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Así funciona esta 'prisión de osos polares' en el norte de Canadá

Cada año, el hielo ártico tarda más en formarse, lo que orilla a estos animales a buscar alimento cerca de los humanos, poniendo en peligro tanto a las personas, como a los osos. Ante este problema, el gobierno local encontró una solución.
(Photo fournie par la Province de Manitoba)
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Jeff Chuchmuch no está acostumbrado a manipular dardos tranquilizantes. Este nuevo recluta del programa que responde a los llamados de alerta de osos polares en Manitoba, provincia de Canadá, se encuentra en un helicóptero, mientras sostiene un rifle lleno de esos dardos. Su misión es ir tras del oso fichado con el número 19173, que pesa más de 350 kilos y se ha acostumbrado a irrumpir en las propiedades y en el hospital local para buscar comida entre la basura.

"Su madre le enseñó que esos depósitos de basura pueden ser fuentes de alimento cuando desaparece el hielo", explica Chuchmuch. Después de media hora de búsqueda, ha logrado encontrar al animal escondido entre unas rocas. Chuchmuch tiene que lograr un tiro limpio y dar en la nuca del animal para que el sedante surta efecto.

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Una animación muestra una tendencia alarmante en el Océano Ártico. Leer más aquí.

"Es emocionante, hay mucho ruido en el helicóptero y estás suspendido sobre el oso", explica a VICE News. "Generalmente, volamos en helicópteros de la empresa de viajes Hudson Bay. Sus pilotos son extraordinarios y son capaces de colocarse justo encima de los osos para lograr la mejor posición. Después de 3 o 6 minutos de haber disparado al oso podemos ponerlo en una red y llevarlo hasta las instalaciones".

Una vez alcanzado, el oso 19173 es transportado al Servicio de Detención de Osos Polares, llamado "la prisión de osos polares".

Ubicada al norte de Manitoba, a orillas de la Bahía Hudson, la ciudad de Churchill es capital mundial de los osos polares.

La prisión de osos ahí instalada es una antiguo hangar de la fuerza aérea, convertida en 1981, en un centro de resguardo con capacidad para 28 de estos animales. Ahí son resguardados por lo menos 30 días y son alimentados únicamente con agua y nieve para que así no regresen a la ciudad en busca de comida. Cuando son puestos en libertad, un helicóptero los traslada hacia el hielo.

Aunque el encierro de los animales puede parecer cruel, en realidad se trata de un programa de defensa que podría servir de ejemplo a otras ciudades cercanas al Ártico, las cuales viven cada vez más incursiones de osos polares.

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Debido al cambio climático, la banquisa —la capa de hielo que aparece cuando la superficie del mar ártico se congela— que se forma cada año puede tardar un poco más en aparecer, y dado que los osos dependen de ella para poder cazar otros animales, ésto puede acarrear problemas. Así, los osos tienen que pasar más tiempo en tierra firme, lo que ayuda a explicar los frecuentes contactos con seres humanos.

El desarrollo del turismo en el Ártico y la determinación de los osos para encontrar desperdicios que puedan consumir, solo agravan la situación, poniendo a los animales en medio de una situación peligrosa.

Sin embargo, el programa implementado por la ciudad de Churchill busca hacer mejor las cosas. Esta ciudad se encuentra en medio de una ruta de migración de los osos polares. Cientos de ellos pasan cerca de las zonas habitadas para poder llegar a la Bahía Hudson en época de cacería, y una vez llegada la primavera, toman el mismo camino de regreso.

Durante los años sesenta, cada vez que un oso se acercaba a las poblaciones humanas, eran asesinados por las autoridades. Pero ahora, los oficiales a cargo de proteger la vida de estos animales intentan ahuyentarlos cada vez que se acercan, y si eso no resulta, es entonces que son encerrados.

Un oso polar atrapado en una trampa montada con carne de foca. (Imagen cedida por la Provincia de Manitoba).

"24 horas al día, 7 días por semana, 365 días del año; si ese teléfono suena para informar de la cercanía de un oso polar, nosotros nos hacemos cargo", explica Chuchmuch, mientras habla de la línea de emergencias que tienen. Todo aquel que marque el número será puesto en contacto con Chuchmuch u otro oficial, quienes están disponibles todo el tiempo y reciben hasta seis llamadas por la noche durante la temporada de osos.

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"Después de mi primera temporada, en 2015, me emocionaba mucho que el teléfono sonara", recuerda Chuchmuch. "Saltaba de la cama para ocuparme de los osos… era algo genial".

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En 2015, el programa recibió 350 llamadas y capturó 77 osos, el récord más alto desde principios de los años 2000, cuando la gente comenzó a poner tapas en los basureros.

Además, durante ese mismo año, se registró una pérdida de peso en los osos. Generalmente, los animales ganan suficiente peso después de la temporada de caza, pero debido al cambio climático deben regresar a tierra firme un mes antes. Hambrientos y desesperados, los osos no temen arriesgarse con tal de encontrar el alimento necesario, lo que los vuelve más peligrosos.

El comportamiento de los osos depende también del estado de la banquisa de la región, explica Chuchmuch. El hielo se derrite cada verano, pero también tarda más tiempo en volverse a formar. En 2016, el clima era tan cálido que la capa de hielo no se formó si no hasta principios de diciembre, cuando normalmente comienza a hacerlo meses antes.

"Liberamos a los osos durante los primeros días de diciembre, nunca antes había pasado eso", cuenta Chuchmuch. "Para que tengan una idea: durante la víspera de Navidad seguíamos buscando algunos osos en la región, y el último avistamiento fue la primera semana de enero".

Los osos son pesados antes de ser encerrados y también antes de su posterior liberación. (Imagen cedida por la Provincia de Manitoba).

"Se trata de protección de humanos", explica el investigador Andrew Derocher, especialista en osos polares. "Eso sucede en todos lados cerca del Ártico".

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El problema es que la mayor parte de las comunidades del norte de Canadá —donde viven viven dos tercios de los osos polares del mundo— no cuentan con los recursos necesarios para manejar el aumento de osos polares en las áreas habitadas por el hombre, de acuerdo con Derocher.

"Las personas que viven en el país de los osos polares tienen armas a la mano, entonces es común que los osos terminen muertos", explica el científico, quien estudia a los osos desde hace 30 años.

La población de osos polares descenderá en un 40 por ciento en una década, según afirma un nuevo estudio. Leer más aquí.

Otro problema es el turismo en el Ártico, lo que resulta en "la receta perfecta para que haya osos muertos o humanos heridos".

Churchmuch ha sido testigo de esa situación, y cuenta cómo los turistas estacionan su autos cuando ven un oso para poder tomarle fotografías.

"Cuando quieren volver a sus autos, se dan cuenta que en realidad están más cerca del oso que del vehículo", continúa Chuchmuch. "Son animales salvajes, son impredecibles, por lo que hay que ser prudentes".

Un oso polar encerrado tras las rejas. (Imagen cedida por la Provincia de Manitoba).

"Le decimos a la gente que no se pasee en las noches durante la temporada de osos", dice el especialista. "Está el caso de una chica que cometió el error de regresar a su casa a pie. Finalmente se encontró cara a cara con un oso y éste la atacó. Otro chico respondió a los gritos de la joven y golpeó al animal con una pala, lo que lo convirtió en el siguiente objetivo del oso".

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Las dos personas sobrevivieron, pero el oso fue asesinado.

La desaparición del hielo ártico no es sólo culpa del hombre. Leer más aquí.

"Mi prioridad es la seguridad de la población", indica Chuchmuch. "Siendo un oficial defensor de los animales, no me gusta herir a ningún oso, pero cuando no hay otra opción, es necesario matarlos para proteger la seguridad de las personas".

Chuchmuch, junto con otros oficiales, van a sobrevolar el área en busca de osos polares migrantes durante todo el verano.

Y aún es muy pronto para saber cómo será la siguiente temporada de osos. El clima de mayo y junio determinará el estado de la banquisa, y en julio los oficiales van a observar la engorda de los osos cuando dejen la zona.

Interior de la prisión de osos polares. (Imagen cedida por la Provincia de Manitoba).

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