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Marruecos

Hablamos con las mujeres predicadoras de Marruecos que luchan contra Estado Islámico

Marruecos cuenta con predicadoras para fortalecer un Islam moderado y combatir la expansión de la influencia de Estado Islámico en el Magreb.
Imagen por Elena González

Después del ataque al Museo Bardo en Túnez, el secuestro y asesinato de un rehén francés en Argelia y la inestabilidad en Libia, camino de convertirse en un Estado fallido, Marruecos es el único reducto del Magreb donde Estado Islámico aún no ha golpeado.

En los últimos dos años no ha dejado de crecer la cifra de jóvenes marroquíes que nutren el frente sirio e irakí de Estado Islámico pero la cifra comienza a bajar, según un estudio del Observatorio del Norte de Derechos Humanos. El éxito es en parte policial, pero Marruecos cuenta con un arma asentada desde hace años que se quiere reforzar ahora: predicadores y predicadoras para fortalecer un Islam moderado.

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En el centro de enseñanza coránica Dar el Hadith, en el barrio rabatí de l´Océan, los alumnos llevan chilaba y algunos calzan babuchas; las alumnas van veladas y visten faldas largas. Acaban de terminar la asignatura "Corán y ciencias coránicas" y afrontan la última del día: "La vida del profeta y el surgimiento de la primera comunidad".

Aquí se forma el ejército de predicadores y predicadoras del Islam deMarruecos, un islam de rito malekita, moderado, que incorpora algo de la tradición sufí. Ellos son futuros imanes. Ellas, futuras morchidates, la versión femenina.

El Ministerio de Habous y Asuntos Religiosos ha escogido a las chicas, de entre 20 y 30 años, que pueden hablar con Vice News. Khadiya toma la delantera: "Para mi, ser morchida es luchar contra la ignorancia, el analfabetismo, el terrorismo. Hay mucha gente que tiene una mala información sobre el Islam".

'Ignoran los principios del Islam, por eso les convencen tan rápido'.

"Ignoran los principios del Islam, por eso les convencen tan rápido. El Islam es una religión de paz" dice Merième. Más de 1.300 jóvenes marroquíes han dejado el país para unirse a las filas de Estado islámico, que les vende la exaltación de las tres características de los primates — tribalismo, territorialidad y jerarquía — bajo la bandera de un Islam pervertido, hardcore y muy alejado de la tradición marroquí.

Muchos caen en la trampa de pensar que están ante una oportunidad que les dignifica y les abre las puertas a una lucha de orden superior. Este mensaje lo refuerzan los reclutadores del extremismo, tanto en las redes sociales como en la televisión, con un lenguaje plagado de jaculatorias y fórmulas que suenan a "palabra de Dios" y que, pronunciadas en un árabe culto, parecen dotar de verdad un contenido salvaje.

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Imanes y morchidates, instruidos bajo el programa diseñado por el Ministerio de Asuntos Religiosos, tienen que competir contra los reclutadores de la ideología salafista y wahabita, las redes sociales y los canales vía satélite de los predicadores rigoristas. Y eso exige preparación en la escuela coránica durante dos años.

Después de los atentados de Casablanca en 2003, que causaron 45 muertos — entre ellos, 4 españoles — Marruecos se dio cuenta de que debía luchar contra el Islam extremo desde la prevención asumiendo un control férreo de las mezquitas y los imanes, aunque siempre se escapa alguien a ese control.

En 2006, se incorporó la figura de las morchidates. En este tiempo, el Ministerio — que ha comenzado a exportar el modelo educando a imanes africanos — ha formado a unos 1.600 imanes y a 500 morchidates, cuya primera herramienta para transmitir el Islam "moderado" es la palabra. Las morchidates no pueden dirigir la oración como lo hace un imán.

Tampoco tienen que saber de memoria todo el Corán: sólo la mitad, pero deben saber recitarlo a la perfección. Su trabajo consiste en educar en valores a las mujeres. Lo hacen en las mezquitas, en escuelas, hospitales y prisiones.

Antes de 2006 ya existían mujeres predicadoras en las mezquitas, pero sin formación reglada y fuera del control del gobierno. Atraerlas bajo el paraguas de un ministerio fue una experiencia pionera en los países de mayoría musulmana que se ha repetido después en Argelia y en Túnez y ha llegado hasta Turquía. Hoy, con la amenaza de Estado islámico a las puertas de casa, el gobierno marroquí aspira a tener al menos una o dos morchidates en cada mezquita, para llegar a un número mayor de mujeres.

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"Estudiamos comunicación y psicología para tener herramientas para mostrar el camino a los otros. Si alguna vez me encuentro con un joven o una joven que quiere ir a hacer la yihad, le diría que nuestro Profeta vivía con cristianos y judíos en la misma sociedad", señala Merième.

"Hay un texto en la Sunna — relato de los hechos y enseñanzas de Mahoma — que dice que quien mata un alma, ha matado a todas las almas del mundo", le diría Khadiya.

La voz de la morchida Hanane se eleva firme pero suave en la segunda planta de la mezquita Mekka, en el barrio popular de Akkari, más allá de las vías del tranvía que recorre el centro de Rabat.

Veinte mujeres se sientan en el suelo para escuchar el resumen de los temas que han tratado durante la semana: la maternidad, el papel de la mujer para desarrollar la economía y la sociedad y la Mudawana, la ley de familia aprobada en 2004 en Marruecos, que autoriza el divorcio a la mujer y no sólo al hombre, como ocurría antes, suprime la figura del tutor de la mujer y limita la poligamia.

'La solución contra el extremismo no sólo es militar'.

Desde hace seis años, todos los días, excepto los domingos, Hanane ejerce de profesora, consejera y psicóloga. Cree en el papel de la mujer como eje central de la familia y la educación de los hijos. Por eso es tan importante que conozcan bien los principios del Islam. "La solución contra el extremismo no sólo es militar. Hay que educar, y nuestro papel es la educación religiosa. La violencia es haram, haram, haram [pecado]", dice.

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Las mujeres también le plantean dudas que jamás se atreverían a preguntar a un imán, a un hombre: "A veces vienen después de haber discutido con su marido y les digo que dialoguen de forma calmada con él. Les enseñamos que al volver a casa, el marido debe encontrarlas aseadas, tranquilas y en un ambiente cálido, de alegría. Nuestro Profeta decía que lo mejor que puede ver un hombre en la vida es una buena mujer", explica Hanane a VICE News.

"La introducción de las morchidates fue algo muy bueno porque al fin entraron en el espacio sagrado de las mezquitas, y están funcionando en la lucha contra el analfabetismo, pero están transmitiendo el mismo mensaje de Islam patriarcal; reproducen esquemas que no se cuestionan", cuenta a VICE News Asmaa Lamrabet, musulmana, feminista, investigadora y especialista en buscar los tres pies al gato de cada versículo del Corán que de forma interesada, dice, se ha interpretado durante siglos para dejar en desventaja a la mujer.

Lamrabet predica desde las universidades, las conferencias, el análisis y la investigación. Esta abanderada de "otro Islam es posible" ejerce una predicación analítica, de divulgación y anti patriarcado. Un eje fundamental para atacar a Estado Islámico: "No hay que olvidar la responsabilidad de Occidente creando un terreno favorable con Irak y Siria, pero el mundo islámico no ha hecho autocrítica, que empieza por criticar a los que están produciendo esta ideología del odio al otro, del ´si no estás conmigo, te voy a matar´. Eso es el wahabismo. Y es la ideología de un país [Arabia Saudí] que es aliado de Occidente".

Es difícil luchar contra la utilización política del Islam, contra la instrumentalización de lo sagrado, pero Lamrabet apuesta por atreverse a hacer una relectura del texto sagrado más abierta, y educar a los jóvenes en esa relectura.

Entretanto, los predicadores televisivos del Islam extremo siguen ganando terreno y no sólo entre los jóvenes. "Mi mujer tiene eso en la tele todo el día; también lo ven sus amigas", confiesa un ex alto funcionario marroquí.

"Nunca había sido tan religiosa como ahora pero, ¿qué puedo hacer yo? ¿Prohibírselo?".

Sigue a Elena González en Twitter: @ElenaGlez_