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Fotografías tomadas con tecnología espía sirven para estudiar el cambio climático

Dos científicos de la Universidad de Virginia han encontrado una nueva fuente histórica para el estudio del cambio climático: se trata de una serie de fotografías de la tundra de Siberia tomadas por aviones y satélites durante la Guerra Fría.
Imagen vía Denis Kozhevnikov/EPA
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Dos científicos de la Universidad de Virginia han encontrado una nueva fuente histórica para el estudio del cambio climático: se trata de una serie de fotografías tomadas por aviones y satélites espías durante la Guerra Fría.

Mientras Norteamérica espiaba las actividades militares y nucleares de sus enemigos soviéticos, cientos de imágenes detalladas sobre la tundra de Siberia Occidental fueron tomadas, y hoy en día resultan ideales para documentar los efectos del cambio climático en la región.

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Howie Epstein, profesor en la Universidad de Virginia, y el estudiante de posgrado Gerald Frost decidieron usar las fotografías, tomadas entre 1960 y 1984, como parte de su estudio sobre la tundra, además de identificar los efectos específicos en la región.

Y no es la primera vez que que fotografías espías se usan para ayudar a entender mejor nuestro entorno: imágenes del mismo periodo sirvieron para descubrir zonas arqueológicas en lugares como Irak, Turquía y Siria.

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"Tenemos la oportunidad de ver la misma ubicación detallada a lo largo de las décadas", dijo Epstein al portal UVA Today. Los científicos conocen los cambios que ha sufrido el Ártico, pero la tundra siberiana no ha sido examinada con satélites sino hasta hace poco tiempo. Es por eso que las fotografías de espionaje ofrecen información crucial que antes se desconocía.

"Ahora ya sabemos los cambios que ha habido en la zona", dijo Epstein. "La vegetación ha crecido y se ha expandido".

A través del análisis de las 11 regiones siberianas, Epstein y Frost lograron identificar la expansión de cierta flora —especialmente arbustos altos como el abedul, el aliso y pinos enanos— en los últimos 100 años. El calentamiento del medio ambiente permite que la vegetación vaya creciendo más al norte, pero cuando los arbustos que absorben calor reemplazan a la nieve, la cual refleja el calor, sólo provoca que el clima se caliente aún más.

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Y aunque el reverdecimiento de la tundra ha sido constante durante las últimas décadas, los científicos también encontraron que parte de la zona se ha tornado seca por razones que aún desconocen.

"La progresión del crecimiento podría estarse invirtiendo", declaró Epstein. "Aún no sabemos por qué, pero es claro que los ciclos de la vegetación en la tundra son más complejos de lo que hubiéramos creído. Aún tenemos bastante trabajo por hacer para poder entender los cambios en el Ártico y cómo éstos afectan el cambio climático en todo el mundo".

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