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Salud

Así son las farmacias de los amantes de la comida basura

La plaga de la comida basura crece sin parar: en Estados Unidos el 70 por ciento de los mayores de 20 años padece sobrepeso. En Japón, uno de cada cinco niños está malnutrido. Así es la farmacia que pretende combatir este mal.
Imagen de la farmacia de Tokyo. Vía Kaibutsu

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Este artículo fue publicado originalmente en Munchies.

Durante algunos días de la pasada primavera, encajado en las calles del barrio hipster de Tokio, Harajuku, podía verse el estridente escaparate de una tienda atravesada por una enorme cruz naranja de neón que se levantaba por encima de las palabras "For Free" (gratis)". Más allá del escaparate, las brillantes paredes blancas del local estaban surcadas por estanterías iluminadas por detrás. En ellas se podían observar una retahíla de frascos medicinales de color naranja. Tras el mostrador, aguardaba un farmacéutico.

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"Para los amantes de la comida basura, que también se preocupan por su salud", leía el eslogan. "No se preocupen: simplemente tomen nuestros suplementos después de haber ingerido comida basura".

"Ayuda a la Comida Basura, un tienda de suplementos para los amantes de la comida basura", fue la leyenda elegida por el estudio de diseño Kaibutsu para promover el local.

"En un primer momento, la gente piensa que la tienda recomienda que se consuman suplementos, pero no que se cambie la manera de comer", explica Ikkyu Sato, director creativo de Kaibutsu. Pero, en realidad, la campaña pretendía propagar la conversación y la concienciación sobre las amenazas de la comida basura y sobre los crecientes índices de malnutrición en las zonas urbanas.

A aquellos que se asomaban hasta la tienda se les pedía que llevarán consigo el recibo de su más reciente consumición de comida basura, y acto seguido se les formulaban algunas preguntas sobre sus hábitos alimenticios.

El nutricionista que les esperaba detrás del mostrador, vestido con una bata de laboratorio, esgrimía una placa de Petri y unas pequeñas pinzas y agarraba puñados de pastillas multicolores almacenadas en cubos inmaculados de metal —etiquetados por las categorías vitamina B2, calcio, ácido fólico, fibras y vitamina E —sucesivamente. "La vitamina C, advertía el nutricionista "está contenida en las verduras". Y acto seguida depositaba la pastilla sobre un plato.

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Dos clientes observan los suplementos elaborados por la farmacia. Imagen vía Kaibutsu.

Una receta de ramen, por ejemplo, equivaldría a un frasquito de comprimidos de 22 suplementos distintos, que se encargarían de complementar la falta de calcio, betacaroteno, vitamina B6 y algunas más. A quienes se habían comido una pizza se les daba 24 tabletas, mientras que los que venían de comer hamburguesa se llevaban frasquitos de 20 comprimidos. Los clientes observaban con horror, mientras las pastillas se acumulaban en las botellas color ocre.

"Nuestra misión era despistar y luego atraer la atención de los amantes de la comida basura", declara Ikkyu Sato, "y concienciarles de hasta qué punto muchas comidas basura están desprovistas de los nutrientes necesarios. La mejor parte era observar la reacción de estupefacción de los clientes; a menudo se quedaban sin nada que decir ante el exagerado número de comprimidos que les faltaban para completar una alimentación equilibrada.

Podría haber parecido una campaña demasiado extravagante para el barrio de la moda y el lujo de Tokio. Después de todo…. ¿Es necesario que los jovencitos del barrio aprendan cuatro cosas sobre nutrición? Pues tal y como se ha visto, resulta que en muchos casos sí.

De todas las personas que visitaron Ayuda para la Comida Basura, el 85,6 por ciento estaban en riesgo de padecer lo que la campaña ha bautizado como "un nuevo tipo de malnutrición", amplificado por el cada vez mayor consumo de dietas de muchas calorías y ningún nutriente (como el Big Mac o las patatas fritas de pollo).

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La obesidad se dispara entre los niños africanos. Leer más aquí.

A día de hoy, Japón consume el 33 por ciento de la comida basura que se consume en toda la región de Asia y Pacífico, según los datos recabados sobre el perfil de la industria por Market Line. El periódico financiero International Business Times ha advertido que Japón se ha convertido en el segundo mercado más grande de McDonalds tras Estados Unidos.

Paralelamente, la tasa de obesidad de Japón se sitúa en el 23 por ciento de la población. Se ha concluido que el 18,2 por ciento de los niños japoneses menores de 5 años padecen sobrepeso. Casi cinco veces más de los niños que presentan dificultades de desarrollo físico debido a la escasez de nutrientes durante su juventud.

La cadena de comida rápida japonesa Dohtonbori contrató a Kaibutsu para redefinir la percepción pública del okonomiyaki, un pastel de verduras salado japonés como un producto "sabroso y saludable".

"En un primer momento decidimos usar un 100 por ciento de verduras locales", explica Ikkyu Sato. "Después el cliente quería que corrigiéramos la percepción equivocada que se tiene del okonomiyaki, y conseguir que dejara de verse como comida basura y que empezara a verse como "comida saludable".

Al final de su visita a Ayuda a la Comida Basura, a la gente se le entregaba un botella de pastillas con un pedazo de papel en su interior, en el que se les informaba que si habían comido okonomiyaki no les haría falta ningún suplemento. Y luego, por supuesto, les entregábamos un cupón para que pudieran acudir inmediatamente al Dohtonbori más cercano.

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Complementos en forma de pastilla para aportar los nutrientes necesarios a los amantes de la comida basura. Imagen vía Kaibutsu.

Más allá del cinismo, la campaña ha desatado un debate importante, no solo en Japón sino en el mundo entero. Según el Instituto de la nutrición global y sus investigaciones en políticas de comida internacional, las tasas de obesidad han aumentado "en todos los países", entre 2010 y 2014. Se estima, de hecho, que a día de hoy uno de cada 12 adultos en todo el mundo padece diabetes tipo 2.

"La coexistencia de problemas nutritivos asociados a la extrema falta de alimentos o a la obesidad se han convertido en los dos caballos de batalla en la lucha contra la malnutrición", ha declarado a través de un comunicado la doctora Corinna Hawkes, una de las coautoras del informe. Se estima que, a nivel global, un total de dos mil millones de personas consumen cantidades insuficientes de vitaminas y minerales, y que otras 1,9 mil millones de personas padecen de obesidad.

"En algunos casos, los niños obesos se convierten en niños malnutridos debido a que están consumiendo los alimentos equivocados —comidas hipercalóricas y de escaso valor nutricional. Es un fenómeno al que se conoce como "hambruna encubierta", escribe Barbara Bush, fundadora de los Cuerpos de Salud Global.

El ejército de EEUU influye en casi todo lo que hay en los supermercados. Leer más aquí.

Las palabras de Bush son refrendadas por Hugh Welsh, presidente de DMS en Norteamérica. Más de la mitad de los niños de EE.UU. presentan deficiencias en su ingesta de vitaminas D y E, y más de una cuarta parte está falto de calcio, magnesio o de vitamina A. "Esto puede comprometer el sistema inmunológico, afectar al desarrollo físico, disminuir las aptitudes mentales, generar enfermedades crónicas, e, incluso hasta la muerte", advierten Bush y Welsh.

En Estados Unidos uno de cada tres adolescentes come comida basura a diario. Se estima que los estadounidenses ingieren el 37 por ciento de sus calorías a través de las múltiples formas que allí tiene la comida basura. El 70 por ciento de los adultos de más de 20 años padecen sobrepeso u obesidad. Y la malnutrición empieza a invadir todas las conversaciones, puesto que la misma está directamente asociada a la salud, a la hambruna y a la obesidad.

Así que ahora la pregunta debería de ser: ¿para cuándo planea Dothtonboir hacer campañas de concienciación nacional?

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