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fascismo

Esta foto de unos niños italianos haciendo el saludo nazi ha desatado la polémica

Revine Lago, en el norte Italia, albergó la semana pasada una concentración de familias de cabezas rapadas y de miembros de la ultraderecha europea. La concentración se había saldado sin incidente alguno, hasta que esta escalofriante imagen se hizo...
Leonardo Bianchi
Rome, IT
[Foto via Facebook/quotidiani locali]

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Se reunieron la semana pasada, del 1 al 4 de setiembre, en el norte de Italia. Cientos de cabezas rapadas y de representantes de la extrema derecha de toda Europa acamparon juntos en Revine Lago — un pueblo de la provincia de Treviso— para celebrar una nueva edición del festival Regreso a Camelot.

Se trata de un evento organizado por el frente Skinhead de Veneto y por la asociación Rockout. La concentración consiste en una serie de conferencias políticas y de actuaciones de bandas R.A.C (de Rock Anti Comunista, una disciplina musical a la que el sociólogo Valerio Marchi describió como nazirock).

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En la página web se lee que la celebración "es un evento muy importante para todo el movimiento europeo", que si bien reúne principalmente a cabezas rapadas no está dedicado únicamente a ellos: "el festival acoge a una amplia variedad de sujetos procedentes de otras realidades".

A Camelot se lo considera, de hecho, como a un "patrimonio común. El grupo de xenófobos, racistas y de fascistas considera que la camaradería es la base de su vínculo, de manera que valoran especialmente que la gente llegue desde lugares tan lejanos para tener la posibilidad de conocer otras realidades (fascistas) a las que frecuentan normalmente".

Según la misma web Camelot "no es solo un lugar divertido y alegre", sino que está inundado por "auténticos ríos de cerveza, y donde abundan las risas y la despreocupación, porque, a fin de cuentas, la idea es que los compañeros sientan cuando se acerca el final de su aventura que son hermanos. Hombres y mujeres formarán entonces un todo honesto, leal y sincero".

Thousands of neo-Nazis have taken part in a huge right-wing festival near Venice, Italy, during the last days. — Fabian Eberhard (@FabianEberhard)6 settembre 2016

"Cientos de neonazis han participado en el festival de ultraderecha que ha tenido lugar cerca de Venecia".

La noticia de la convocatoria — que se reanudó después de un parón de cinco años — despertó, obviamente, la inquietud y la alerta entre las autoridades políticas locales y las organizaciones antifascistas.

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La vicealcaldesa de Revine, Doris Carlet, ya había informado "de que se trata de una fiesta privada, de manera que se solicitó y se concedió que se celebrara en un enclave privado. Finalmente se decidió llevarla a cabo en el campamento de Santa María. El consistorio local había intentado frenar la reunión. Y así se lo hizo saber a la prefectura y jefatura de policía. Sin embargo, no pudieron hacer nada. El teniente alcalde se opuso firmemente, pero no le quedó otra que acatar la ley, como bien se encargó de proclamar: "Nos hemos visto obligados por ley a aceptar este tipo de turismo, que definitivamente no tienen nada que ver con nosotros".

En las jornadas previas a la celebración privada, la Asociación Nacional de los Partisanos Italianos (ANPI) se dedicó a repartir octavillas anunciando la proximidad de la cumbre y que en octubre se llevará a cabo una protesta pública, también en Revine Lago. El mismo director de la ANPI en Treviso también ha aprovechado para despacharse a gusto en las páginas del rotativo local Tribuna di Treviso.

"Vengo denunciando desde hace tiempo un retorno del fascismo. Y ahora, de repente, nos lo encontramos delante de nuestras narices. Y no puede justificarse la presencia de semejante concentración solo por el hecho de que se han tomado las medidas de seguridad necesarias para que transcurra sin incidentes. Lo cierto es que un fenómeno como este es inaceptable de raíz".

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Según el rotativo Gazzetino, sin embargo, "los revinesi miran con indiferencia a la cita, más bien hacen hincapié en el impacto económico positivo en el tejido local".

En cualquier caso, los cuatro días en los que ha transcurrido el evento han pasado sin mayores consecuencias. La policía ha estado patrullando las inmediaciones del campamento, que ha controlado ojo avizor, sin que se haya registrado ni un solo incidente. Al final las cervezas fueron ingeridas y las canciones interpretadas en el escenario acompañadas por una selva de brazos derechos extendidos.

La única tensión se registró en la noche del 4 de septiembre, cuando, según han informado los periódicos locales "alguien ha increpado a los miembros del ayuntamiento local, pero habida cuenta de que el la convocatoria tocaba a su fin, el consistorio ha preferido ignorarlo".

En realidad la auténtica polémica que ha desatado la convocatoria se ha producido después de que esta hubiera concluido. Fue este lunes, cuando empezó a circular por las redes sociales una imagen — una suerte de postal para el recuerdo — en el que se observa a un grupo de escolares haciendo el saludo fascista.

La imagen fue publicada ayer en las páginas de la Tribuna de Treviso y desde entonces no se ha detenido la oleada de reacciones de indignación y de rabia. Lorenzoni, el responsable de la ANPI en Treviso, afirma que la imagen es el símbolo de cómo el pensamiento fascistas es inoculado de manera perversa entre los más pequeños. Se trata de algo execrable, especialmente visto desde el plano educativo, donde los progenitores de los pequeños demuestran un comportamiento maniqueo y funesto. Debería de ser un motivo suficiente para que los progenitores de los pequeños sean imputados por instrumentalización educativa y perversión.

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Succede a Treviso: 13 bambini fanno il saluto romano a una iniziativa di teste rasate — daniele ferrazza (@dferrazza)5 settembre 2016

Nicola Atalmi secretario provincial de la Confederación General del Trabajo en Italia (CGIL en sus siglas italianas) se pregunta: "¿qué otras cosas estarán aprendiendo esos niños cuando no hay cámaras de por medio?".

Por su parte, las autoridades locales han exigido explicaciones, puesto que se les había asegurado que la manifestación tenía un carácter exclusivamente cultural.

"La cosa no podría haber terminado peor", ha declarado la vicealcaldesa Doris Carlet.

El bochornoso episodio registrado en Regine Lago recuerda a lo sucedido en 2010 en la localidad de Giulino Mezzegra, en Como, también al norte del país. Entonces, durante los actos de conmemoración de la muerte del dictador y asesino italiano Benito Mussolini, se vio a un niño de 8 años desfilar vestido con el uniforme militar.

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