En el campo de desplazados de Batangafo familias y niños no acompañados han construidos sus refugios huyendo de la violencia. (Pablo Tosco/Oxfam Intermón)
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Los grupos armados siguen aterrorizando a la gente, 400.000 personas siguen sin casa y 2,3 millones de personas, más de la mitad de la población del país, necesitan acceder a asistencia humanitaria básica: agua, comida y cobijo. Con todo, esta es una de las crisis humanitarias más olvidadas y menos financiadas.A un mes de acabar el año, el país centroafricano solo ha recibido el 34 por ciento del dinero que Naciones Unidas pidió a la comunidad Internacional en su llamamiento para tratar de paliar las necesidades más urgentes de la población.En Batafango, un pueblo enclavado en medio de la selva en el noroeste de República Centroafricana, armas quedan casas en pie. La inmensa mayoría de sus 29.000 habitantes malviven hacinados y en condiciones nefastas al lado de sus antiguas viviendas, en el segundo mayor campo de desplazados del país, para evitar ser objeto de nuevos saqueos y agresiones. El primero sigue siendo Castor.