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VICE World News

Este laboratorio canadiense lleva 20 años arruinando vidas

El trabajo del laboratorio Motherisk ha sido invocado miles de veces en audiencias relacionadas con la custodia, en casos de servicios de protección infantil y en imputaciones criminales. Ahora un gran interrogante planea sobre todas esas resoluciones.
Photo via the Associated Press/Eric Risberg
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Yvonne Marchand perdió la custodia de su hija hace cuatro años.

A pesar de que los servicios infantiles no encontraron ninguna prueba que demostrara que había sido una madre negligente, ello no le sirvió de casi nada. Sucedió que unos análisis de pelo que se le habían efectuado arrojaron unos resultados arrolladores. Según concluyeron las investigaciones del laboratorio, Marchand había estado consumiendo ingentes cantidades de alcohol de manera regular.

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Los resultados de aquellas pruebas reunían todas las evidencias que uno puede esperar encontrar en la medicina forense, y fueron presentadas por un técnico de los laboratorios Motherisk especializado en análisis de drogas. Los resultados se dieron a conocer en el hospital infantil del Toronto, el hospital pionero en el tratamiento de enfermedades infantiles del Canadá.

"Les dije que se equivocaban, pero no me creyeron. Nadie quiso escucharme", recuerda Marchand.

Los resultados de las pruebas de detección de drogas concluyeron que Marchand se había pasado tres meses consumiendo a razón de 48 copas diarias. "Cualquiera que intente sacar las cuentas, comprobará que no tienen sentido: tendría que estar muerta", cuenta Marchand. "No hay manera de funcionar normalmente en esas condiciones".

El tribunal no lo vio así y Marchand fue declarada no apta para seguir teniendo la custodia de su hija.

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"Es tan triste", comenta Marchand mientras se acuerda de aquella funesta jornada. "Ni siquiera sería capaz de describir lo que sentí. No se lo desearía a nadie — es horrible tener que pasar por algo así".

Y lo cierto es que tal y como se ha descubierto, Marchand no estaba sola. A lo largo de más de una década, miles de canadienses han sido vapuleados por los inexactos resultados que han salido regularmente de los laboratorios Motherisk. Sus pruebas de detección de drogas han sido empleadas en 16.000 casos de protección infantil y en otros 6 enjuiciamientos criminales que han resultado en penas de cárcel; a pesar de que no se sabe a ciencia cierta cuántos de todos esos resultados fueron negligentes.

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Desde su fundación en 1985, el objetivo de Motherisk fue llevar a cabo investigaciones e informar a la comunidad médica y al público general de los peligros potenciales a los que se podía exponer a un feto o a un niño que hubiese estado expuesto a drogas, químicos, enfermedades, radiación o a según que agentes medioambientales.

'Las evidencias científicas son complejas y, a menudo, aparecen revestidas por la pátina ilustre que le confieren los reputados y experimentados doctores que las exponen. Es como si nos creyéramos que nunca se pueden equivocar. El público siempre se las traga'.

A finales de la década de los 90, Motherisk experimentó un considerable aumento de su clientela. Entonces, un gran número de agencias consagradas a la protección infantil contrataron sus servicios de análisis de cabello. El objetivo era casi siempre demostrar que los padres eran consumidores de alcohol o de sustancias psicotrópicas. A principios de 2000 los servicios de Motherisk estaban publicitados por todo el país. Desde entonces, se cree que la empresa realizó unas 2.000 pruebas anuales para agencias dedicadas a la protección de los derechos infantiles.

Cuando una persona bebe o se droga, la sustancia ingerida en cuestión genera la segregación de metabolitos, algunos de los cuales terminan almacenados en los folículos capilares. Los metabolitos se quedan impregnados en cada pelo que crece desde la ingesta. Las ventajas que las pruebas de análisis de cabello tienen respecto a otros análisis similares, como el de orina o el de sangre, es que disponen de la capacidad de demostrar el consumo durante un plazo de tiempo mayor. Además, facilitan información mucho más detallada sobre las presuntas cantidades ingeridas.

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Un test positivo podría tener suficiente valor legal como para desposeer a los padres de la custodia de sus hijos; un fallo que provocaría el subsiguiente traslado del menor a un centro de acogida.

Motherisk hacía las veces de laboratorio forense, por mucho que nunca hubiese sido acreditada para funcionar a semejante nivel. El doctor Gideon Koren, fundador de los laboratorios, y Joey Gareri, director de los laboratorios desde 2006, nunca estuvieron cualificados para ejercer la medicina forense. Sin embargo, el hecho de que Motherisk no dispusiera de las credenciales forenses necesarias, no parecía ser impedimento para que sus evidencias fuesen admitidas ante los tribunales.

La diferencia más categórica entre una prueba forense y una prueba clínica es que la primera se emplea con fines legales, mientras que la clínica solo tiene validez para misiones de investigación. La ciencia forense dispone de su propio marco de trabajo y de su propia metodología, que, según muestra ahora el informe, Motherisk jamás respetó ni remotamente.

La magnitud del asunto es de dimensiones astronómicas.

Imagen vía Facebook.

La falacia de Motherisk pasó relativamente desapercibida hasta noviembre de 2014, cuando la tristemente célebre "madre del crack", Tamara Broomsfield, fue absuelta de los cargos que la acusaban de haber alimentado regularmente con cocaína a su hijo Malique, de dos años. Broomsfield fue sentenciada en 2009 después de que Koren testificara que los resultados de los análisis realizados a Malique, delataran que el niño había estado ingiriendo elevadas dosis de cocaína, prácticamente las mismas que un adulto.

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Cuando Broomsfield recurrió contra la sentencia que la acusaba de haber drogado a su hijo — también había sido declarada culpable de otros cargos de maltrato al menor — el tribunal concluyó que existían razones suficientes para considerar "la genuina controversia" de las prácticas de Motherisk, y expresó sus serias sospechas sobre la metodología de la empresa y sobre su integridad científica.

El cargo de maltrato infantil fue revocado.

'No existe un solo laboratorio en el mundo que utilice las pruebas ELISA de la manera en que lo hizo Motherisk'.

El abogado criminalista de la defensa, Daniel Brown, natural de Toronto, que ya había intentado que se reabriera el caso Broomsfield en 2010, declaró al periódico Toronto Star que "la opinión pública debería de estar seriamente preocupada ante los erráticos métodos médicos que se emplearon para acusarla".

"Las evidencias científicas son complejas y, a menudo, aparecen revestidas por la pátina ilustre que le confieren los reputados y experimentados doctores que las exponen", explicaba Brown. "Es como si nos creyéramos que nunca se pueden equivocar. Y el público siempre se las traga".

Marchand cuenta que el día de 2014 en que se enteró de que Broomsfield había sido absuelta, ella iba de camino al trabajo. Marchand se sintió complacida de que la credibilidad de Motherisk fuera puesta en tela de juicio por la comunidad médica.

Algunos padres, como Marchand, acudieron a otros laboratorios a hacerse las mismas pruebas para conseguir fundamentos legales que les permitieran seguir luchando por sus casos. Marchand necesitó dos pruebas para obtener resultados negativos. Sin embargo, habida cuenta de que el técnico del laboratorio no estaba capacitado para testificar como testigo experto, la segunda prueba fue desestimada por el tribunal.

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Marchand cuenta que el proceso fue de lo más frustrante. A ella le parece que alguien debería de haber advertido que se estaba repitiendo el mismo patrón; esto es, que muchos padres habían empezado a presentar resultados de análisis de pelo desde otros laboratorios independientes que contradecían sistemáticamente los resultados de Motherisk. Según Marchand, la señal de alarma tendría que haber saltado mucho antes.

Las pruebas que imputaron a Marchand — aquellas que concluyeron que bebía ingentes cantidades de alcohol a diario — llegaron después de una interminable batalla por la custodia de la niña entre Marchand y su antigua pareja, un hombre que habida cuenta de los resultados, interpuso infinidad de denuncias ante la agencia responsable de la protección del menor en Ontario. En sus denuncias, el padre de la hija de Marchand insistía en que su contumaz alcoholismo la convertía en una madre no apta para el cuidado de su hija. La denunció en cinco ocasiones distintas. Las primeras cuatro denuncias fueron ignoradas por falta de fundamentos. Pero después de denunciarla por quinta vez, la agencia de protección del menor decidió enviar a Marchand hasta los laboratorios de Motherisk para que se sometiera a una prueba de cabello.

Después de que Broomsifeld fuera absuelta, el Toronto Star abrió su propia investigación sobre Motherisk, una iniciativa que obligó al gobierno local a intervenir. Entonces el ayuntamiento de Ontario encargó a Susan Lang, una abogada retirada que había trabajado en tribunales de apelación, que condujera una investigación independiente.

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'La pérdida de un hijo es una consecuencia extrema y devastadora para las familias afectadas. El daño, la ansiedad y la depresión afectan a toda la familia'.

Finalmente la investigación desembocó en una serie de conclusiones incriminatorias. Lang escribió un informe de 366 páginas— un análisis meticuloso sobre todos los aspectos del funcionamiento de Motherisk — que fue publicado en diciembre. Sus conclusiones fueron incontestables. Lang escribió que los análisis de pelo de Motherisk, como en el caso de Marchand, habían sido "inadecuados, que no tenían ninguna credibilidad y que "ponían en tela de juicio de manera muy grave la legitimidad de todos los procedimientos legales en los que se habían contratado sus servicios. La denuncia de Lang motivó la inmediata creación de una comisión encargada de revisar los miles de casos de protección de menores cuyas conclusiones descansaban en los análisis de Motherisk.

Las devastadoras conclusiones de Lang han provocado una auténtica hecatombe en los servicios de protección de menores del Canadá.

El lunes pasado, la Sociedad de Ayuda a las Asociaciones Infantiles de Ontario anunció que más de 300 procesos de adopción habían sido interrumpidos, lo que había dejado a los padres adoptivos, a las familias de acogida y a los adoptados en un limbo de lo más comprometedor.

Las investigaciones de Lang concluyeron que Motherisk basaba a menudo sus análisis en el llamado procedimiento ELISA (ensayo por inmunoabsorción vinculado a enzimas) — una técnica que se emplea, fundamentalmente, en pruebas de detección y de chequeo. De tal forma, el procedimiento ELISA puede concluir si una muestra de cabello es negativa, pero no puede concluir si es positiva. Para determinar si una muestra es positiva, es necesario conducir un segundo ensayo en que se empleará un método distinto.

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Según la investigación, Motherisk decidió comunicar a todos sus clientes en las agencias de protección al menor que todos los análisis inciertos eran "positivos", para así ahorrarse los costes de tener que llevar a cabo un segundo ensayo.

"No existe un solo laboratorio toxicológico en todo el procedimiento ELISA de la forma en que lo hacía Motherisk", concluye el informe.

Terapias y medicinas complementarias y alternativas.Infográfico

Lo natural no siempre es sinónimo de seguro:

Algunas mujeres y sus respectivas mutuas sanitarias puede que tengan sus dudas a la hora de tomarse o de recetar determinadas medicinas durante el embarazo. En tales casos, es posible que acudan a productos naturales como alternativa. ¿Son estos seguros durante el embarazo?

Los especialistas de Motherisk trabajan cada día de la semana para compartir los resultados científicos de sus análisis con mujeres embarazadas y sus respectivas mutuas sanitarias.

La investigación también concluye que los técnicos de laboratorio de Motherisk no lavaban las muestras de pelo antes de su análisis, lo cual supone otro acto de clamorosa negligencia, que incumple las regulaciones y los procesos empleados por los laboratorios toxicológicos internacionales.

Lang y su equipo también descubrieron con estupor que Motherisk no conservaba ningún tipo de archivo por escrito de ninguno de sus procedimientos… lo cual cuestiona gravemente la profesionalidad y la homologación de todas sus prácticas". Igualmente, cuando los investigadores decidieron revisar algunos archivos de expedientes seleccionados al azar, se encontraron con "informes plagados de errores y de anomalías".

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La Sociedad de Ayuda al Menor, una de las mayores agencias de protección infantil del Canadá, se abstuvo de hacer declaraciones sobre las conclusiones de la investigación.

Marchand se ha convertido en la principal demandante en la denuncia colectiva contra del hospital de Toronto para niños enfermos, y de los doctores Gideon Koren y Joey Gareri.

'Intento que hagamos cosas especiales para así tener recuerdos. Ir al parque. Asistir a los espectáculos de Disney on Ice. También le gusta mucho la película Frozen, así que, a veces, nos quedamos en casa y la miramos'.

Matet Nebres, responsable de comunicación del hospital de niños enfermos (al que se conoce como SickKids) ha escrito un comunicado en que afirma que: "desearíamos hacer llegar nuestras condolencias a las familias que hayan podido ser afectadas, e informarles que asumimos la responsabilidad del hospital en el caso. Nebres ha asegurado que el hospital de niños enfermos también había decidido llevar a cabo su propia investigación sobre Motherisk y que sus conclusiones habían sido inquietantemente parecidas a las de Lang. "Después de haber llevado a cabo nuestra propia investigación y de conocer los resultados de la de Lang, SickKids está llevando a cabo una profunda revisión de su estructura, sus mecanismos y de sus sistemas de control de calidad".

"Estamos decididos a aprender de los acontecimientos descubiertos, y somos conscientes de la desconfianza pública que han generado", añade Nebres.

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La investigación interna de SickKids ha descubierto "problemas gravísimos e inaceptables" en relación a Motherisk. El hospital canceló el programa en marzo de 2015.

Rob Gain, abogado de la firma Koskie Minsky LLP, el despacho encargado de interponer la demanda colectiva, asegura que las negligencias de Motherisk han "envenenado" los mecanismos de protección infantil.

"La pérdida de un hijo o de una hija a la que se han enfrentado las familias afectadas es una experiencia devastadora", explica Gain "El daño, la ansiedad, la depresión… afectan a toda la familia".

'Simplemente, nunca nos creyeron. Le pedían a la gente que tuviera confianza en ellos. Y la gente la tenía. Es un desastre absoluto'.

Algunos colectivos han sido más afectados que otros, cuenta Jonathan Rudin, que dirige los Servicios legales para los Aborígenes en Toronto. Según cuenta Rudin, al menos una cuarta parte de los afectados por las negligencias de Motherisk eran familias autóctonas o aborígenes, especialmente debido a que los niños de las mismas padecen un exceso de representación en el servicio de bienestar infantil de Ontario.

Rudin relata que su despacho ha trabajado con muchos individuos cuyos ensayos en Motherisk concluyeron en resultados positivos. Ahora que se ha creado la Comisión Independiente sobre Motherisk, Rudin confiesa que su bufete está a la espera de ver "cómo se van a suceder los acontecimientos", y espera poder representar legalmente a todos sus clientes afectados durante el proceso. "Se trata de un escándalo de consecuencias mayúsculas", explica Rudin. "Mucha gente ha quedado seriamente arruinada por Motherisk. El problema es que nadie se preguntó nunca '¿Cómo lo hacen?', en gran medida porque el hospital para los niños enfermos de Toronto es una institución de renombre internacional".

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Claro que lo cierto es que no se trata de la primera vez en que un programa del hospital de niños enfermos de Toronto se convierte en escándalo. Ni siquiera es la primera vez en que Koren recibe las reprimendas de la comunidad médica internacional. En 2008, una investigación sobre patologías forenses realizada por el juez Stephen Goudge, desembocó en conclusiones igualmente incriminatorias.

Marchand cree que el escándalo de Motherisk ha quedado escudado por la credibilidad del hospital de niños enfermos y le resulta increíble pensar que nadie en el hospital advirtiera lo que estaba pasando. Ella cree que después de que sus análisis concluyeran que estaba ingiriendo una cantidad de alcohol tan extrema, tendría que haber saltado algún dispositivo de alarma. "Simplemente nunca nos creyeron", cuenta Marchand. "Le piden a la gente que confíe en ellos. Y la gente lo hace. Es un desastre absoluto".

Todavía no se ha esclarecido cuántos de los ensayos fueron directamente falsos. O cuantas resoluciones sobre custodia o fallos resultantes en penas de prisión — que podrían haberse basado en otras evidencias — fueron determinados por las pruebas.

Y no solo eso. Existe también la llamada teoría de "efecto CSI", que defiende que resulta enormemente sencillo seducir al público y a los jurados con la presentación de evidencias forenses. Y que, en parte, se debe al éxito de series de televisión como CSI. Es como si todo lo forense estuviera revestido por un aura científica incontestable", explica Rudin. "Resulta de lo más persuasivo".

La hija de Marchand ya ha cumplido los 6 años. Su ex marido todavía tiene la custodia, gracias a las pruebas de Motherisk, aunque a ella le está permitido visitarla.

"Pasar de ser una madre a jornada completa, a que no te dejen ver a tu hija es algo muy duro", confiesa Marchand. Al principio se le permitía visitar a su hija bajo supervisión. Hoy se le permite visitarla durante seis horas semanales sin supervisión: una hora los miércoles por la tarde, y otras cinco los domingos.

"Vamos al cine, a jugar a los bolos", cuenta Marchand. "Intento que hagamos juntas cosas especiales, para así poderlas recordar. Ir al parque, a ver Disney on Ice. A ella le gusta mucho la película Frozen, así que a veces nos quedamos en casa y la vemos". Para Marchand lo más duro son las vacaciones y las Navidades.

"Entonces le doy un beso y dejo que se vaya", cuenta Marchand.

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