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Un estudio asocia las operaciones de reducción de peso con el suicidio

Un estudio ha examinado la relación entre la cirugía para reducir peso y el suicidio. Se sabe que el índice de suicidios entre los pacientes de cirugía bariátrica es mayor que entre el resto de pacientes, pero nadie parece ponerse de acuerdo en el...
Imagen vía Flickr

Muchos de los pacientes que han acudido a la cirugía para disminuir de peso explican que la operación les ha mejorado la salud, la confianza y hasta el sueldo. Sin embargo, para otros muchos el proceso ha terminado — o casi lo ha hecho — en tragedia.

Alex Brecher es el fundador del colectivo Bariatric Pal, una organización dedicada a pacientes que han sido sometidos a cirugía bariátrica que tiene 264.000 miembros. Brecher recuerda ante VICE News el día en que recibió un correo electrónico de uno de los miembros de su colectivo. Le contaba que otro de los miembros le había confesado que estaba pensando en suicidarse.

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"Yo soy de los que admira al 911 (la línea telefónica de emergencias estadounidense)". Brecher fue sometido a una operación de reducción de peso en 2003. Fue más o menos entonces, cuando inauguró su página web. "Lograron salvarle la vida. Solo disponían de una dirección de IP. Y tuvieron la delicadeza de llamarme de vuelta para informarme de que nuestro miembro estaba de camino al hospital y que sobreviviría".

Los estudios elaborados durante los últimos años muestran que pese a que el suicidio no es habitual, su índice se cuadruplica cuando es referido a pacientes de cirugía bariátrica. Sin embargo, la razón que subyace bajo dicha cifra — y sobre si su población tiene más tendencia al suicidio más allá de que hayan sido sometidos a una operación de reducción de peso o no — sigue siendo objeto de debate.

El último estudio en esta corpulenta disciplina del conocimiento fue publicado este mes por JAMA la revista académica de la asociación médica estadounidense. Los investigadores canadienses descubrieron entonces que los pacientes que han pasado por la cirugía bariátrica multiplican su tendencia a autolesionarse después de haber sido sometidos a la operación. El estudio pretende subrayar el papel de la cirugía y de sus secuelas en los individuos que han pasado por ella.

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"Es un tipo de operación que obliga al paciente a cambiar su estilo de vida", explica Junaid Bhatti, principal autor del estudio. Bhatti trabaja en el Centro de Salud Sunnybrook en Toronto. Según él, tales cambios pueden ser los detonantes de inesperadas situaciones de estrés y de preocupación sobre la salud mental. "Por ejemplo, si él o ella, consume azúcar después de la cirugía, eso le provocará síntomas gastrointestinales. De manera que los pacientes necesitan estar preparados para esos ajustes".

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Bhatti y sus colegas analizaron información procedente de ambulatorios y de aseguradoras de 8.185 personas que habían pasado por cirugía bariátrica entre 2006 y 2001. Concentraron su foco de interés en los ingresos en urgencias por conductas autodestructivas registrados tres años antes y tres años después de las operaciones. Descubrieron que entre los 111 pacientes sumaban 158 visitas a urgencias.

Un 37 por ciento de tales pacientes acudieron a urgencias antes de la operación. Un 63 por ciento lo hizo después. De entre todos ellos, hubo 11 pacientes que acudieron tanto antes como después de pasar por el quirófano.

Bhatti ha concluido las lesiones autoinfligidas se multiplicaban por un 54 por ciento después de la operación. De tal manera, el promedio es de 2.33 autolesiones por cada 1.000 pacientes anualmente antes de la operación, y del 3.63 por ciento después.

A pesar de que los índices son bajos, Bhatti asegura que investigarlos estaba "justificado".

"Ayuda a mejor la información que suministran los pacientes antes de someterse al tratamiento y podría contribuir a salvar vidas", explica Bhatti. De tal manera, el estudio concluye que los comportamientos autodestructivos son un extraño efecto secundario que tanto médico como pacientes deberían de contemplar y vigilar.

Los estudios en la materia han despertado una división de opiniones entre los pacientes que han pasado por tales situaciones. Algunos de ellos han hablado sin tapujos de su quebradiza salud mental después de la operación; mientras que otros consideran que el estudio no tiene ninguna credibilidad.

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Kirk Shelley, un consultor político de 52 años pasó por el quirófano hace un año. Hoy se muestra poco satisfecho con el estudio. Hoy relata a VICE News que teme que el estudio solo sirva para asustar y estigmatizar la operación a ojos de la gente.

"Yo peso 40 kilos menos y me lo estoy pasando en grande", explica. Shelley cuenta, de hecho, que se puso en contacto con el autor del estudio para expresarle sus preocupaciones. "Mi vida ha mejorado de manera espectacular desde que me sometí a la operación; de hecho, hasta cobro un mejor sueldo".

Brecher asegura que solo ha conocido a un ex paciente bariátrico que se haya intentado suicidar. Aún así, los descubrimientos no le han extrañado demasiado.

"A pesar de que mi experiencia personal es completamente positiva, sí he visto a otras pasarlo realmente mal durante el postoperatorio", cuenta a VICE News.

Brecher cuenta que no se trata de la primera vez que se encuentra con estudios parecidos. De hecho, otra investigación llevada a cabo en 2013 basada en 30 casos, concluyó, comparado con el resto de pacientes, el índice de suicidios entre personas que han pasado por cirugía bariátrica es cuatro veces mayor". Hace 8 años, un artículo publicado en JAMA que, a pesar de que los investigadores no esperaban encontrar más de tres suicidios entre los 17.000 pacientes de cirugía bariátrica, terminaron dando con 16.

Brecher, en cualquier caso, ha tenido que salir al paso de los comentarios y las discusiones en los distintos foros de su página web, bariatricpal.com. Según él, el incremento de intentos de suicidio durante el postoperatorio podría deberse al cambio de adicciones, al hecho de que ya no pueden saciar su ansiedad comiendo y al descubrimiento de que tener una masa corporal inferior no es la panacea. Brecher considera, igualmente, que los postoperatorios de aquellos que se han sometido a operaciones de reducción de peso va acompañado de una amplia condena social a quienes lo hacen por haber buscado una "salida fácil".

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"La obesidad arrastra muchas culpas consigo", opina el doctor John Morton, presidente de la asociación estadounidense consagrada a las operaciones bariátricas y metabólicas (ASMBS en sus siglas inglesas). "A pesar de que la operación puede terminar con la diabetes o con las apneas y de que incrementa la expectativa de vida en un 40 por ciento, no siempre es eficaz para combatir la depresión. A fin de cuentas, se trata de una enfermedad orgánica. Por mucho que el cuerpo mejore, la depresión sigue su curso".

Según el estudio de Bhatti, el 93 por ciento de los pacientes bariátricos que se han autoinfligido lesiones habían sido diagnosticados con algún tipo de "trastorno mental alimenticio", antes de la operación. Todos esos pacientes acumulaban diagnósticos por ansiedad, y algunos de ellos eran depresivos o alcohólicos.

En Estados Unidos se evalúa psicológicamente a los pacientes antes de las operaciones. Se supone que una vez han pasado por el quirófano deberían de continuar las citas médicas en las que se asesora al paciente sobre su bienestar. De hecho, se supone que esa asistencia debería de cubrir al paciente de por vida", explica Morton.

Se estima que alrededor de 193.000 personas se sometieron a operaciones de reducción de peso en Estados Unidos el año pasado. Así lo concluye la misma ASMBS. Se considera que aquellos pacientes que han sido diagnosticados con obesidad mórbida solo pueden mejorar su condición si acuden a la cirugía reductora. El índice de muertes entre sus pacientes es del 0,1 por ciento, idéntico al de las operaciones de extracción de la vesícula biliar o a las de recambio de cadera.

Sigue a Sydney Lupkin en Twitter: @slupkin

Imagen vía Flickr