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ESPAÑA

España vuelve a votar para que los partidos aprendan a pactar

Los resultados del 26 de junio no alterarían los equilibrios de poder reflejados por los fallidos comicios del 20D. Pero los expertos consideran que, esta vez, los votantes no aceptarían que no hubiera pacto de gobierno.
Recuento de votos en el colegio electoral español de Pamplona, en Navarra, el pasado 20 de diciembre. Imagen por Jesús Diges/EPA
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Se esperaba, sin prisa pero con desesperanza, como se esperan todos los infaustos desenlaces. Tras cuatro meses exhibiendo un contorsionismo descreído de acercamientos y pactos que se entendían imposibles, los principales partidos del arco parlamentario español vuelven, tal y como parecían haber planeado, a la casilla de inicio sin haber logrado alcanzar ningún acuerdo para formar gobierno.

Las fuerzas con mayor representación, el conservador Partido Popular (PP), el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), así como los irruptores progresistas de Podemos y los jóvenes liberales de Ciudadanos, sabían que había otra oportunidad en las urnas y traicionaron la confianza de unos electores que ahora no perdonarían un nuevo un fracaso. Consideraron que era mejor volver a batallar en unas nuevas elecciones generales que quemar su apoyo con amistades y concesiones peligrosas.

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Así lo ven los politólogos consultados por VICE News, para quienes el 26 de junio, la fecha de la nueva cita con las urnas, se revela como la votación definitiva barriendo así los temores de muchos españoles sobre algo que la ley permite y que resulta plausible a nivel teórico: un nuevo parón y la celebración de una tercera consulta en las urnas.

Sin cambios determinantes en los resultados, pero con mayor margen para el acuerdo

"Habrá pocos cambios", asegura el politólogo y miembro del Círculo Gerrymanders Carles A. Foguet en relación a los resultados de las últimas elecciones, celebradas el pasado 20 de diciembre (20D) y en las que la representación parlamentaria pasó del histórico bipartidismo a un escenario con cuatro fuerzas políticas a la cabeza.

"Esta nueva convocatoria [la del 26 de junio] es en parte excepcional, al ser la primera vez que no se alcanza gobierno, pero va a haber continuidad [en relación a los resultados pronosticados respecto de los obtenidos el 20D]", añade el entrevistado.

Las últimas encuestas publicadas en los diarios nacionales de El Mundo y La Razón suscriben este pronóstico al reproducir el orden PP, PSOE, Podemos y Ciutadanos como las fuerzas políticas que contarían con mayor representación en el Parlamento, con un total de 350 escaños.

Lo cierto es que en el horizonte solo hay una variable que podría aportar un elemento totalmente nuevo, la posible coalición entre Podemos y el partido progresista de Izquierda Unida (IU), de alma republicana y comunista. Algo que deberá dilucidarse antes del próximo 13 de mayo, cuando expira el plazo que tienen los movimientos que quieren presentarse en coalición para inscribirse como tales.

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"La presión social es muy fuerte, la gente está cabreada [tras el fracaso postelectoral en la formación de un gobierno], pero ahora también está más preparada para que su fuerza política haga concesiones", sostiene a VICE News Fernando Vallespín, profesor de Ciencias Políticas y de la Administración en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).

"El país no podría permitirse una tercera cita electoral, es inimaginable. Además, ahora, tras la convocatoria de estas segundas elecciones, los partidos saben que tiene más margen para pactar", insiste Vallespín.

No es el sistema electoral, es la falta de una cultura de pactos

Así y pese a la parálisis política y legislativa que España vive desde finales del pasado diciembre, tanto Vallespín como Foguet rehúsan responsabilizar de esta situación a las imperfecciones del actual sistema electoral español. Ambos apuntan como explicación, más bien, a la falta de madurez de la política estatal en materia de pactos.

De hecho, "el sistema español es desproporcional, impone el bipartidismo, fomenta la polarización y hace casi imposible que surja un tercer partido moderado" de acuerdo con Jorge Urdanoz, uno de sus creadores. Por eso, de acuerdo con estos dos expertos, la apuesta por otras opciones, tal y como defienden algunos intelectuales, no es la solución.

"El sistema electoral español es mejorable, por supuesto, pero no sé si debe hacerse [modificarse] ahora y por estos motivos. Me parece profundamente injusto culpar de esta parálisis al sistema electoral: en Catalunya se usa exactamente el mismo y no ha sido impedimento para llegar a pactos de lo más variopintos", opina Foguet.

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"Avanzar hacia un sistema más mayoritario [como el francés, que atempera el multipartidismo debido a las alianzas que se fuerzan en las segundas vueltas] iría en contra del anhelo de los españoles que han expresado su deseo de contar con un parlamento más plural; ir en sentido contrario, sería acentuar aún más la actual situación de ingobernabilidad porque permitiría que la fragmentación fuera mayor", resume Vallespín.

¿Quién o quiénes saldrán reforzados y qué partido liderará la formación del nuevo gobierno?

Pero el debate sistémico nunca consigue eclipsar la eterna pregunta a la que todos quisieran poder responder: ¿Quién o quiénes saldrán reforzados y qué partido liderará la formación del nuevo gobierno?

"Ni lo sé ni me atrevo a anticiparlo. Pero sí parece que cuanto más sencilla sea la composición de las alianzas, en número de actores y de proximidad ideológica, más probable será que prospere… Conjugar intereses y expectativas de votantes y partidos en diferentes ejes de forma simultánea es prácticamente una quimera", argumenta Foguet.

En esta línea se aventura Vallespín, para quien el fracaso de las negociaciones podría tener dos efectos contrapuestos. El primero, el polarizador, que encumbraría a partidos situados en los extremos del arco ideológico como Podemos, que podría liderar la formación de un nuevo bloque de izquierdas junto con IU y el apoyo del PSOE.

La segunda opción, expone este politólogo, sería que los electores premiaran a los partidos que parecen haber contribuido más al proceso negociador, es decir, al PSOE y a Ciudadanos. Algo que si se produjera y teniendo en cuenta los actuales equilibrios acabaría por favorecer, sostiene, al ala derecha del arco político, pudiendo facilitar el PSOE un pacto entre PP y Ciudadanos por la vía de la abstención.

De momento y a la espera de que lleguen las certezas sobre los colores que gobernarán España, lo seguro es que el reloj ya ha vuelto a correr: hoy el rey Felipe VI ha firmado el decreto de convocatoria de elecciones, la campaña empezará el 10 de junio, las elecciones serán el 26 y las cortes deberían constituirse hacia el 20 de julio.

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