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Estados Unidos desclasifica 28 páginas sobre el presunto rol de Arabia Saudí en el 11-S

Un pasaje clasificado del informe redactado para dirimir responsabilidades sobre los atentados del 11-S fue publicado el viernes pasado. Se esperaba que la publicación pusiera fin a años de especulación, aunque es probable que no sea así.
Luces de tributo al desaparecido World Trade Center en Nueva York. ( Imagen por Eduardo Munoz/Reuters)

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Una parte de un informe del congreso sobre los atentados perpetrados en Nueva York el 11 de septiembre de 2001 que habría sido mantenido en secreto por motivos de seguridad nacional fue publicado el viernes pasado. Finalmente, después de más de una década de especulaciones, su contenido ha salido a la luz.

La parte desvelada, a la que se conoce popularmente como "las 28 páginas" [el PDF con su contenido se puede leer al final de este artículo] fue parte de una investigación sobre los atentados impulsada por el congreso estadounidense. En ésta se documenta una discusión sobre el papel que habría jugado el gobierno de Arabia Saudí o la cúpula administrativa del país, en la financiación y la propagación de la trama terrorista. Los atentados del 11-S provocaron la muerte de casi 3.000 estadounidenses y siguen siendo a día de hoy la peor matanza perpetrada jamás en el suelo del país dirigido hoy por Barack Obama.

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A lo largo de los últimos años, las páginas omitidas habían adquirido una dimensión casi mitológica. Muchos, de hecho, se habían convencido de que una vez salieran a la luz, éstas iban a desvelar evidencias definitivas sobre un posible vínculo entre Arabia Saudí y los terroristas.

Según los documentos "en su declaración ante la comisión de investigación del congreso, ni la CIA ni el FBI identificaron de manera concluyente la implicación del gobierno saudí. No se concluyó ni que los saudíes estuvieran apoyando a ninguna actividad terrorista global ni en Estados Unidos, como tampoco se pudo definir la dimensión del vínculo ni su naturaleza".

Distintas personas que contarían con la autorización de seguridad pertinente para leer las 28 de páginas antes de que estas fueran publicadas, ya habían advertido que las mismas no eran en absoluto concluyentes; en lugar de eso, los documentos no eran más que pistas no corroboradas "comparables a las notas preliminares con que puedan contar las fuerzas de seguridad ante una investigación".

Al menos, eso es lo que creen Thomas Kean y Lee Hamilton, los máximos responsables de la Comisión investigativa que se abrió para dilucidar las circunstancias del 11-S, y que han estado igualmente al frente de la comisión encargada de supervisar estas 28 páginas en cuestión.

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"Lo que a menudo no se contempla en estas teorías es que las 28 páginas en cuestión eran prácticamente la materia prima con la que estaba trabajando el FBI", escribieron Kean y Hamilton en un artículo de opinión publicado por el periódico estadounidense USA Today el pasado mes de abril. El material fue redactado como una posible pista para futuras investigaciones, de manera que las 28 páginas eran un resumen de aquellos informes y de todas las pistas que se habían acumulado hasta finales de 2002 — y que no habían sido investigadas".

Las 28 páginas ponen al descubierto los vínculos entre los funcionarios del gobierno y gente que se habría relacionado con los terroristas como la entonces esposa del embajador de Arabia Saudí en Estados Unidos. La princesa Haifa bin Sultan, casada con el príncipe Bandar bin Sultan envió 75.000 dólares a Osama Basnan, un ciudadano saudí afincado por aquel entonces en Estados Unidos. El dinero habría sido presuntamente enviado para cubrir un tratamiento médico para la mujer de Basnan.

Claro que parte de aquel montante terminó en manos de Omar al-Bayoumi, otro súbdito saudí que, conjuntamente con Basnan, ayudó a los terroristas Nawaf al-Hamzi y Khalid al-Mindhar a establecerse en Los Angeles en el año 2000 al poco de que estos desembarcaran por primera vez en Estados Unidos. Bayoumi se encargó de organizar una fiesta de bienvenida para los futuros dos secuestradores de los aviones del 11-S, habría pagado la fianza del apartamento de estos, y dejó en manos de otro saudí, Modhar Abudllah, el trabajo de buscarles escuelas donde aprendieran a pilotar.

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El FBI declararía más tarde que ni Bayoumi ni Basnan habrían participado en los atentados.

"La Comunidad de Inteligencia y la comisión del 11-S, que siguieron a la primera investigación que daría lugar a las llamadas 28 páginas, investigaron las preguntas suscitadas y nunca consiguieron encontrar las evidencias suficientes para respaldarlas", ha comentado Adam Schiff, el demócrata de mayor rango en el Comité Permanente de la Cámara en materia de Inteligencia, quien se encargó de colgar las 28 páginas en la web de la misma el viernes pasado.

Pese a la falta de evidencias, el congresista de Massachusetts Stephen Lynch ha proclamado estar "extremadamente agradecido" de que las 28 páginas hayan salido a la luz.

"Estoy especialmente contento por las familias de las víctimas y por el pueblo estadounidense en su totalidad", ha comentado Lynch quien llevaba años luchando para que los documentos fueran desclasificados", a través de un comunicado. "Publicar el contenido de las 28 páginas responderá muchas preguntas que todavía quedan por responder. En última instancia nos podrá ayudar a determinar responsabilidades. Gracias al apoyo apasionado de las familias de las víctimas y de algunos amigos en el Congreso… habremos conseguido finalmente que la transparencia de la investigación sobre las circunstancias que acompañaron al 11-S haya aumentado".

El embajador de Arabia Saudí en Estados Unidos, Abudllah al-Saud ha declarado a través de un comunicado que "el reino de Arabia Saudí celebra la publicación de las páginas redactadas por la comisión de investigación".

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"La Comisión del 11-S, conjuntamente con otras agencias del gobierno como la CIA y el FBI llevan investigando el contenido de las '28 páginas' desde 2002 y han confirmado que ni el gobierno saudí ni ningún miembro de la cúpula ejecutiva de nuestro país ni nadie que actuara en nombre del gobierno saudí participó de ninguna manera ni alentó los atentados" ha comentado el embajador. "Arabia Saudí llevaba años reclamando la publicación de las '28 páginas'. Esperamos que la publicación ponga fin de una vez por todas a todas las especulaciones o sospechas sobre la posible participación de Arabia Saudí; y que no vuelva a cuestionarse la proverbial relación del reino con Estados Unidos".

La embajada saudí también ha aprovechado la situación para redactar en distintos tuits algunos pasajes de los informes elaborados por la Comisión, la CIA y el FBI.

9/11 Commission: 'No evidence that Hazmi or Mihdhar received money from another Saudi citizen, Osama Basnan.' — Saudi Embassy (@SaudiEmbassyUSA)July 15, 2016

9/11 COMISIÓN OSAMA BASNAN

"Contrariamente a lo que han señalado muchos no hemos descubierto ninguna evidencia de que Hazmi o Mihdahar recibieran ninguna cantidad de dinero de manos de Osama Basnan, ciudadano igualmente saudí".

Informe de la Comisión del 11-S, capitulo 7, pie de nota 24, página 516.

Embajada de Arabia Saudí:

Comisión del 11-S: "No hay ninguna evidencia de que Hazmi o Mihdhar recibieran dinero de Osama Basna, otro ciudadano saudí.

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Una parte de las 28 páginas también corrobora informaciones denunciadas anteriormente y atribuidas a otros funcionarios de Estados Unidos en relación a Abu Zubaydah. Zubaydah habría sido uno de los colaboradores de la cúpula directiva Al-Qaeda. Este trabajaba en un campo de entrenamiento en Afganistán y fue el primer detenido "de perfil alto" en los meses posteriores a los atentados del 11-S. Zubaydah, de nacionalidad saudí y ascendencia palestina, se convirtió también en el conejillo de indias del programa de torturas a terroristas impuesto por la CIA y, según la misma agencia, en uno de los dos detenidos que habría suministrado un mayor número de informaciones sobre Al-Qaeda a los investigadores estadounidenses.

Según compulsan las 28 páginas, Abu Zubaydah habría tenido en su poder los números de teléfono de funcionarios saudíes en Estados Unidos. Después de que fuera capturado el 28 de marzo de 2002, los responsables de los servicios de inteligencia de Estados Unidos se habrían incautado de su agenda de teléfonos y habrían descubierto un número telefónico estadounidense vinculado a la empresa que gestionaba la residencia en Colorado del antiguo embajador saudí en Estados Unidos, el príncipe Bandar bin Sultan. Abu Zubaydah también tenía el teléfono de un guardaespaldas que trabajaba en la embajada saudí en Washington DC.

"Según los documentos del FBI, varios de los números de teléfono encontrados en la agenda telefónica de Abu Zubaydah, un miembro de la cúpula de Al-Qaeda detenido en marzo de 2002, podrían estar relacionados, al menos de manera indirecta, con números telefónicos de Estados Unidos", compulsan las 28 páginas. "Uno de esos números está a nombre de la corporación ASPCOL, ubicada en Aspen, Colorado, y que se encarga de gestionar todos los asuntos de la residencia en Colorado del embajador saudí. El FBI ha advertido que ASPCOL dispone de un número que no figura en ninguna guía".

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Hace 13 años los informes destaparon, según habrían informado fuentes anónimas de inteligencia, que Zubaydah habría recitado de memoria y en voz alta los números telefónicos de la princesa saudí durante los interrogatorios a los que fue sometido. Las mismas fuentes también aseguran que el sospechoso habría puesto en conocimiento de sus captores cantidades ingentes de información sobre la relación entre Arabia Saudí y Al-Qaeda. Ahora, la publicación de esas 28 páginas refrenda aquellas declaraciones.

Brent Mickum, uno de los abogados de Abu Zubaydah, ha declarado a VICE News que no le sorprende que su cliente estén en poder de los números telefónicos de eminentes miembros de la administración saudí.

"Lo que hemos sabido es que cada uno estaba comprometido con la causa yihad a su manera", ha comentado Mickum. "Muchos de los más ricos eludieron acudir a las armas. Así que en lugar de luchar en el campo de batalla, hicieron sus respectivas obras de caridad; es decir, apoyaron a casas de hospedaje y apoyaron a los muyahidines. Lo que sí les puedo decir es que Abu Zubaydah no recibió ningún capital para financiar operación alguna. Lo que sí recibió fueron cantidades considerables de dinero de gente influyente que sería empleada para financiar a los muyahidines que regresaron a Afganistán procedentes de Bosnia, por ejemplo, y que querían casarse y buscaban apoyo económico.

Se espera que el mes que viene Abu Zubaydh comparezca ante la junta encargada de valorar sus posibilidades de obtener la libertad condicional en Guantánamo; o si, por el contrario, sigue constituyendo una amenaza para la seguridad nacional y necesita ser trasladado a un centro de reclusión.

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Bob Graham, el ex senador de Estados Unidos que ha presidido la comisión de investigación en el congreso y que llevaba años reclamando la publicación de los documentos ha comentado que la información contenida en las 28 páginas será de "gran utilidad para las familias que llevan más de una década luchando por que salgan a la luz los nombres de los responsables que participaron en los asesinatos de sus familiares".

"La publicación de esta información servirá para que Arabia Saudí ponga freno a su incansable apoyo al terrorismo", ha añadido. "Yo creo que los saudíes han interpretado nuestro silencio como si este les confiriera inmunidad para hacer lo que les de la gana y que se han dedicado a financiar a las organizaciones terroristas más violentas y a entrenar a nuevas generaciones enteras de yihadistas".

Antes de que estas informaciones fueran publicadas, Terry Strada ya había proclamado que las 28 páginas "responderán a algunas preguntas y generarán otras 1.000". El marido de Strada trabajaba en la planta 104 de la Torre Norte del World Trade Center el 11-S. Su cuerpo nunca sería encontrado.

Strada lleva más de una década luchando por que estas páginas vean la luz, y ha viajado incansablemente a Washington para ganarse el favor de los legisladores.

El año pasado la CIA desclasificó un conjunto de documentos sobre los atentados del 11-S. Uno de ellos había sido redactado en junio de 2005. Era parte del informe interno del defensor del pueblo en el que se compulsaban las negligencias de inteligencia de la CIA que desembocaron en los atentados. El informe señalaba que los investigadores que estaban a cargo del equipo de investigación de la CIA "no descubrieron ninguna evidencia de que el gobierno de Arabia Saudí "hubiese apoyado deliberadamente a Al-Qaeda".

En los años posteriores a los atentados del 11-S, la CIA habría recibido informes esporádicos de presuntos apoyos de la monarquía saudí a Al-Qaeda. Sin embargo, la agencia no ha podido corroborar esas informaciones.

En 1999 un informe de inteligencia sobre las finanzas de Osama Bin Laden elaborado por la CIA aludía al informe del inspector general y aseguraba que "las limitadas informaciones sugieren que "un puñado de miembros del ejecutivo saudí podrían haber ayudado a Bin Laden. Sin embargo, también añadían que el informe de inteligencia era demasiado escaso para determinar cualquier responsabilidad, en caso de que semejante apoyo siguiera su curso.

Según subraya el mismo informe, años después "miembros de ambos bandos, tanto de la división de la CIA en el Próximo Oriente y del Centro de Antiterrorismo habrían comunicado al equipo de que formaba la comisión de revisión del 11-S que no habían advertido la existencia de ninguna denuncia veraz que corroborara la implicación del gobierno saudí, ni su respaldo financiero a la causa terrorista antes del 11-S. Pese a todo, lo que sí se advirtió fue la presencia de algunas especulaciones que sugerían que algunos simpatizantes de la disidencia en el interior del gobierno habrían ayudado a Al-Qaeda".

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