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guerras y conflictos

Hablamos con Hassana Aalia, el activista saharaui que desafió a Marruecos con Gdeim Izik

Este joven saharaui fue uno de los organizadores del campamento protesta que hace 5 años fue desmantelado por la fuerza. La fiscalía marroquí le condenó a cadena perpetua, pero éste se encontraba en España y evadió así su inminente entrada en prisión.
Hassana Aalia en las calles de Bilbao. (Imagen por Andoni Lubaki)
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El 8 de noviembre de 2010 el ejército marroquí, ayudado por la gendarmería real y colonos voluntarios, desalojó violentamente la primera gran protesta pacífica sucedida desde la época colonial española en los territorios ocupados del Sahara Occidental.

En 1970 empujados por los ideales anti-colonialistas que provenían de otros países africanos, más de 15.000 personas se concentraron en la explanada de Zemla en El Aaiun. Reivindicaban una salida negociada de las fuerzas españolas que llevaban más de 80 años ocupando lo que entonces se denominaba "la provincia del Sahara".

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Aquella concentración de civiles terminó en un desmantelamiento militar violento en lo que a posteriori se conocería como la matanza de Zemla. Murieron 5 civiles autóctonos y el líder de la oposición al régimen español, Bachiri Lebsir, desapareció para siempre en los calabozos españoles de El Aaiun. Aún hoy en día sus familiares no han podido saber su destino.

40 años después, los hechos se repitieron casi en la misma zona. Esta vez eran las protestas de Gdeim Izik contra las fuerzas ocupantes marroquíes y la petición de un referéndum auspiciado por la ONU el motivo de las protestas.

20.000 saharauis venidos de todas las zonas bajo ocupación levantaron sus haimas [tiendas de tela utilizadas por los nómadas] en señal de protesta. Del mismo modo violento con el que las fuerzas españolas desalojaron Zemla, las fuerzas armadas marroquíes apoyados por helicópteros y tanquetas militares acabaron con el asentamiento.

¿Y la saharaui? Los 'otros españoles' denuncian un abandono que ya cumple 40 años. Leer más aquí. 

El balance de víctimas nunca ha estado claro. El gobierno marroquí acusa a los saharauis de matar a varios soldados y colonos, si bien las autoridades nunca han dado una cifra estable. A su vez los saharauis aseguran que hubo cientos de heridos y detenidos. La cifra de fallecidos también fluctúa según la fuente [de los 19 que asegura el Frente Polisario a los cientos que cifra la asociación Thawra saharawi].

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A fecha de hoy y confirmados por varios organismos internacionales independientes, como Amnistía Internacional, los únicos muertos identificados durante los altercados son el joven de 14 años Izik Nayem El Gareh y el nacionalizado español Baby Hamday Buyema.

Posterior al desmantelamiento del campamento y todavía con las protestas de la capital del Sahara Occidental ocupado recientes, Said Danbar murió a causa de disparos realizados por la policía marroquí. Al parecer el joven activista saharaui se encontraba en un cibercafé cuando un policía vestido de paisano le disparó dos veces, uno en la frente y otra en el tórax.

5 años después, el gobierno de Mohammed VI sigue manteniendo en prisión a varios de los activistas que tomaron parte en esa manifestación. En un juicio militar tachado por organismos internacionales como Amnistía Internacional en su declaración del 16 de Febrero del 2013 como con "poca legitimidad jurídica internacional" más de 9 activistas fueron condenados a cadena perpetua por "actos de terrorismo y sabotaje" cuatro a 30 años de prisión, ocho a 25 años y dos a 20 años. Varios abogados observadores del proceso judicial denunciaron que los acusados no tuvieron la opción de defenderse por amenazas directas de la fiscalía hacia los letrados que representaban a los activistas.

Hassana Aalia, uno de los organizadores de Gdeim Izik

Uno de esos condenados a cadena perpetua es Hassana Aalia. El joven saharaui, miembro de la organización del campamento, fue condenado en un primer juicio a 4 meses de prisión. Ese fallo inicial fue recurrido por la fiscalía marroquí, y en el siguiente juicio el castigo fue de cadena perpetua.

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Sin embargo, Hassana se encontraba en esos momentos estudiando en España y evadió así su inminente entrada en prisión junto con sus compañeros de protesta que si fueron encarcelados. Desde entonces vive a la espera de un asilo político permanente que impida su extradición a Marruecos.

Afincado en el País Vasco y viviendo con una familia de acogida, Hassana hace balance para VICE News de aquellos días. "Fueron momentos en los que por primera vez en la vida para muchos pudimos experimentar lo que era la libertad. Ancianos, jóvenes y niños demostramos nuestra capacidad de autogestión, de crear una sociedad organizada fuera de los límites que Marruecos nos impone", cuenta Hassana.

El activista saharaui, Hassana Aaalia, durante la charla con VICE News en un café de Bilbao. (Imagen por Andoni Lubaki)

"Con Gdeim Izik pudimos romper el bloqueo informativo de Marruecos y gracias a eso dimos una lección a otros pueblos. Fuimos la primera protesta de lo que posteriormente se ha denominado 'primavera árabe'", explica el joven activista en una cafetería del centro de Bilbao.

Hassana no ha cesado en su labor como activista por los derechos de los saharauis. Actualmente da charlas por todo el estado español y no es raro verle en una manifestación en defensa de su pueblo.

Viendo lo que le ha tocado vivir por ser uno de los organizadores de Gdeim Izik, a uno no se le escapa la oportunidad de preguntarle si repetiría sus actos de entonces. "Volvería a hacerlo tal y como lo hice. Sentí la libertad y la alegría de mi pueblo. En muchos sentidos Gdeim Izik sigue vivo. Varios organismos internacionales han empezado a denunciar la falta de derechos humanos en la zona ocupada. Rompimos el bloqueo informativo. Varios de mis compañeros siguen en la cárcel, muchos de ellos con cadenas perpetuas y siendo torturados día si y día también. Pero lo volvería a hacer aún sabiendo a lo que me expongo", destaca Hassana.

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Ante la masiva llegada de refugiados que tratan de llegar a Europa y la oleada de solidaridad que ha se creado entre la población civil, Hassana aclara que "hay refugiados VIP y otros que no lo son, como es mi caso. Tenemos como ejemplo la verja de Melilla. El gobierno español hace diferencias según de donde venga el refugiado. Acoge a sirios pero a los saharauis como yo les ponen muchas trabas. Espero que a los que refugiados que vengan en circunstancias parecidas a las mías les traten mejor que a mi".

Amenazado por ciudadanos marroquíes

En el último acto al que Hassana asistió como conferenciante varios marroquíes trataron de sabotear el acto. Según él, "empezaron a grabarnos en vídeo a un palmo de nuestra cara. Uno trató de agredirme, tras lo cual la organización decidió llamar a la policía para que desalojaran a estos alborotadores".

Desde la asociación Emakumeak Garapenerako Elkarlanean, Itziar Fernández señala VICE News que "hay una presión enorme de Marruecos hacia gobierno español para que no le concedan el asilo político a Hassana. Lo buscan en actos políticos y recibe amenazas continuas sin que el ejecutivo español tome cartas en el asunto".

Fernández denuncia que "incluso la prensa marroquí miente la mayoría de las veces. En el último sabotaje que sufrió por parte de alborotadores en Álava varios medios de comunicación del país magrebí publicaron que fue Hassana quien increpó a los asistentes marroquíes. Ningún periodista de estos medios estuvo presente en el acto".

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Esta mujer vasca, madre de la familia de acogida de Hassana, añade que "la detención que sufrió en Burgos hace poco más de un mes no fue casual". El joven activista volvía en tren de dar unas conferencias sobre derechos humanos en el Sahara. Varios agentes vestidos de paisano se le acercaron y al pedirle los papeles a Hassana — siempre según su relato — éste les mostró el documento del recurso interpuesto en la Audiencia Nacional en referencia a la apelación interpuesta por negarle el asilo, el cual le da permiso para quedarse en territorio nacional hasta que haya una sentencia firme.

Sin embargo, el juez burgalés dictaminó que debía de abandonar suelo español en un plazo máximo de 48 horas al considerar que estaba en situación de estancia ilegal en el país. A pesar de esto sus abogados consiguieron la semana pasada que el juzgado de Burgos archivara el caso.

Hassana no para de recibir llamadas durante el encuentro con VICE News. El joven activista que se ha convertido en un símbolo de la resistencia pacífica en los territorios ocupados añade al final que "Gdeim Izik sigue vivo. Las cosas en Marruecos han cambiado a raíz de estos hechos. Hasta organizaciones pro derechos humanos denunciaron el abuso por parte de Marruecos hacia los manifestantes. También han cambiado las cosas en España. No hay nada más que ver la ola de solidaridad formada gracias a este acto".

El periodista autor de este artículo ha tratado de ponerse en contacto con las autoridades marroquíes. Ni el consulado de Marruecos en Bilbao ni la Embajada de Madrid han querido hacer declaraciones sobre la petición de asilo del activista de Gdeim Izik.

Sigue a Andoni Lubaki en Twitter:@andonilubaki