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‘El mundo o nada’: conoce a MILI, el nuevo rostro de la protesta estudiantil francesa

Los miembros del Movimiento Independiente de Lucha Conjunta, conocido por su acrónimo francés, MILI, han sido acusados de alterar las manifestaciones y de comportarse como vándalos en las protestas en las que ha aireado su agenda política.
Imagen por Etienne Rouillon/VICE News
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Hay quien considera que el Movimiento Independiente de Lucha Conjunta, un grupo activista que se ha popularizado por su acrónimo francés, MILI, no es más que una pandilla de descerebrados enmascarados que buscan provocar a la policía con una estrategia basada en las manifestaciones violentas. Otros, sin embargo, consideran que se trata de una de las fuerzas motrices que ha propagado las manifestaciones estudiantiles francesas. Los jóvenes galos están en pie guerra contra la propuesta de reforma laboral anunciada por el ejecutivo de François Hollande.

La militancia de MILI ha reunido a multitud de estudiantes y de trabajadores que han tomado las calles de Francia durante cada jueves de marzo para protestar contra una controvertida ley. Se trata de una normativa que pretende mejorar la economía gala gracias a la introducción de una serie de regulaciones que, supuestamente, alientan la flexibilidad laboral. Claro que sus detractores consideran que la reforma provocará que el trabajador quede en una inadmisible posición de vulnerabilidad. Las controvertidas provisiones incluían límites en las indemnizaciones en casos de despido improcedente, y el aumento de la jornada laboral máxima para empleados y aprendices — estas dos han debido de ser fulminadas debido a la indignación popular que han desatado.

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VICE News se reunió hace unos días con cuatro miembros del movimiento en un lugar cercano a la plaza de la Nación, el enclave en el que arrancaron gran parte de las protestas del mes pasado. Los activistas se reunieron a condición de que sus identidades fuesen protegidas. Les llamaremos Frank, Julien, Pierre y Karim. Tienen entre 17 y 20 años. Frank y Julien son estudiantes universitarios de historia y sociología, respectivamente. Pierre se describe a sí mismo como "un trabajador", mientras que Karim, el más joven, sigue en el instituto.

Muchas de las manifestaciones organizadas han desembocado en violentos enfrentamientos con la policía. En ellas, nos hemos acostumbrado a ver a decenas de jóvenes ocultando sus rostros con ayuda de bufandas, pasamontañas, y máscaras de esquiador. Algunos se han enfrentado directamente a la policía, como sucedió a la salida de la estación de ferrocarriles de Gare de Lyon; mientras que a otros se les ha visto arrojar botellas contra los agentes en la avenue des Gobelins.

Los miembros del MILI no niegan que hayan acudido a la violencia, pero rechazan que su estrategia sociopolítica se vea reducida a la palabra "vandalismo" — una discusión que, a su juicio, ha sido perpetuada por los medios de comunicación. Ellos prefieren proclamar que su movimiento está alentando a los estudiantes franceses a "reconquistar las calles para quedárselas".

"Lees titulares como 'Los vándalos se cuelan en una manifestación de institutos', y ello implica que existe una distinción — como si los vándalos no fuesen también estudiantes de instituto como todos los demás", relata Karim.

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"Vimos lo que pasó en Bergson", cuenta en relación a un incidente de hace unos días en que las cámaras de televisión filmaron cómo la policía golpeaba a un estudiante del Liceo Bergson, un instituto parisino. "Y también fueron alumnos de instituto lo que organizaron una manifestación salvaje y terminaron atacando a las comisarías de policía… Los medios están intentando despolitizarles y retratarles como a idiotas a los que les gusta salir a dar patadas".

Los miembros de MILI han sido acusados de alterar las manifestaciones y de comportarse como vándalos que no tienen ideología política. Sin embargo, para Karim, la violencia que se ha presenciado en las manifestaciones más recientes es, en primer lugar y sobretodo, un acto político.

"Intentar reducirlo diciendo que se trata de un grupo de jóvenes que se están desahogando es una completa estupidez y demuestra una absoluta falta de entendimiento de lo que está pasando", ha dicho.

En imágenes: estudiantes en Francia se enfrentan a la policía por la reforma laboral. Ver aquí.

"Cuando escucho retórica pacifista y no violenta la entiendo, porque, a veces, resulta estratégicamente contraproducente romper cosas porque puede comprometer el resto de la protesta", cuenta Pierre.

"Cuando la gente corre les decimos que no lo hagan, que no se abalancen los unos sobre los otros. Cuando se arrojan gases lacrimógenos recogemos a la gente del suelo y les contamos que tienen que respirar lentamente", cuenta Julien. Y advierte que la organización dispone hasta de su propio equipo médico. Muchos de los estudiantes se han convertido en manifestantes a tiempo parcial, de manera que hasta llegan preparados con gafas de natación a las protestas para protegerse de los gases lacrimógenos.

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El grupo se describe a sí mismo en su perfil de Facebook como "otra manera de defenderse contra el aislamiento", y su lema es "el mundo o nada", que está extraído de una letra del grupo de rap francés PNL y ha sido incorporado a las pancartas esgrimidas por todo el país durante el mes y medio de manifestaciones.

"Significa que queremos el mundo. Lo que no queremos es hacer las cosas que nos han dejado", puntualiza Julien.

"No somos ni anarquistas ni comunistas. Lo de las etiquetas, tantas etiquetas, nos preocupa", continúa. "Somos autónomos en el sentido de que no queremos entrar a dialogar con las instituciones del estado".

Los miembros del MILI no creen que el movimiento estudiantil se oponga a su estrategia.

"No, para nada, al contrario. Basta con ver a los manifestantes en acción para ver que no les molesta", cuenta Karim. "Los estudiantes de instituto siguen regresando. No parecen estar traumatizados".

En respuesta a las acusaciones de vandalismo, los cuatro integrantes aseguran que ellos no describirían sus acciones como violentas.

"Nosotros trazamos un punto A y un punto B y nuestra intención es recorrer la distancia que separa a uno del otro", señala Julien. "Y si hay objetivos en el camino, pues vamos a por ellos… Un objetivo podría ser una agencia de trabajo temporal — puesto que ellos son los primeros en explotarnos —, un banco, que es el símbolo por antonomasia del capitalismo, o hasta un McDonalds porque la comida de allí es una mierda".

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Todos ellos han negado haber destrozado coches o pequeños negocios.

En imágenes: se recrudecen las manifestaciones contra la reforma laboral en Francia. Ver aquí.

La auténtica violencia, explica Julien, se produce cuando un agente de policía, desenfunda su porra y la blande contra el cráneo de un manifestante o suelta un puño americano. Para ellos, sin embargo las formas de violencia que hay que combatir están muy enraizadas, a menudo a nivel institucional, como sucede con el caso del fracaso académico, con un horizonte profesional condenado a un salario bajo, o tener que dedicarse a hacer trabajos basura.

Para el movimiento MILI las últimas protestas no consisten tanto en protestar contra la reforma laboral que se ha propuesto, como en "luchar contra la ley del trabajo que hay en vigor". Frank cuenta que a algunos de sus amigos se les llama ahora aprendices, aprendices a quienes se les paga una miseria por doblar ropa.

"No hace falta una ley laboral para convertir tu estatus de aprendiz en un estatus de mierda", explica.

En MILI creen que el gobierno se está aprovechando de la crisis económica para chantajear a los trabajadores".

"Hoy es la ley del trabajo, pero podría ser cualquier otra cosa", explica Julien.

Manifestantes enmascarados toman las calles el pasado 24 de marzo. (Todas las fotos de Etienne Rouillon/VICE News)

Solo un mes después de ser fundado, los miembros del MILI empezaron a organizar un sistema de recolección de las sobras de las comidas de los institutos para repartirlas entre los sin techo.

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Su estrategia ha consistido en eludir las asambleas de estudiantes existentes y a sus representantes — "porque se les elige por sus discursos bonitos, por su popularidad y por su capital cultural", según Julien — y en recolectar comida, cocinarla y organizar su distribución.

Su siguiente irrupción sucedió durante la celebración del llamado "Día del Odio", una protesta contra el gobierno celebrada en enero de 2014, por un colectivo cuyos organizadores describieron la protesta como "una masiva manifestación fascista". Entonces los miembros del MILI coordinaron con organizaciones antifascistas parisinas una contra protesta.

Arrestos en masa en EEUU durante las protestas financieras de la 'Primavera de la democracia'. Leer más aquí.

El siguiente mes de octubre, el joven conservacionista Rémi Fraisse murió después de que ser alcanzado por una granada arrojada por la policía antidisturbios en el transcurso de una manifestación en contra de los planes de construir una presa de agua en Sivens. "Cuando sucedió lo de Rémi nuestro movimiento ya corría solo. Así que organizamos manifestaciones independientes", relata Karim.

El movimiento empezó entonces a concentrarse en la lucha contra la brutalidad policial, en especial contra la violencia a la que se enfrentan los activistas y los jóvenes de los barrios más pobres. Los miembros del MILI están convencidos de que los jóvenes están mucho más desprotegidos que los adultos en cuanto a brutalidad policial se refiere.

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"Ese es uno de los motivos por los que tanto hablamos de reconquistar las calles", explica Pierre. El movimiento empezó a programar eventos más tranquilos — desde torneos de fútbol hasta cenas — para conectar con la gente joven de los barrios trabajadores. "Yo casi le diría a la gente que no fuera a las manifestaciones y que viniese a hablar a estas cenas organizadas contra el estado de emergencia", explica Frank. Sucede que, después de los atentados de París del pasado 13 de noviembre, el presidente d la República, François Hollande, declaró el estado de emergencia, una medida contemplada por la Constitución ante situaciones de amenaza para la seguridad nacional. El estado de emergencia es, a la práctica un estado policial, en el que las fuerzas de seguridad del estado pueden prescindir de las exigencias democráticas para perseguir a la presunta amenaza a la que están combatiendo. "Que se vengan a las cenas en lugar de ir a las manifestaciones, así luego no llegarán a casa con la sensación de que no ha cambiado nada".

Se estima que el núcleo duro del movimiento MILI está integrado por 50 miembros a día de hoy, claro que las manifestaciones han disparado el número de militantes. Dos terceras partes del movimiento están integradas por hombres.

"La igualdad de género no es uno de nuestros objetivos. Todas las chicas que se quieran sumar al movimiento son bienvenidas. Si no viene ninguna, nos da completamente igual", asegura Karim.

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El movimiento está fundamentalmente integrado por estudiantes de instituto, de universidad y por trabajadores, y el promedio de edad es de 20 años. Su procedencia es totalmente indiscriminada, son un buen espejo de la diversidad demográfica de las escuelas del este de París.

"Eso es lo bueno de ir al instituto o a la universidad", cuenta Julien. "Cuando trabajas siempre terminas haciéndolo para gente que tiene tu mismo estatus social".

Pierre, a su vez, explica que el objetivo del movimiento es ser acogedor antes que sectario — un gran grupo de amigos que quieren demostrarse los unos a los otros que cualquiera es capaz de organizarse.

"Queremos dejar de lado el tiempo y el espacio y volver a pensar la sociedad", proclaman sus miembros. Pero a pesar de sus aspiraciones revolucionarias, todos ellos coinciden en que no creen en la viabilidad de una inminente sublevación.

"Revolución es una palabra que ya no significa nada. Si no la vives de manera diaria, no tiene ningún sentido", explica Julien. "Tu expectativa de vida es de 70 años. Tus posibilidades de vivir una revolución global son casi inexistentes".

Manifestantes enmascarados durante la protesta del 17 de marzo.

Manifestantes enmascarados durante la protesta del 17 de marzo.

Al igual quye otros cientos Karim ha participado en cada Nuit Debout (Alzamiento nocturno) y en cada sentada contra la ley del trabajo organizada en la plaza de République.

"Está bien — se percibe la energía", dice en relación al resto de manifestantes. "Pero, en realidad, no sucede mucho". Claro que, pese a todo, MILI está a favor de ocupar y de reclamar los espacios públicos.

Julien considera que es irónico que la gente se reúna después de trabajar para protestar en contra de las injusticias del capitalismo.

"¿De qué estamos hablando? ¿De una terapia de grupo? La idea es buena pero tienes que ir más allá", ha contado.

"Cuando vives a través de un movimiento social, eso te marca", explica Julien. "Yo creo que para los estudiantes de instituto que han participado en las manifestaciones de las últimas semanas, lo que han vivido será algo que recordarán toda su vida. Ellos no compran el discurso ilusorio de esperar a que la ley sea rechazada — ellos luchan por algo más".

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