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ESPAÑA

La España del pacto imposible: quizá debas preparar tu voto porque esto huele a nuevas elecciones

Las posibles alianzas para pactar un nuevo gobierno son un complejo sudoku. Las diferencias ideológicas y de modelo territorial de los cuatro partidos principales dificultan y debilitan el acuerdo. La opción de celebrar elecciones anticipadas gana peso.
Rueda de prensa de Pablo Iglesias, líder de Podemos. (Imagen por Emilio Naranjo/EPA)
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España ya no es la misma, pero el rostro del cambio todavía es un vago esbozo. Las elecciones generales celebradas el domingo dejaron algo en claro, los votantes castigaron a los partidos tradicionales en beneficio del cambio político, pero el vuelco hacia la nueva política asomó la cabeza sin conseguir, al menos por el momento, desbancar a la vieja guardia.

El gubernamental y conservador Partido Popular (PP) ganó con 123 de los 350 escaños en juego, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), de signo socialdemócrata, consiguió mantenerse como segunda fuerza pero ningún partido obtuvo más del 30 por ciento de los votos y la irrupción de los liberales Ciudadanos y, sobre todo, de los progresistas Podemos asestó un golpe mortal al modelo bipartidista.

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Si hablamos de gobernabilidad, sin embargo, la amalgama de diferencias en el terreno ideológico y de modelo territorial entre estos cuatro partidos hace que cualquier posible alianza para formar un gobierno estable se convierta en un sudoku imposible. Un crucigrama que, según los expertos consultados por VICE News, podría conducir a la convocatoria de elecciones anticipadas.

Pero antes de volver a hablar de papeletas, veamos cuáles son las principales opciones que existen para formar un nuevo gobierno.

La primera pasaría por un pacto entre los partidos tradicionales. Un acuerdo entre PP y PSOE que podría implicar la formación de un gobierno de coalición o uno que se limitara a la abstención de los socialistas para permitir la investidura del líder popular Mariano Rajoy. Algo a lo que se presta Ciudadanos y que si también hiciera el PSOE equivaldría a posibilitar la reelección del actual presidente por minoría simple.

Pero el cabeza de lista y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha rechazado de plano ambas posibilidades. En este contexto, Javier Maroto, vicesecretario del Partido Popular en el País Vasco, ha pedido "altura de miras" para llegar a un pacto que revalide a Rajoy y que permita trabajar por la "estabilidad y el empleo".

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La consigna socialista, sin embargo, parece estar clara. "No hay ninguna posibilidad de que nuestro partido permita la investidura de Rajoy. El PSOE es [y actuará] cómo una alternativa de cambio", aseguró Rafael Simancas, secretario general del PSOE de Madrid, en línea con Sánchez.

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"Tal y como están las cosas, la abstención [para permitir la investidura] es altamente improbable y si esta opción saliera adelante, lo más posible es que Rajoy tuviera que dimitir para que entrara en liza otro candidato popular", asegura a VICE News Manuel Villoria, director del departamento de Gobierno, Administración y Políticas Públicas del Instituto Ortega y Gasset.

"Rajoy ha muerto [en términos políticos]", añadió este experto para quien el actual presidente es uno de los mayores damnificados de los resultados de los comicios al Congreso.

Pero como el perro del hortelano, parece que el PSOE ni come ni deja comer. Simancas declaró ayer tajantemente que su formación no permitiría la celebración de un referéndum sobre la independencia en Cataluña, una propuesta que Podemos, su socio natural en una hipotética gran coalición de izquierdas, considera innegociable.

"Cualquier fuerza política que no entienda la plurinacionalidad de nuestro país está dispuesta a entregar el gobierno al PP", aseguró ayer Pablo Iglesias, el líder del partido morado.

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Esta segunda opción, en consecuencia, también es muy complicada debido a la divergencia de planteamientos en cuanto al modelo territorial de estos dos grupos. El pacto de izquierdas incluiría también a Izquierda Unida (IU) y sumaría 161 escaños, lejos de la mayoría absoluta de 176.

Además, este equilibrio de fuerzas requeriría del apoyo explícito para la investidura de Sánchez de, al menos, una de las formaciones del independentismo catalán: ERC o Democracia y Libertad. Estos partidos podrían no formar parte del gobierno y actuar, luego, como socios coyunturales. El precio, sin embargo, sería alto dado que la celebración del referéndum parece ser la línea roja de estas dos formaciones soberanistas.

Y si este pacto puntual parece difícil, aun lo sería más una acuerdo estable entre la izquierda y el nacionalismo catalán.

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Después, añade Villoria, siempre queda la posibilidad "de un gobierno de concentración formado por los cuatro principales partidos para abordar aspectos que generan consenso como la reforma de la ley electoral o la eliminación o transformación del Senado".

Sea como sea, considera este especialista, parece que cualquiera de estas fórmulas tiene los días contados. "Estamos ante una legislatura corta. No creo que dure ni dos años", sentencia Villoria.

Fernando Vallespín, profesor de Ciencias Políticas y de la Administración en la Universidad Autónoma de Madrid suscribe esta tesis de acuerdo con la cual es fácil que el desgaste y las tensiones ideológicas y de modelo territorial en una país con "muy poca cultura del pacto" acaben con la hipotétia alianza que pueda alcanzarse y los españoles tengamos que volver pronto a ejercer nuestro derecho a voto.

Con todo, la peor alternativa sería una nueva convocatoria de elecciones debido a la imposibilidad de investir a ningún candidato. Normalmente, esta ceremonia no se demora más allá de un mes y medio tras la celebración de los comicios, pero no existe plazo límite, así que esta vez, el tiempo podría convertirse en el peor enemigo del buen gobierno.

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