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ESPAÑA

Entra en prisión el joven español acusado de portar una bomba casera en una manifestación

Alfonso Fernández Ortega fue enviado ayer a prisión por el Tribunal Supremo español tras confirmarse la pena de cuatro años a la que fue condenado el pasado mes de noviembre tras ser detenido con un artefacto explosivo durante la huelga general de 201...
Imagen por Pedro García Campos

Entre gritos de "nuestros hijos no son terroristas" y "fuera de nuestro barrio", la policía española se llevó ayer a prisión al joven Alfonso Fernández Ortega después que el Tribunal Supremo español confirmarse la pena de cuatro años a la que fue condenado el pasado mes de noviembre tras ser detenido con un artefacto explosivo durante la huelga general de 2012.

'Alfon', como se le conoce popularmente en España, de 23 años, se entregó voluntariamente a la policía en la parroquia de San Carlos Borromeo, situada en el distrito de Vallecas, al sur del Madrid. Allí, acompañado por unas cuatrocientas personas que arroparon al joven entre gritos de "Alfon Libertad", fue detenido sin oponer resistencia.

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"Ha sido una acción pacífica porque él así lo ha querido en todo momento", cuenta a VICE NEWS Javier Baeza, sacerdote de la parroquia, conocido popularmente como "el cura rojo". Baeza, que lleva "tres años ayudando a la familia" del joven, ha sido el encargado de negociar la detención con los agentes de la policía.

Alrededor de 300 personas se reunieron en la parroquia San Carlos Barromeo de Vallecas (Madrid) para mostrar su apoyo a Alfon. 

"Les hemos explicado que iba a entregarse sin resistencia y que lo mejor era que no entrasen ni cargasen contra la gente", matiza Baeza, que explica que "lo ocurrido aquí ha sido un ejemplo más de que Alfon — que ha defendido su inocencia desde un principio — nunca ha sido alguien peligroso: al contrario, siempre ha colaborado con las autoridades".

Unas trescientas personas entre vecinos de Vallecas, amigos, familiares y miembros de grupos como las coordinadoras antifascistas de Madrid, Movistar en Lucha, Coca Cola en Lucha o la plataforma de Apoyo a Alfon rodearon y acompañaron al joven llenando a rebosar los dos pisos y la terraza de la parroquia.

Miembros del colectivo de apoyo a Alfon abandonan la parroquia del madrileño barrio de Vallecas. 

El caso de Alfon tiene como contexto el distrito del madrileño barrio de Vallecas, en el que existe un fuerte arraigo de movimientos sociales, la izquierda antifascistas y anticapitalista, que son al mismo tiempo víctima y protagonista de la crisis social y política que ha dejado a España con cerca de un 23% de paro. Este distrito, castigado por esa crisis y, al mismo tiempo centro de iniciativas vecinales en materia de tolerancia, integración y defensa de los derechos sociales, "es un ejemplo", según Baeza, "de algo que el poder político actual no quiere: que la gente se una para defender lo suyo".

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Los minutos previos a la llegada de los agentes de la policía — cerca de un centenar, distribuidos en 16 unidades — transcurrieron entre cánticos de apoyo a un joven al que se le veía visiblemente emocionado.

Tanto el círculo más cercano como el propio Alfon portaban monos blancos y máscaras. Tras más de de dos horas, y ante la presión de la policía, los ocupantes de la parroquia fueron saliendo uno a uno portando máscaras con el rostro del joven, que abandonó el edificio el último y se destapó antes de ser introducido en el vehículo de la policía judicial.

"Alfon ha estado entero y en todo momento ha insistido en que no tenía que haber problemas y que tenía que ser algo pacífico", explica a VICE NEWS Luis Prieto, miembro de la Plataforma de Apoyo a Alfon, fundada a raíz de la primera detención del joven en 2012.

Los momentos posteriores a la detención se desarrollaron en una cierta atmósfera de tensión entre los agentes y cerca de un centenar de personas. Diez minutos después, sin mayores incidentes ni detenciones, finalmente la policía abandonó los alrededores de la parroquia entre golpes en sus furgonetas y gritos de "nuestros hijos no son terroristas" y "fuera de nuestro barrio".

Muchos de las personas que acudieron a dar apoyo a Alfon lo hicieron portando una máscara con su rostro. 

La entrada en prisión de este activista madrileño relacionado con movimientos antifascistas y con Bukaneros, grupo ultra del equipo de fútbol madrileño Rayo Vallecano, supone el desenlace definitivo de un caso que mediático que ha servido como arma arrojadiza para los grupos más conservadores y estandarte para plataformas sociales de izquierda, que siempre han defendido su inocencia.

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"Nosotros seguimos creyendo que es inocente y que ha sido objeto de un montaje policial. En ese sentido, no tiene nada que esconder", recalca Prieto, que recuerda que el pasado 14 de noviembre de 2012, durante la jornada de huelga general en España, el joven fue detenido "en posesión de un artefacto explosivo casero que no llevaba y que pertenecía a los propios agentes", hecho en el que tanto el propio Alfon como su abogado han insistido sistemáticamente.

A pesar de lo detallado y extenso del auto, el entorno y el abogado de Alfon, Erlantz Ibarrondo, han denunciado hasta la saciedad que el proceso ha sido una suma de "hechos manipulados". Varios detalles - no se ha probado que el líquido de las botellas fuese gasolina, las huellas de Alfon nunca han aparecido en sobre ningún artefacto, la policía le siguió durante años por su pertenencia a Bukaneros pero sin denunciarle por nada - hacen de la sentencia, según ese entorno, "una realidad jurídica claramente discutible", explica Javier Baeza.

"Mi sobrino estaba viviendo en Barcelona, trabajando y rehaciendo su vida, pero sabía que iba a entrar en prisión tarde o temprano", cuenta a VICE NEWS Amparo Ortega, tía del detenido. "Hoy por la mañana nos han mandado un mensaje diciendo que ya era oficial y hemos venido en coche", añade.

Ortega describe a su sobrino como "una persona fuerte" que "ha madurado mucho", y explica que por la mañana el joven "había mandado un fax" a los jueces pidiendo "que vinieran a buscarle a la parroquia", porque "quería sentirse acompañado de su gente" en el momento de la detención.

Alfon emocionado y rodeado por amigos y familiares momentos antes de su detención. 

"La vista del Supremo ha sido esta mañana y en apenas unas horas ya está en prisión, algo sorprendentemente rápido dados los tiempos habituales de la justicia española", matiza Javier Baeza, que subraya irónicamente "otra casualidad": el 1 de julio, "en menos de dos semanas", entra en vigor en España la nueva Ley de Seguridad Ciudadana, popularmente conocida como 'ley mordaza' y que ha sido recurrida por varios grupos políticos por su inconstitucionalidad.

La sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid que ahora ratifica el Supremo condena a Fernández a cuatro años de prisión al entender como probado que se le encontró un artefacto explosivo casero — la declaración policial describe cómo el joven la lanzó al suelo y opuso resistencia; según declaró el joven en el juicio, el artefacto lo llevaba la policía — tras ser detenido por la policía camino de las manifestaciones de la huelga general de 2012.

Imágenes por Pedro García Campos.