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Además de la gasolina, México tendrá aumento en la luz, el gas, el transporte...

Mientras el presidente Enrique Peña Nieto vacaciona en un exclusivo resort jugando golf, miles de personas en, al menos, 29 entidades han protestado por la promesa rota hecha en campaña de abaratar los recibos de combustibles en el país.
Imagen por Isaac Esquivel/Cuartoscuro.com
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La "cuesta de enero" de 2017 tiene pinta de subida en vertical para los mexicanos: apenas llevaban un día con el aumento de entre 14 y 20 por ciento a la gasolina, cuando ayer fueron notificados por la Comisión Federal de Electricidad (CFE) de un nuevo incremento en la tarifa de la luz.

Mediante un comunicado, la empresa mexicana informó que en enero de 2017 la cuota para el uso doméstico de alto consumo tendrá un incremento de 2,6 por ciento, para el sector industrial aumentará entre 3,7 y 4,5 por ciento, y para el sector comercial el encarecimiento será de entre 2,6 y 3,5 por ciento.

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La razón, argumentó la CFE, es el "gasolinazo": "[el aumento] está relacionado con los incrementos de los precios de los combustibles para generar energía eléctrica registrados en diciembre de 2016", se lee en el boletín de prensa de la empresa que hace medio año era dirigida por el actual presidente nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Enrique Ochoa Reza.

El costo del gas también subirá: a partir del primer día de año, el precio del gas licuado de petróleo (gas LP) quedó liberalizado, es decir, cada una de las 350 empresas distribuidoras podrán fijar el precio que quieran conforme a las condiciones del mercado, algo inédito en 50 años, cuando el precio era fijo y controlado por el gobierno mexicano.

El presidente de la Asociación de Distribuidores de Gas LP, Víctor Figueroa, reconoció que el concepto "liberalizar las tarifas" en realidad significa un aumento en los costos y que éstos se reflejarían principalmente en enero y los meses de invierno.

El aumento de precios es contrario a lo prometido por el presidente Enrique Peña Nieto cuando promulgó la Reforma Energética el 16 de agosto de 2014, y se hicieron oficiales una serie de modificaciones constitucionales que, prometió, harían bajar el costo de la luz y el gas, así como el de los "combustibles", un concepto ambiguo que, meses después, afirmó que no incluía a la gasolina, como muchos pensaron.

A cambio de esa supuesta disminución en las tarifas, el gobierno mexicano abrió la puerta a la inversión privada en la exparaestatal Petróleos Mexicanos (Pemex) y permitió a particulares hacer negocios con el petróleo que se encuentra en el subsuelo del país.

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Las consecuencias del "gasolinazo" también han llegado hasta el peaje en el transporte público: las administraciones locales de la Ciudad de México, Estado de México, Jalisco y Nuevo León, al menos, han anunciado que ya estudian un incremento en las tarifas.

Desde que el gobierno anunció el encarecimiento en la gasolina, luz y gas, los medios locales y nacionales han dado cuenta de decenas de protestas en 29 estados de la República: desde la toma de casetas y carreteras hasta protestas frente a edificios gubernamentales que han sido disueltas con la fuerza policiaca, como sucedió en Jalisco.

Ciudad de México, epicentro de protestas contra el alza al precio de la gasolina. Leer más aquí.

En todas las manifestaciones, la prensa ha registrado un reclamo en común: el enojo de los ciudadanos por las promesas incumplidas.

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