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Alemania

En imágenes: las inquietantes fotos en color del Tercer Reich

Aunque casi todo el mundo sabe cómo era la propaganda y la potente maquinaria de símbolos de Hitler, ver las imágenes en color de Hugo Jaeger, uno de los fotógrafos personales de Hitler, amplifican aun más la potencia de una ideología que causó terror.
Imagen por Hugo Jaeger/LIFE
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Este artículo fue publicado originalmente en MOTHERBOARD.

El Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán de Hitler es ampliamente famoso por el uso de símbolos en las campañas: enormes banderas con águilas y multitudes alineadas que causan una merecida impresión siniestra. Una tipología de desfile que ha sido imitada por muchos regímenes autoritarios.

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Sin embargo, aunque casi todo el mundo sabe cómo era la propaganda y la potente maquinaria de la simbología nazi, verlo en color en esta impresionante serie de fotos de Life es un auténtico golpe en el estómago.

Imagen por Hugo Jaeger/LIFE

Life ha excavado en sus grandes archivos para realuza retrospectivas de las fotos antiguas — algunas de ellas inéditas —, y de la serie de Hugo Jaeger, que fue uno de los fotógrafos personales de Hitler.

Imagen por Hugo Jaeger/LIFE

Inquietantes imágenes de ciudades enteras envueltas en banderas con la esvástica como si una marea roja inundara cada rincón de la ciudad. Eso es, obviamente, la impresión que Hitler y su maquinaria de propaganda querían transmitir: que el partido nazi era una fuerza imparable y que la única opción era unirse.

Imagen por Hugo Jaeger/LIFE

El poder de Hitler nació en parte de la estética de culto que alentó. Cuando nos enfrentamos a una maquinaria tan increíblemente eficiente, que aparentemente pinta todo de rojo, la disidencia se torna difícil.

Imagen por Hugo Jaeger/LIFE

Pero las imágenes por sí solas, por poderosas que sean, no pueden sostener un movimiento político para siempre. Mientras que el partido de los nazis obtuvo rédito incrementando sus filas al transmitir la idea de que todo el mundo estaba con ellos con un mensaje del tipo "únete o quedarás atrás (o asesinado)", la disidencia, tanto dentro de Alemania como en el extranjero, persistió.

Hitler interpretó su "Reich de 1000 Años" y se presentó como invencible mientras cometió atrocidades indecibles durante su mandato, sin embargo los aliados lo derrotaron diez años después de su llegada al poder.

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Imagen por Hugo Jaeger/LIFE

Esa grotesca simplificación es parte básica de cualquier libro de historia del siglo XX, pero con fotografías en blanco y negro.

Las fotos de Jaeger son técnicamente impresionantes. El tipo de película que utilizó, 35mm Kodachrome, fue lanzado por primera vez en 1936, y fue sólo después de esto que la fotografía en color consiguió propagarse lentamente en manos de profesionales.

Es un increíble ejemplo de lo poderoso que puede ser el desarrollo técnico, incluso en las artes, sólo pocos años después de la aparición comercial de la tecnología de película en color, la habilidad de Jaeger con el nuevo medio se destaca con fuerza en esta serie, aunque lamentablemente sea para documentar la vida de uno de los villanos más famosos de la historia.

Pero eso es lo que hace fascinante a estas fotos, sobre todo desde el punto de vista de la innovación. Dudosamente los químicos que trabajaban con esta tecnología sospechaban el uso que las películas a color darían a la maquinaria de propaganda nazi.

Imagen por Hugo Jaeger/LIFE

Es importante resaltar el hecho de que, si bien la maquinaria de propaganda de Hitler era poderosa, no fue suficiente.

Como editor de Life.com, Ben Cosgrove, escribe en su texto que acompaña la publicación de este conjunto de fotos: "nunca está de más recordar que se necesitan mucho más que símbolos — no importa lo eficientes que sean, o cuan trascendentes parezcan — para transformar un movimiento en una fuerza política, social o militar perdurable".

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Imagen por Hugo Jaeger/LIFE

Existe una razón por la que el simbolismo de la mano dura del partido nazi ha sido caricaturizado en películas como 1984 y Death Race 2000. No se trata sólo de una dimensión política, sino también histórica. El concepto de cubrir cada metro cuadrada de espacio público con banderas que representan al partido, cualquiera que sea, es un viejo truco, y uno que asociamos casi automáticamente con los gobiernos totalitarios.

El libre pensamiento requiere estéticas libres, y un déspota refregando su propaganda en la cara de todos y en todo momento invade la mente. Pero a pesar de eso siempre habrá disidencia.

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