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opinión y análisis

Grecia respalda Tsipras ante la Troika y dice 'no' a la austeridad

Alexis Tsipras sale respaldado y ahora la pelota está en el tejado de la UE. Yannis Varoufakis ha dimitido para facilitar las nuevas negociaciones que deben abrirse ahora tras la contundente victoria del 'no' a las políticas de austeridad.
Imagen por Marko Djurica/Reuters

Alexis Tsipras cumplió su parte y ahora la pelota está en el tejado de la antigua Troika. La euforia en Syntagma, la mítica plaza del centro de Atenas, tras la contundente victoria del 'no' a las políticas de austeridad, contrasta con la incertidumbre que se abre ahora entre la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo.

El 61,31 por ciento de los votantes marcó 'Oxi' [no] y lanzó un mensaje claro hacia los acreedores: Grecia está harta de ajustes. Europa, que empieza a ser sinónimo de Alemania, tiene que plantearse ahora si endurece la guerra o acepta la mano tendida del Gobierno heleno.

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"Tsipras tiene que ir a negociar sobre una nueva base. Europa debe regresar a los valores de democracia e igualdad", afirmaba a VICE News Chryssa Kousela, una estudiante de Derecho que había acudido a Syntagma a celebrar el triunfo.

Miles de personas rodearon el Parlamento griego y sus calles aledañas. Al contrario de lo que ha ocurrido en los últimos años, no hubo disturbios ni nadie quería protestar contra una nueva medida de recorte sino celebrar que, a su juicio, se abre un nuevo tiempo en el continente.

El resultado sorprendió a casi todo el mundo. Los más optimistas preveían que el 'no' se impondría por la mínima. La mayoría confundía deseos con realidad y suspiraba con Tsipras derrotado y dimitiendo. En la práctica, bastaba con hablar con la ciudadanía helena durante toda la semana para percibir que el rechazo a la austeridad iba a ser contundente.

Celebración de los partidarios del 'no' en Syntagma, Atenas.

Para entender el sentido del voto de los griegos hay que tomar en cuenta dos elementos: cuál era el mensaje que lanzaba el Gobierno, que no tiene que ver con el apocalipsis que vendió la prensa y, sobre todo, la durísima emergencia social que sufre el país.

"No es un voto por la ruptura sino para lograr un acuerdo duradero", afirmó Tsipras cuando todavía no se había concluido el recuento pero ya era segura su victoria. En muchos medios internacionales se ha vendido el referéndum como una decisión sobre permanecer o no en Europa. Los únicos que han comprado ese mensaje fueron los partidarios del 'sí'.

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'Me da igual el euro. Lo que me preocupa es la falta de trabajo, que paren los suicidios y que se acabe el hambre'.

Sitropos, que votaba en el barrio de Kolonaki, uno de los más caros de Atenas, argumentaba a VICE News que "los países fuera de la Unión son para ir de vacaciones, no para vivir en ellos". Esta idea, calificada por Syriza como "el discurso del miedo", no ha calado entre la mayoría de griegos. En realidad, casi todos desean seguir dentro de la Eurozona y observan con ojo muy crítico las presiones a las que ha sido sometido su país tras aceptar los rescates.

Con una pate importante de la prensa internacional vaticinando el abismo, ¿qué ha llevado a los griegos a apoyar mayoritariamente el 'no'? La desigualdad social y la urgencia humanitaria es el gran argumento. Es difícil creer la amenaza de que vas a caer en el pozo cuando ya te sientes dentro de él.

¿Sí o no? Grecia otra vez ante el abismo: la crisis de la deuda griega (Dispatch 1). Ver aquí.

"Me da igual el euro. Lo que me preocupa es la falta de trabajo, que paren los suicidios y que se acabe el hambre". Nicoleta Vallindra, que no supera los 25 años, reconoce que pasa el día "sentada esperando un milagro". Ni tiene trabajo ni lo espera.

Con cerca de un 30 por ciento de desempleo y los servicios públicos desmantelados por los recortes es fácil entender el argumento de que "no tengo nada que perder". Como Andonis Lampropoulos, que lleva seis años en paro, ya no cobra ninguna ayuda y para sobrevivir trabaja en negro repartiendo pizzas. Los días buenos cobra diez euros. La mayoría, seis. Vota 'no' porque está harto.

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España está muy presente en las conversaciones de los griegos. Es escuchar hablar castellano y que salga la palabra mágica: "Podemos".

"Tenemos que celebrarlo todos. Luchamos por todos los europeos y estamos esperando por España", dice a VICE News un alto cargo del Ejecutivo. "Syriza, Podemos, Venceremos" era uno de los gritos más coreados en Syntagma e incluso ondeaban algunas banderas de la II República española.

Desde la victoria de Tsipras, Grecia ha estado muy sola en los Eurogrupos. Creen que con un triunfo de Pablo Iglesias en los comicios de noviembre en Madrid la correlación de fuerzas podría cambiar. Por ahora, sin embargo, tienen que arreglárselas solos.

Cuál será la posición de Europa es imprevisible. Lo que sí está claro es que Syriza, y sobre todo Tsipras, salen reforzados.

Ahora el juego deja de estar en Atenas para desplazarse a las capitales europeas. Aquí, uno de los grandes damnificados es la socialdemocracia. Sus principales líderes, como François Hollande, primer ministro francés, han hecho campaña por el 'sí'. Es decir, defendiendo más recortes. Una posición complicada para quien, supuestamente, prioriza el bienestar social frente a las ganancias de los bancos. Ahí está el PASOK, que gobernó Grecia desde los años 70 y ahora está en el pozo, con apenas el 5 por ciento de los votos.

Cuál será la posición de Europa es imprevisible. Lo que sí está claro es que Syriza, y sobre todo Tsipras, salen reforzados. Hace cinco meses, el primer ministro salió elegido con un 36 por ciento de apoyo. Ayer arrancó más del 60 por ciento. Un capital político para plantarse ante Bruselas.

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Today we celebrate the victory of — Alexis Tsipras (@tsipras_eu)July 5, 2015

"Hoy celebramos la victoria de la #democracia. Mañana, vamos a continuar nuestro esfuerzo nacional para alcanzar un acuerdo. #Grecia"

La primera víctima política de la victoria del 'no' en el referéndum fue Antonis Samaras, ex primer ministro y líder de Nueva Democracia, que presentó su dimisión ayer por la noche tras conocerse los resultados.

El lunes amaneció con la dimisión del ministro de Economía griego, Yanis Varoufakis, quien en un post publicado en su blog alegó que era consciente de que no era bienvenido por algunos miembros de la eurozona en las reuniones de ministros de finanzas, y que Tsipras consideraba que su ausencia "podría ayudar a alcanzar un acuerdo".

Minister No More! — Yanis Varoufakis (@yanisvaroufakis)July 6, 2015

Hoy todo el mundo estará hablando sobre las consecuencias macroeconómicas de un "Grexit" que no interesa a nadie y analizando juegos de despachos entre encorbatados. Sin comprender las consecuencias de la miseria que asfixia a un porcentaje muy amplio de la población no se puede entender qué es lo que está ocurriendo. Un ejemplo: el 30 por ciento de los griegos está fuera del sistema sanitario. Tienen que recurrir a clínicas comunitarias como la de Helliniko, donde se reparte de forma gratuita comida infantil, tratamientos contra el cáncer o tratamientos contra la diabetes.

Giorgios Vichas, cardiólogo y fundador del dispensario, tiene claro que "si se mantienen los niveles de deuda no hay nada que hacer". Hasta el FMI lo planteó hace menos de una semana. Cómo resolver esa cuestión es el gran asunto pendiente.

Hasta que las corbatas hablen, ayer fue un día de celebraciones en Grecia. Puede que la noche de euforia en Syntagma sea el preludio de una tormenta mayor. Los bancos siguen cerrados por el control de capitales. Hoy se repetirán las colas frente a los cajeros. Pese a todo, ayer por la noche Atenas era una ciudad entusiasmada.

Sigue a Alberto Pradilla en Twitter: @albertopradilla