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Politică

Francisco, un Papa latinoamericano con todo lo barroco e intenso que eso significa

El Papa argentino destaca por su anticapitalismo, la buena sintonía con la izquierda latinoamericana y la ambigua relación con el kirchnerismo. La lucha por la justicia social y su presunto, pero nunca probado, vínculo con la dictadura marcaron su...
El Papa Francisco y Evo Morales durante la visita del pontífice a Bolivia el pasado 9 de julio. Imagen vía AP

Cuando Jorge Bergoglio fue elegido Papa y se autonombró Francisco el 13 de marzo de 2013 , habló en la plaza de San Pedro del Vaticano y lo primero que dijo desde el balcón fue que venía del "fin del mundo". Toda una declaración de intenciones y una clara evidencia que su origen y carácter latinoamericano iba a marcar su papado, con todo lo barroco e intenso que eso significa.

Pero la realidad política de Jorge Bergoglio, un jesuita máximo jefe de la Iglesia Católica argentina, era controvertida. Para conocer su trayectoria, es necesario, en primer lugar, remitirse a su acción social como arzobispo de Buenos Aires desde 1998. Ese costado social de Bergoglio ha pasado en muchas ocasiones muy desapercibido para la prensa argentina.

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En segundo lugar, cabe destacar su buena sintonía con los líderes de la izquierda latinoamericana como se ha demostrado en su última visita a esta región. Su discurso anticapitalista y anti consumista ha forjado una muy buena relación con presidentes como Rafael Correa y Evo Morales.

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Y finalmente, hay que repasar su polémico papel durante la dictadura argentina de 1976 a 1983 y su rol como jefe de la Iglesia argentina en los años kirchneristas, pues entre 2003 y 2013 mantuvo fortísimas tensiones con el gobierno nacional.

Veamos cómo Bergoglio se convirtió en el Papa Francisco y qué opinan personas que le conocen desde hace muchos años.

Lucha por la justicia social

Como arzobispo de Buenos Aires abrió la Iglesia a la denuncia del trabajo esclavo, la explotación sexual, la trata de personas, el trabajo infantil, la venta ilegal de drogas y la defensa de los inmigrantes y cartoneros.

Jorge Mario Bergoglio fortaleció a los llamados "curas villeros" dándole el estatus a la Pastoral de Villas de "Vicaría" y gestó a través de ellos una alianza con organizaciones sociales combativas como el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), un movimiento que agrupa a más de 2000 cartoneros y trabajadores excluidos, o La Alameda, una organización vecinal dedicada a denunciar talleres clandestinos, narcotraficantes y proxenetas. Lo que constituyó una auténtica red territorial de organizaciones sociales dirigidas por la Iglesia y que consiguió colocar en el centro a la periferia.

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Esa impronta pastoral de Bergoglio es heredera de una tradición teológica: la Teología del Pueblo o de la Cultura, una versión de la Iglesia consagrada a lo popular, que acompaña a los pueblos en sus luchas pero no como vanguardia iluminada. Dicho de otra forma, una alternativa a la Teología de la Liberación que puso la Iglesia al rojo vivo en los años 60 y 70.

Una trayectoria que muestra como Jorge Mario Bergoglio realizó durante años una prédica anti liberal y a favor de los "excluidos". Basta recordar su Tedeum del 25 de mayo de 2000 como arzobispo de Buenos Aires frente a toda la plana mayor de la clase política — presidente, vicepresidente, gobernador de la provincia de Buenos Aires —. El diario progresista Página 12 puso en la portada de la edición del 26 de mayo de aquel año el discurso de Bergoglio, durísimo contra la clase política y usando como título una cita del hoy Papa de Roma: "El sistema es un cono de sombra".

Sintonía con los gobernantes de la izquierda latinoamericana

Un análisis del posicionamiento político de Francisco en relación a América Latina nos dirige hacia una palabra: la sintonía.

Su discurso anticapitalista, su prédica anti consumo y su vinculación respetuosa con el poder de Sudamérica, quedó plasmada en la visita de este mes de julio a Bolivia. Allí , frente al presidente indígena boliviano Evo Morales, el Papa dijo textualmente: "Los mandatarios actuales de la región han aunado esfuerzos por conseguir el viejo sueño de nuestros patriotas, La Patria Grande".

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Sus gestos con Evo Morales y con Rafael Correa , presidente de Ecuador, lo mostraron en abierta colaboración. Francisco fue extrovertido en su visita al sur. Tal como lo expresó en marzo de 2014 el entonces embajador argentino ante la Santa Sede, Juan Pablo Cafiero: "el líder de la región con quien más sintoniza Francisco es Rafael Correa, después Evo Morales y Pepe Mujica".

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¿Por qué sintoniza con estos gobiernos?

"Muchos no conocen la postura vaticana de larga data dedicada a rehacer ese imaginario de la Patria Grande de inspiración católica. Que en Juan Pablo II significaba una retórica contra el comunismo. Pero esa vieja idea también se manifestaba en la decisión del Vaticano de no romper relaciones con Cuba. De hecho Fidel y Raúl Castro estuvieron con los últimos tres papas, como ningún otro mandatario de la región. Porque también, entre otras cosas, siempre tuvo ese viejo catolicismo un perfil antiimperialista, levemente antinorteamericano. La crítica al capital financiero, al individualismo egoísta, es letra antigua de un conservadurismo que en un mundo tan corrido a la derecha hoy causa sensación. Y suena además sin el miedo de que los curas y las monjas se vayan al comunismo", explica a VICE News el sociólogo argentino Fortunato Mallimacci.

'El líder de la región con quien más sintoniza Francisco es Rafael Correa, después Evo Morales y Pepe Mujica'.

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La gira de Francisco por Ecuador, Bolivia y Paraguay significó un espaldarazo a tres gobiernos, con especial significación a Ecuador y Bolivia, que junto con la Venezuela de Nicolás Maduro, siempre han estado en el centro de las críticas de gobiernos como el norteamericano y el español. En el caso de Argentina, Francisco ha reconstruido la relación con la presidenta peronista, y hoy, por ejemplo, cualquier debate sobre la despenalización del aborto se encuentra congelado.

Su visita a la región se ha producido en un momento de transición donde la economía regional atraviesa el angostamiento de sus modelos por la caída relativa del precio de las materias primas que exportan así como el desgaste de años acumulados de política intensa. La gira papal significa entonces una bendición, un gesto de respaldo de quien muchos creyeron que venía "por ellos".

El papa Francisco sabe que esos gobiernos representan a los más desfavorecidos de Sudamérica y comparten con él su base. América Latina es el continente más desigual y católico, ergo, los pobres que votan a estos gobiernos tienen una fuerte masa de católicos y admiran también a este Papa.

"Si tomás la encíclica Evangelii Gaudium y Laudato el cuestionamiento al 'Dios dinero' y la economía liberal es profunda. Habla de manera directa diciendo que el dinero es la mierda del diablo. Cuestiona a las grandes potencias y se apoya en los países de la periferia, en los pobres y trabajadores para cambiar este sistema por uno equitativo y una comunidad que trabaje por el bien común", indica a Vice News Lucas Schaerer, dirigente de la organización vecinal La Alameda y quien conoce bien a Francisco desde que era Bergoglio y guarda hacia él un afecto personal.

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Polémica relación con la dictadura y el kirchnerismo

Fabián Báez es un cura párroco del barrio de Villa Urquiza de Buenos Aires que conoce al Papa Francisco desde hace muchos años. Fue, a los ojos del mundo, el cura argentino que Francisco subió al papamóvil. En conversación con VICE News, Fabián dice que Francisco es un "líder profético" y sus enseñanzas se basan en la Doctrina Social de la Iglesia, una letra grabada hace muchos años, pero que los tiempos actualizan. "En el avión después del viaje le preguntaron si pensaba que la Iglesia lo iba a seguir, y él dijo: 'soy yo el que sigue a la Iglesia'. Creo que sus posturas se deben leer en esa hermenéutica: la Doctrina Social busca resaltar la dignidad humana en todos sus aspectos".

Para Fabián todo está ahí y relativiza la sorpresa sobre la ideología del Papa. "Su rol en América Latina no es un rol regional específico, sino que se propone iluminar a la Iglesia y al mundo con la actitud evangélica adecuada frente a los reclamos de los marginados y los excluidos".

"Lo mejor que puede pasar es que sigamos creciendo en el estado de derecho y que las políticas traigan bienestar a nuestra gente. La relación Iglesia-Estado tiene que marchar por el camino de la autonomía y la colaboración, sin mezclar lo provisorio de un gobierno que cada cuatro años elegimos, con la jerarquía en la Iglesia que cada tanto también cambia", cuenta el padre Miguel a VICE News.

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Miguel es cura del bonaerense barrio de Abasto y nos ayuda a definir otro aspecto evangélico: "la agenda de Francisco podemos sintetizarla como una Iglesia del SÍ en vez de una Iglesia del NO, una Iglesia accidentada en vez de una Iglesia 'perfecta'".

'Su rol en América Latina no es un rol regional específico, sino que se propone iluminar a la Iglesia y al mundo con la actitud evangélica adecuada frente a los reclamos de los marginados y los excluidos'.

Acerca de si la Iglesia de Bergoglio había tenido, pese a las peleas, puntos de contacto y coincidencias con el kirchnerismo, Ángel, un joven militante barrial kirchnerista con histórica formación cristiana comenta a VICE News: "Creo que abrevan en una misma tradición que incluye al peronismo y sus antecedentes en la Doctrina Social de la Iglesia. La diferencia la encuentro en la forma que ambos afrontan el conflicto. El kirchnerismo busca ponerlo en primer plano, en un lugar tan central que algunos pueden sentirse abrumados. Bergoglio confronta de otra forma, siguiendo una tradición más antigua, donde las alianzas y las peleas se dan de forma silenciosa y subterránea. Algo de esto creo tiene que ver, y no lo digo peyorativamente, con que la Iglesia en algunas instancias todavía funciona como una monarquía".

Ángel conoció a Francisco fugazmente hace muchos años cuando era obispo en el barrio de Flores. "La imagen que me llegaba de Bergoglio en las charlas con los compañeros era una y en la lectura Página 12 era otra: la de un obispo que actuaba como vocero de la oposición, defensor de una moral arcaica y de los privilegios de la educación privada."

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Hay que mencionar que el diario progresista mantiene desde 2003 una pública adhesión al gobierno argentino y fue el diario donde se publicaron las sospechas sobre el colaboracionismo de Bergoglio con la dictadura.

En ese mismo momento, a partir de su militancia territorial, empezó a conocer el trabajo de los curas villeros. Eso llevó a Ángel a construir una imagen compleja y contradictoria de Bergoglio. Según Ángel, "criticaba a Bergoglio con mis amigos católicos y le defendía ante mis compañeros de militancia".

¿Por qué hacer hincapié en esta cuestión? Porque el modo en que Bergoglio pensó la ciudad de Buenos Aires desde 1998 como territorio político nos dice mucho más acerca del perfil social y político de su papado y su visión de la ciudad de Buenos Aires como una ciudad regional.

Fue en las villas de la ciudad donde Bergoglio tejió vínculos con las comunidades paraguayas, bolivianas y peruanas, donde conoció de modo directo el padecimiento inmigratorio, la discriminación y la esclavitud laboral.

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Su pelea con el gobierno argentino, un gobierno enrolado en la lista de gobiernos populistas de América Latina durante esta década, hizo pensar que su acceso al poder "mundial" lo igualaba a la figura de Juan Pablo II, aquel polaco esencial para la caída del comunismo.

La noticia del "papa argentino" cayó en Argentina como un rayo violento. Uno de los dirigente sociales más recios del gobierno, el ex piquetero — activistas desocupados que suelen cortar calles en señal de protesta — Luis D'Elía, apuntó desde su cuenta de Twitter aquel día que se trataba de una movida a escala mundial que replicaba a la de Juan Pablo II para contrapesar a los gobiernos populares de América Latina. Karol Wojtyla, campeón moral contra el comunismo, reencarnaba ahora en Jorge, un jesuita del "fin del mundo" que iba a evangelizar contra otro "eje del mal": los gobiernos populistas o de izquierda de Sudamérica.

"Georgius Marium", como sonó aquella tarde de marzo de 2013 en la voz del obispo que se arqueaba en su cuerpo como un horco paralizó al mundo: ¿quién es, de dónde viene, qué "operación" hay detrás, qué giro significa para esta Iglesia? Quienes conocieron a Bergoglio no se sorprenden frente a Francisco. Y entienden que su discurso en el viejo continente tiene más puntos en común con la agrupación española Podemos que con Angela Merkel.

Sigue a Martín Rodríguez en Twitter @tintalimon