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Estados Unidos se muestra flexible con la despenalización de drogas en otros países

De cara a la sesión especial de la ONU sobre drogas en abril próximo, Estados Unidos ha enviado señales de mayor apertura en el debate internacional sobre el consumo de estupefacientes.
Imagen por Zurab Kurtsikidze/EPA
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William Brownfield es el funcionario estadounidense con más alto rango en materia de narcóticos, y fue el quien dio señales positivas para despenalizar las drogas en el mundo, el martes pasado. Esto se percibe como la más reciente señal de que el gobierno de Estados Unidos está terminando con una era de criminalización respecto al uso de las drogas y por ello se prevé un giro importante en dicho tema durante la sesión especial de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en abril próximo.

Brownfield, que ostenta el cargo de subsecretario de Estado para asuntos internacionales relacionados con drogas y aplicación de la ley, dijo que funcionarios estadounidenses estaban tratando de "encontrar puntos para una reforma a la ley", junto con otros Estados miembros que trabajan sobre política de drogas.

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En declaraciones a la prensa ante la ONU en Nueva York, señaló que esperan que en las negociaciones que se llevan a cabo estos días en la Comisión de Estupefacientes en Viena, el resultado sea un documento consensado que se de a conocer a mediados de la semana entrante, para que se presente en la próxima sesión especial de la ONU.

En años recientes, Brownfield ha articulado una política de flexibilidad en la interpretación sobre las tres convenciones de la ONU sobre drogas, las cuales han guiado leyes nacionales en distintos países desde que fueron acordadas en 1961. El pasado martes, reiteró que los convenios permiten excepciones en "relación con distintos gobiernos".

A pesar de que los defensores de las políticas flexibles llevan años señalando que las convenciones permiten que los países apliquen de manera progresiva las leyes que consideren — o no apliquen ninguna —, esa interpretación es relativamente nueva en Washington. Algunos de ellos, han afirmado que el conjunto de convenciones en la materia debería ser remplazado completamente, pero eso se percibe difícil dada la oposición de casi todas las potencias mundiales.

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En respuesta a los cuestionamientos sobre los países que deben despenalizar el uso de drogas como Portugal, Brownfield explicó que la esencia de las leyes debe ser detener los efectos nocivos de las drogas, no llevar a la gente a la cárcel.

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Desde que Portugal aprobó una ley universal de despenalización en 2001, los índices de consumo de drogas se han reducido considerablemente, incluso entre los adolescentes. De igual forma, las muertes relacionadas por las drogas también han disminuido. Otros países como Jamaica y Argentina ya han despenalizado la posesión de pequeñas cantidades de marihuana.

"La cuestión no es, precisamente, si un gobierno ha optado por despenalizar o no, sino que se trata de que el gobierno esté trabajando para reducir los daños de los productos nocivos", señaló Brownfield.

"Una nación puede alcanzar su propia determinación", agregó; lo cual sugiere que los países deben sentirse libres para considerar la eliminación de las sanciones por consumo de drogas.

No obstante, ante la presión de la prensa por saber que cuestiones no estarían autorizadas en los acuerdos posteriores, explicó que hasta que se reúna la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) — órgano creado para dar seguimiento a las políticas de droga en distintos países — se determinará si los Estados están en línea con las tres convenciones.

Durante años, la JIFE fue criticada por mostrar una posición conservadora respecto al tema de la despenalización. Incluso en 2014, Raymond Yans, ex director de la JIFE, acusó a Uruguay de exhibir una actitud desafiante después de que el país permitió un mercado regulado para la marihuana.

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En ese sentido, Washington ha tenido que defenderse ante la JIFE por permitir que cuatro estados de Estados Unidos legalicen la marihuana con fines recreativos y una venta regulada.

A diferencia de Bolivia, que se retiró y después regresó al sistema de convenciones con la condición de que se le permita un mercado legal para la coca, Estados Unidos está sujeto a la prohibición por la totalidad de dicho sistema.

Brownfield sostuvo que Estados Unidos está en consonancia con los tratados porque la marihuana sigue siendo una sustancia controlada por el gobierno federal. "Nuestro objetivo es limitar y, eventualmente, eliminar el uso de la marihuana en el país. Pero es posible que otros gobiernos puedan desarrollar su propio enfoque nacional; si es el caso, se les debe permitir".

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Ethan Nadelman, director ejecutivo de grupo de defensa Alianza sobre Política de Drogas señaló que lo dicho por Brownfield es un pequeño paso en la dirección correcta. "Creo que, en cierto modo, Brownfield está gestionando la retirada de una política antidrogas en la que Estados Unidos fue el principal precursor".

Desde la introducción del sistema de convenciones, los expertos de aquel país jugaron un papel preponderante, tanto en la celebración de los tratados como en el seguimiento de los países para su aplicación. La sesión especial de la ONU el siguiente mes es vista como un indicador crucial que reflejará qué tanto existe un consenso global para afirmar que la guerra contra las drogas ha fracasado empíricamente.

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Las negociaciones en Viena son seguidas por defensores que esperan un documento muy diferente del que se consensó en 1998. El slogan de esa convención fue: "Un mundo libre de drogas. Podemos Logarlo".

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VICE News obtuvo la versión más reciente del texto. En particular, el proyecto dice que los Estados miembros deben realizar esfuerzos para reducir la oferta y la demanda, los cuales deben estar en plena conformidad con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas, el derecho internacional, y la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Asimismo, el texto señala que esos esfuerzos deben respetar la soberanía y la integridad territorial de los Estados. Lo cual deja la puerta abierta a que Estados autoritarios usen esa cláusula para justificar leyes represivas.

Fuentes cercanas a las negociaciones afirmaron que Estados Unidos no se ha impuesto a ninguna de las dos perspectivas del debate. VICE News también obtuvo declaraciones leídas por miembros de los Estados. Rusia que desde la década pasada se ha mostrado como un importante guerrero antidrogas en la escena internacional, usa una retórica particularmente conservadora.

"Reconocemos que la adicción a las drogas constituye un mal grave para las personas y conlleva peligro social y económico para la humanidad, y somos consientes de nuestro deber para combatir este mal", dice el comunicado ruso.

A pesar de que se presentará a todos los estados miembros en Nueva York dentro de cinco semanas, el proceso de redacción en Viena impide que los países que no tengan misiones diplomáticas ahí puedan participar. Por ejemplo ningún país del Caribe las tiene.

Sigue a Samuel Oakford en Twitter: @samueloakford

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