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VICE World News

El extremismo islámico no es nada nuevo en Canadá

Muchos se quedaron aturdidos después de los ataques terroristas de la semana pasada en Canadá. Pero la verdadera sorpresa es que el país no se había convertido en un objetivo antes.
Imagen vía Flickr

El artículo original se publicó en VICE Canada.

El lunes y el martes de la semana pasada tuvieron lugar en Quebec y en el Parlamento de Canadá en Ottawa dos ataques terroristas, en los que fallecieron dos soldados de las Fuerzas Armadas de Canadá y dos atacantes. La reacción en Canadá y en el exterior fue una mezcla de conmoción e incredulidad. Los ciudadanos canadienses se quedaron profundamente consternados tras conocer los hechos perpetrados por los extremistas musulmanes, en el que es un país pacífico por tradición.

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No obstante, para cualquiera que siga la seguridad nacional en Canadá, estos ataques no deberían sorprendernos. De hecho, como explicó el periodista Glenn Greenwald en la revista digital The Intercept tras el ataque del lunes, lo que es realmente sorprendente es que esto no haya sucedido antes.

Canadá se ha considerado durante mucho tiempo como un refugio seguro para el extremismo; una combinación de políticas liberales de inmigración y la promoción de una sociedad inclusiva han hecho que se convierta en el lugar perfecto para la conspiración y la planificación, como ha quedado demostrado en la serie de ataques planificados o llevados a cabo en Canadá. Desafortunadamente, Canadá también tiene un oscuro historial por el envío de militantes yihadistas a zonas de conflicto. Es bien sabido que Omar Khadr, nacido en Toronto - el último ciudadano occidental detenido por los EE.UU y encarcelado en la Bahía de Guantánamo - provenía de una familia conocida por sus conexiones con Osama bin Laden y había alegado conexiones con Al Qaeda. Si a todo esto le añadimos que la participación de Canadá en Afganistán se inició en 2001, cuando sus soldados y aviones de guerra lucharon activamente en un país musulmán, obtenemos un clima propicio para promover el extremismo en su propio país.

Los dos ataques de la semana pasada se produjeron simultáneamente al despliegue de seis aviones de combate canadienses CF-18 destinados a incorporarse a la flota para luchar contra el Estado islámico. Ahora está claro que Canadá - así como Francia, Bélgica y Australia - no es inmune a este tipo de ataques. Y no hay que retroceder mucho en el tiempo para ver lo cerca que Canadá ha estado de los planes de actos terroristas en propio suelo canadiense.

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En abril del año pasado, las autoridades canadienses y estadounidenses desarticularon un ataque terrorista contra un tren de pasajeros de la compañía VIA Rail con ruta Toronto-Nueva York. En verano de 2006, los integrantes del llamado 'Ontario 18' fueron arrestados por planificar varios atentados en el sur del país, supuestamente inspirados por Al Qaeda. Dos años antes, un extremista islámico que vivía en el sótano de sus padres en Ottawa fue arrestado, presuntamente, por construir detonadores de bombas para Al Qaeda.

También está en la lista el bombardeo del vuelo 182 de Air India de 1985, el atentado terrorista más espeluznante en la historia de Canadá — y obra de terroristas con base en Canadá que conspiraron dentro de sus fronteras. Pero estos incidentes, en comparación con los ataques de la semana pasada perpetrados por Martin Rouleau y Michael Zehaf-Bibeau, fueron mucho más organizados. Es precisamente la alta complejidad de este tipo de atentados lo que hace que puedan ser detectados y detenidos más fácilmente, debido a que las redes de comunicación utilizadas para planificarlos son más propensas a ser monitoreadas por aplicación rigurosa de la ley.

El Estado Islámico se dirigió a los ciudadanos canadienses en una reciente grabación, en la que expresaba su intención de matar a ciudadanos procedentes de los países que han entrado en la coalición de lucha contra el ISIS. Con esta nueva amenaza, el Estado islámico ha cambiado las normas del juego del terrorismo en Canadá. Y con la última campaña de bombardeos canadienses prevista para entrar en vigor, Canadá es ahora un combatiente más en Irak, tanto como lo es América.

La verdad es que los ataques terroristas llevan mucho tiempo siendo una amenaza en Canadá. Pero en estos momentos, con una participación más activa en el Medio Oriente, y un entorno en el que las amenazas potenciales pueden radicalizarse más fácilmente y martirizadas al instante en las redes sociales, los actores potenciales en Canadá ahora tienen aún más razones para actuar.

En una rueda de prensa tras el ataque del miércoles, el portavoz de la Real Policía Montada de Canadá (RCMP), Bob Paulson, habló sobre los retos de detener los ataques de los individuos descritos como 'lobos solitarios'. "Estas amenazas son muy difíciles de detectar", dijo. "No hay ninguna manera de saber cuándo o dónde van a suceder". Paulson añadió que Canadá vigila actualmente a 93 personas consideradas de 'alto riesgo' como posibles amenazas para el país.

El hecho de que Zehaf-Bibeau no estuviera en esta lista de investigados es, según Paulson, a la vez interesante y preocupante.

Sigue a Raf Katigbak en Twitter: @katigburgers