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crimen y drogas

Este exiliado mexicano estuvo 21 días secuestrado por los Caballeros Templarios

VICE News entrevista a un abogado mexicano que tuvo que partir con su familia para evitar la impune violencia del cártel de los Caballeros Templarios tras ser amenazado y secuestrado en Michoacán. Hoy, pide asilo en España.
Jorge y sus hijos en Madrid. Imagen cedida por CEAR

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El relato de Jorge [nombre ficticio que utilizamos para proteger su identidad] sigue muy vivo, como si todo lo que cuenta acabara de suceder. En una entrevista con VICE News, habla de las amenazas y extorsiones del cártel de los Caballeros Templarios y de su secuestro de 21 días a manos de esta organización criminal en su Michoacán natal, el estado mexicano del que huyó hace 16 meses.

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Como letrado, Jorge defendía denuncias interpuestas contra los Caballeros Templarios por los miembros de uno de los movimientos de las autodefensas en Michoacán. Pronto, su desinteresada colaboración se convirtió en militancia y se unió al grupo de respuesta armada para seguir luchando por la vía judicial.

A partir de ese momento, el cártel convirtió a su familia en un objetivo, obligándole a tomar una drástica decisión. Jorge huyó a España en julio de 2015 con su mujer e hijos. Ese año, un total de 23 mexicanos pidieron asilo a las autoridades españolas, de acuerdo con la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).

VICE News: Cuéntanos cómo te convertiste en un objetivo del cártel de los Caballeros Templarios
Jorge: Las amenazas del cártel empiezan porque soy abogado y representé legalmente dos casos de secuestro y diversos de extorsión y robo contra Los Caballeros Templarios. De hecho y aunque nunca empuñé una arma, me uní al movimiento de las autodefensas en Michoacán para defender legalmente a muchos de sus miembros, que eran víctimas de este cártel.

¿Qué clase de amenazas?
Amenazas que evidenciaban el nexo entre las instituciones judiciales y Los Caballeros Templarios. En una ocasión, por ejemplo, poco después de presentar una de estas denuncias ante el Ministerio Fiscal y la Procuraduría, me llamaron mis clientes diciendo que unos señores les acaban de dar una visita. Cinco minutos después de colgar, de decirle a mi cliente que deberíamos calmarnos y que las cosas iban a empezar a cambiar, esos señores llegaron a mi despacho. Me dijeron que venían de parte del "calabaza", que era el jefe del cártel en esa zona, y respecto de mi clientes aseguraron: 'O le paras o le paro'. No son sutiles, van en serio y no les interesa la vida. Aquí no puedes confiar en nadie.

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"O le paras o le paro" [le dijeron los Caballeros Templarios en relación a la denuncias que había interpuesto uno de los clientes contra el cártel]

¿Y en el gobierno?
Las instituciones judiciales, el gobierno, todos están involucrados… Fue el gobierno el que desmanteló el movimiento de las autodefensas, mandaron a un intermediario y nos dijeron que abandonáramos las autodefensas porque no era constitucional y luchásemos con ellos de otra manera. Fue totalmente incongruente, a los que tienen que desarmar y desmantelar es a los cárteles. También nos pidieron una lista de los miembros del movimiento. Nuestro error fue confiar en ellos.

¿Qué pasó?
El movimiento se desmanteló y la situación no mejoró. Al cabo de poco, detuvieron a nuestro líder, el doctor José Manuel Mireles Valverde, que sigue cautivo por haber encabezado un grupo de las autodefensas armado. Le mataron a un hijo, lo secuestraron y ahora está detenido.

También a ti te raptaron, ¿qué recuerdas de aquellos 21 días de secuestro?
No sé donde estuve, ni lo quise saber. Solo sé que era un edificio de obra negra [en construcción]. Durante esos 21 días que nos tuvieron detenidos nos insultaban, y casi no nos daban de comer. Sólo nos dieron agua y pan duro durante todos esos días. Nos decían cosas de la familia, a mí me decían que habían violado a mi mujer y que habían matado a mis hijos.

"Me decían que habían violado a mi mujer y que habían matado a mis hijos"

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¿No estabas solo?
No, éramos muchos, pero no sé cuantos porque nos tenían encapuchados y sólo nos levantaban el capuchón hasta la nariz para que pudiéramos beber y comer el pan duro. No nos dejan hablar entre nosotros, siempre había gente vigilando. Solo llegué a ver que era una especie de salón grande en una obra negra [edificio en construcción], donde únicamente había tabiques, estaba la piedra toda sin componer y se sentía el piso frío y húmedo. Únicamente escuchábamos cómo hablaban entre ellos y se llamaban por los apodos. Se oían nombres como el de "el calabaza" "la muñeca" o "el loco". Lo que sí podíamos oír claramente era cuando nos decían que eran Los Caballeros Templarios y que nos iban a matar.

Hubo personas que se atrevieron a hacer preguntas, entonces se escuchaba cómo los pateaban. Callarse era la mejor opción.

¿Cómo conseguiste escapar?
No escapamos. Hubo un atraco, se escucharon pistolas, una balacera y entonces nos agarraron y con los capuchones nos subieron a la parte de atrás de una camioneta. Arrancaron y con la furgoneta rodando empezaron a tirar a la gente, te tumbaban y te tiraban. Pasaba un tiempo entre que tiraban a uno y al siguiente. Yo, después, de ser liberado, conseguí acercarme al pueblo más cercano donde pedí dinero para coger un autobús hasta casa.

"Arrancaron y con la furgoneta rodando empezaron a tirar a la gente, te tumbaban y te tiraban"

¿Quién os liberó?
No sé quienes eran, quizás los guerrilleros, quizás los militares…

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¿Lo denunciaste?
No ¿Para qué iba a servir?

¿Fue entonces cuando decidiste que tenías que irte?
No, fue dos meses después, cuando extorsionaron a mi mujer. Fueron a su trabajo, ese día estaba con los niños allí, y le pidieron dinero y los datos de contacto de sus clientes para tratar de extorsionarlos también a ellos. Era gente con dinero y los Caballeros Templarios lo sabían. Las extorsiones, los maltratos seguían y decidí que hasta allí podía permitir.

Hiciste las maletas y pusisteis rumbo a España…
En España, al menos, puedo vivir tranquilo. He recuperado en estabilidad. Aquí te pueden robar, pero no sucede mucho porque la violencia no está generalizada. Esta es la tranquilidad que no existe en México. He solicitado el estatuto del refugiado y aunque el expediente todavía está por resolver, he decidido que voy a hacerme una formación contable administrativa, tomar otro certificado de profesionalidad. Ahora, ya tengo trabajo y casa, pero hay que seguir mirando al futuro.

¿Cómo se podrían cambiar las cosas en México?
Tendría que haber una revolución, que la gente saliera a la calle y dijera basta ya a la injusticia. Hasta que esto no pase no va a haber ninguna mejora para la ciudadanía. Al gobierno le gusta tenernos como ignorantes y el mexicano le gusta estar como ignorante. Hace falta un gran cambio social para acabar con la violencia indiscriminada.

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