde que salieran a la luz las revelaciones de SwissLeaks, Green ha demitido como presidente del consejo asesor del organismo de la industria bancaria, la City del Reino Unido.

En una entrevista con el periodista Thomas Sotto en la emisora de radio francesa Europe 1, Falciani dijo que la gente debería exigir más revelaciones, comentando al presentador, "Te sorprenderías". Falciani añadió que ahora era cuestión de las autoridades el "determinar las dimensiones" del fraude.

El delator ahora dice que está dispuesto a colaborar con la justicia suiza para destapar el blanqueo de capitales, siempre y cuando le aseguren un "salvoconducto".

"Me gustaría obtener un salvoconducto para ir a mi juicio. No pretendo eludir mis obligaciones. Quiero tomar esta oportunidad para compartir toda la información", dijo en el canal RTS de la televisión suiza.

En primer lugar, ha habido informes contradictorios sobre los motivos de Falciani para hackear el sistema y robar la información en cuestión. El diario francés Le Monde lo ha descrito como "un oportunista", mientras que otros le han dado el apodo del "Snowden francés". Algunos informes han sugerido que Falciani intentó vender los archivos robados, antes de empezar a colaborar con las autoridades fiscales francesas en 2008.

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Hablando con VICE News por Skype desde una ubicación no revelada de Roma, Falciani negó haber intentado vender los datos, y nos dio su versión del escándalo de SwissLeaks.

VICE News: Empecemos con los últimos datos — el e-mail que mandaste a HMRC (las autoridades tributarias británicas) el 18 de marzo de 2008. ¿Nos confirmas que enviaste este e-mail?

Hervé Falciani: Sí, sí. Después de ese e-mail, esperaba que al menos me dieran algún tipo de respuesta. Tras enviar el e-mail, procedí a llamarles, hablé con gente, [llamé] a líneas directas que están configuradas para ese fin en Inglaterra. Y me pasaron de una persona a otra, [con personas que] no entendían de qué les hablaba o que no parecían interesadas en el tema. Si continua el revuelo mediático, entonces probablemente el HMRC va a darme alguna respuesta. Reabrirán investigaciones, y podremos cavar más hondo. Los investigadores de Inglaterra deberían colaborar con los franceses, los españoles y los belgas — deberían compartir sus datos unos con otros. Si lo hacen, ello traerá consigo cosas buenas.

Lo que saldrá a la luz en el largo plazo es que me puse en contacto con muchas entidades extranjeras, y colaboré con varias de ellas. Pero siguieron llegando los obstáculos. Al principio, fue un camino lleno de dificultades — sobre todo para mí. Lo más sorprendente de todo — aunque así es como funciona — es que los principales accionistas a menudo se enfrentan a los mayores obstáculos [en el trabajo sobre fraude fiscal]. He presenciado faltas graves en diversas entidades bancarias. Desde entonces, he tenido mucho tiempo para fijarme en las faltas graves dentro de los propios gobiernos. Creo que en algún momento alguien debería escribir un libro sobre este tipo de faltas, dar su testimonio con pruebas de los hechos y evidenciar estas deficiencias.

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Hace unos días, el HSBC emitió un comunicado disculpándose por las alegaciones hoy en el centro del ojo mediático. ¿Cómo te sientes respecto a este hecho?

Sé que se me condenará, pero nunca tendré que pedir disculpas. Nunca… sabes, nunca he perjudicado a la sociedad. Nunca he hecho daño a nadie que no se haya metido en una situación voluntariamente. De alguna manera, eso me reconforta, sí, aún hay gente que se respeta a sí misma. Eso muestra que, a pesar de todo, no se puede generalizar. En un banco, en el sector bancario, no hay uniformidad. No todo es bueno o malo. En las entidades bancarias, algunas personas — y estoy seguro de que no fue fácil — consiguieron convencer a otros de que en algún momento debían aceptar que la gente había mentido, y de que había llegado el momento de avanzar y de compartir dicha información con los ciudadanos. El bando opuesto hizo un giro de 180º. Antes, decían "No, el Sr. Falciani no tiene nada sobre nosotros. Todo lo que dice son mentiras, está engañando". Ahora que las cosas han cambiado ya no se muestran tan petulantes.

¿Qué nos puedes decir sobre las acusaciones — que alegan que intentaste vender los documentos?

Vamos a mostrar, una vez más — en gran detalle — quien mintió. Y como verás, el primero y el último en mentir fue el banco. Con suerte esto va a salir a la luz — y espero estar vivo para poder verlo — menuda banda de cabrones están hechos.

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Volvamos al principio de todo, cuando empezaste a trabajar para el HSBC. Antes de los SwissLeaks. Comenzaste a trabajar en HSBC en 2001. ¿Qué trabajo tenías en ese entonces?

Cuando empecé en el banco en Mónaco, mi trabajo consistía en ayudar a crear un departamento de investigación y desarrollo. Tenían grandes problemas con los sistemas informáticos… Esta es la manera agradable de decirlo. Cuando comencé a trabajar para ellos, salieron a la luz una serie de informes sobre fraude. En ese entonces, tuvo lugar un importante escándalo por malversación de fondos, en el que se vieron implicadas diversas celebridades. Eso fue en 2001. Nuestro trabajo consistía en asegurar que en el futuro no volviera a ocurrir un fraude de este tipo. Y lo interesante es que el sistema, una gran parte del sistema informático utilizado por los banqueros es, de hecho, más que arcaico. Decir que ese era un hecho problemático es suavizar el escenario. Para poner un ejemplo, con la transacción bancaria más simple — como realizar una transferencia de una cuenta a otra —, en esa transacción, un director podía estafar a sus clientes, lo cual es bastante desafortunado.

¿Qué solución propusiste?

Mi primera tarea fue encontrar una solución a este problema, y trabajamos en ello durante varios meses. Desarrollamos lo que llamamos un "flujo de trabajo". Un sistema que permite monitorizar más o menos todo lo que sucede en el banco, prácticamente al momento. Registrar, por ejemplo, todas las operaciones llevadas a cabo por los directores. También registrar los movimientos de cualquier persona implicada en una transacción. Este proyecto hizo que desde la gestión de la banca privada de HSBC (HSBC Private Bank) en Ginebra se fijaran en nosotros — en mi persona y en mis colaboradores, Así es como pasé a convertirme en accionista de diversos proyectos de principios de 2001 a principios de 2002, especialmente de los proyectos más delicados del banco, y no a nivel local en Mónaco, sino a nivel mundial, en Ginebra.

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¿Qué es la filial "Private Bank" del HSBC?

Es bastante inusual. No es el banco común que puedes encontrar en tu vecindario. El Private Bank es un banco offshore o extraterritorial (un tipo de entidades bancarias normalmente situadas en paraísos fiscales) bastante inusual. Presta servicios principalmente a clientes con un perfil internacional, no residentes en un país en particular. Es un tipo de banca que se construye a través de la comunicación, a partir de una red con otras entidades bancarias. Se forma en torno a una red de filiales y socios bancarios de todo el mundo. Así fue como me encontré trabajando cada vez más y más en Ginebra. Y trabajé en varios temas, en varios proyectos "estratégicos". Aprendí cómo funcionaba el sector. Mi trabajo allí no era tan diferente del que desempeñaba en Mónaco, era más o menos lo mismo: Me encargaba de desarrollar el sistema informático, que es un aspecto clave de cualquier banco.

¿Cómo te hiciste con las famosas "listas"?

Lo de las listas fue bastante sencillo. No son exactamente listas. De hecho, no es lo que te imaginas seguramente; no se parece en nada a un listado de Excel. Debo decir que en Mónaco trabajaba en el núcleo del sistema [operativo]. Estaba intentando arreglar una estafa demostrada. Trabajamos en ello y creamos un sistema. Cuando llegamos a Ginebra, naturalmente esperábamos que lo que había dado lugar a irregularidades en Mónaco también podría arreglarse en Ginebra. Así que cuando tres de nosotros llegamos a Ginebra, esperábamos continuar, o por lo menos hacer una réplica de lo que habíamos empezado en Mónaco. Y eso es exactamente lo que no sucedió.

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¿Por qué no?

Pronto nos dimos cuenta, junto con los demás expertos e ingenieros informáticos, de que había un problema de fuerza mayor. Empezamos a sospechar que la dirección de operaciones, por ejemplo los directivos, no querían que el sistema fuera fiable, o estuviera sujeto a controles. Hoy sabemos por qué. Tenemos mayor conocimiento sobre por qué la gente no quería que el sistema fuera eficiente. Lo que intentamos fue encontrar y registrar el tipo de información que sería necesaria para llevar a cabo una auditoria interna. Yo no tenía ningún acceso privilegiado al sistema. Necesitábamos un volumen de datos enorme, por lo que íbamos anotando las referencias de los sistemas informáticos que según considerábamos contenían la información más importante. Extrajimos documentación del banco durante meses, y la guardamos en una nube — en una red segura. Al empezar a almacenar estos datos, me aseguré de que lo guardábamos todo: cuentas, direcciones, sociedades pantalla, históricos de las cuentas… Resumiendo, todo lo que pudiera explicar las actividades de la entidad bancaria. "Las listas" sirven solo para extraer una categoría específica de datos, para cuando se necesita una visión general.

¿Quieres decir que tu principal motivación era prevenir el fraude, es así?

Tienes que entender… He explicado qué es la banca privada: el banco offshore o extraterritorial, la red bancaria. Si retrocedes un poco…Crecí con la banca privada, pero a nivel local. El tipo de bancos con el que estás familiarizado: el banco de tu vecindario, con gente entrando y saliendo. Gente que saca y deposita dinero. Un banco bastante convencional, aunque se trataba de un banco para los ricos, porque vivíamos en Mónaco. Había mucha gente jubilada. Ese es el tipo de banco que conocí de joven, a través de mi padre, que trabajaba en ese entorno. Pero en Mónaco (con el HSBC), y después ya en Ginebra entré en un mundo diferente. La red bancaria, los bancos offshore. Me di cuenta que los riesgos allí eran mayores que los riesgos asociados a un banco de barrio. Todo se magnifica.

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¿En qué pensabas cuando finalmente te hiciste con estos documentos?

Íbamos a intentar mantenerlos seguros para las autoridades legales internacionales. Nos encontramos con un dilema. Teníamos en nuestras manos una información extremadamente sensible. Si contactábamos con alguien, y ese alguien era la persona incorrecta, esa persona podría fácilmente deshacerse de nosotros. Así que desde el principio decidimos contemplar distintos canales. Me dediqué a ello durante meses. Me puse en contacto con abogados, varios servicios de inteligencia, y agencias anti-fraude en Francia. Al mismo tiempo, sólo podían tener acceso a la información las personas estrictamente necesarias, con el fin de prevenir que los datos fueran bloqueados, y para impedir que se pudieran librar de nosotros. Estuvimos una semana entera haciendo contactos, que luego fuimos cultivando durante meses, en Líbano [en 2008]. Ese fue el primer lugar donde dejamos rastro. También me aseguré de que los documentos no pudieran ser falsificados, y garanticé su integridad duplicando todo lo que habíamos almacenado.

A menudo te refieres a "nosotros" cuando hablas de cómo tratasteis esta información. ¿Quiénes son "nosotros"?

Siempre he sido parte de un equipo. Ha habido muchos equipos. Solemos afrontar nuestras decisiones y nuestras responsabilidades individualmente, pero todo lo que hice, siempre lo hice como parte de un equipo. Hicimos algunas cosas bien como equipo. Son personas como tú y como yo. Funcionarios, agentes policiales, expertos legales, investigadores, académicos, gente anónima…

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A finales de 2008, viajaste a Francia para colaborar con las autoridades tributarias francesas y entregar la documentación.

Cuando empecé en Líbano, me aseguré de hacer contacto con otras agencias. En ese momento consideré dos opciones. Tenía que decidir entre ir a Alemania o Francia. Si hubiese ido a Alemania, habría perdido el control del caso, solo tendría que haber entregado la información. Así que decidí ir a Francia, donde ya habían establecido algunos contactos — contactos de alto nivel— y donde sabía que yo podía ser útil. Aún tenía algunas preguntas sin responder, pero finalmente resultó ser una decisión acertada.

La colaboración con Francia terminó en 2009. Desde entonces, has estado en España, donde ahora estás colaborando con el partido político de izquierdas Podemos a desarrollar su programa electoral. ¿De qué trabajas actualmente?

Hace unos meses que estoy desempleado. La mayoría de la gente con la que trabajo y con la que he trabajado forma parte de la sociedad civil. ONG, políticos… Digamos que cuando se interesan por el fraude o por cuestiones fiscales, por supuesto, entonces se ponen en contacto conmigo. Es importante destacar que hay muy pocos políticos interesados en la mala gestión financiera. Incluso la gente más agresiva con la que trabajo, en España y en otros países, saben que vamos pisando sobre cáscaras de huevo. Lo que sucede con la mala gestión financiera es que tienes que hacer creer a la gente que es la única manera de hacer las cosas, que tienen que vivir con ello, o de lo contrario lo perderán todo. Lo difícil es no ahuyentar a aquellos que apoyan las buenas prácticas, la buena gestión financiera, o a los civiles, quienes ya suelen estar desalentados. Mucha gente tiene medio de abordar esta cuestión porqué, en primer lugar, es un tema bastante complejo, y en segunda lugar, porque temen no contar con el apoyo de la gente.

Nuestro trabajo con Podemos consiste en dirigirnos a los ciudadanos y decir, "Chicos,, mirad, podemos hacer muchas cosas, realmente tenemos soluciones". En este momento estamos desarrollando un programa con los colaboradores europeos. A título personal, lo que me gustaría es volver a trabajar en matemáticas aplicadas. Nunca he conseguido decidir acabar con mi lucha contra el HSBC, y, sabes, he experimentado dificultades con el trabajo, pero ahora ya estoy más que acostumbrado. No tengo miedo, pero estoy sufriendo. Sufro por los míos, pero no tengo miedo en absoluto. Si lo tuviera, no hubiese podido hacer todo esto, no hubiese siquiera podido contemplar estar pasando por esta situación.

La semana pasada dijiste a los medios que se prepararan para nuevas revelaciones. 

Sé exactamente qué documentos se han publicado, y cuáles quedan aún por compartir contigo y con los demás ciudadanos — no solo con los medios. A pesar de ser un gigante, contando con el mayor intranet del mundo, el HSBC no trabaja de forma aislada. No trabaja solo. Colabora con otros bancos. Si te fijas en la información de la que dispone la justicia actualmente, el registro de las transacciones — por ejemplo, de las transacciones entre bancos —, por un lado tienes el HSBC, y por el otro, bancos que colaboraron con el HSBC. Lo que significa que, con el tiempo, a medida que vayamos conociendo más sobre las dimensiones del caso, por supuesto vais a oír hablar de otros bancos…

Más información por Mélodie Bouchaud.