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ESPAÑA

Hablamos con Manuel Martorell, reportero español clasificado como 'terrorista' por EEUU

En mayo le fue denegado un visado de turista por supuestas "actividades terroristas". El reconocido y veterano periodista español cree que esta decisión puede estar relacionada con su trabajo e implicación con el pueblo kurdo.
Martorell, fotografiado con varios ‘peshmergas’ del Partido Democrático del Kurdistán de Irán (PDKI) en el norte de Irak. Imagen vía Cuarto Poder.

Manuel Martorell (1953) es mucho más que un periodista español. Ha ejercido de historiador, escritor y analista en el Centro de Investigaciones para la Paz y el Instituto El Cano de Estudios Estratégicos, y su autoridad sobre cuestiones relacionadas con Oriente Medio ha sido reconocida innumerables veces mediante su participación en congresos de relaciones internacionales organizados por la Unión Europea (UE), el Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (CESEDEN) del gobierno español o la fundación Bertrand Russell.

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Pero a pesar de sus credenciales, a Martorell le ha sido denegada la entrada a Estados Unidos por vincularle el Departamento de Estado de ese país a "actividades terroristas", de acuerdo con una carta firmada por la vicecónsul de la embajada norteamericana. El que fuera redactor jefe en el diario español El Mundo cree que esta decisión puede ser debida a su implicación con el pueblo kurdo — la comunidad mayoritaria en el sureste de Turquía y con presencia en Armenia, Irak, Irán y Siria — tras décadas trabajando en la zona.

Después de que el sistema de expedición de visados automatizado ESTA (Electronic System for Travel Authorization) denegara al especialista en la cuestión kurda el visado al país norteamericano, Martorell se dirigió al consulado a requerir más información, y una funcionaria le aseguró ahí que su nombre y dos apellidos coincidían con los de un ciudadano ecuatoriano con causas pendientes en el país. Un superior le remitió a un formulario que él rellenó religiosamente el mismo día. El pasado 2 de septiembre recibió la misiva de la vicecónsul, fechada a 28 de agosto. VICE News habla con él sobre esta cuestión.

VICE News: ¿Por qué motivo puede el Dept. de Estado de EEUU haberte incluido en una lista de personas vinculadas en actividades terroristas? 
Manuel Martorell: En la comunicación que a mi me envían en un impreso del Departamento de Estado firmado por una vicecónsul no dan ninguna explicación. En ese documento hay una lista de motivos por los que se me prohíbe entrar en Estados Unidos, se supone que para el resto de mi vida. Cada motivo lleva un cuadradito a la izquierda, y marcado el que corresponde a actividades terroristas. Yo lo que hago es descartar cosas que les pueden haber llevado a considerarme dentro de ese calificativo. Vamos a decir que en un 90 por ciento tiene que ver con mi implicación con el Kurdistán. Pero puede ser una especulación, pues a mi no me han explicado por qué.

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Carta del Departamento de Estado de EEUU en la que se acusa a Manuel Martorell de estar vinculado a actividades terroristas.

¿Puede haber mediado el gobierno de Turquía?
No lo sé. Ahí pongo algunas de las cosas que yo creo que han podido llevar a que haya habido alguna queja, que no sé si la habido, por parte de Turquía o por parte de los servicios de información… En Turquía me han detenido dos veces. En una me echaron del país y en la otra me condujeron al centro antiterrorista de Amed [nombre kurdo de Diyarbakir, considerada capital del Kurdistán turco] y ahí me retiraron el pasaporte y me expulsaron de la zona.

¿Tuvo implicaciones en tu trabajo?
Durante un tiempo figuraba mi nombre en unas listas de los aeropuertos para no dejarme entrar. Entonces protesté y hubo una gestión por parte de [el Ministerio de] Exteriores y la embajada dijo que esta lista había desaparecido ya. Y entonces a Turquía he vuelto a viajar muchas veces. Y al Kurdistán turco también, y nunca he tenido problemas. Esto [la denegación del visado a los EEUU] ha sido una sorpresa que no sé exactamente de dónde sale. Y hasta que la embajada o el departamento de estado no den una explicación no saldremos de dudas. Estoy prácticamente convencido a que se debe a mis actividades de solidaridad con el pueblo kurdo.

En un artículo en el digital Cuarto Poder, donde ahora ejerce Martorell, el periodista cuenta que, cuando aún trabajaba en El Mundo, el diplomático Craig Russell, entonces segundo secretario de la embajada estadounidense de Madrid, se citó con él en dos ocasiones para pedirle su opinión sobre el papel de las organizaciones kurdas durante la crisis previa a la invasión de Irak y para que le concertara una entrevista con la organización de masas del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) — considerado una organización terrorista en EEUU y en la UE —, el ERNK (Frente Nacional de Liberación del Kurdistán). El también historiador asegura que cuando volvió a contactar con él para concretar la cita este le contestó que "no se había estudiado bien la lección". Después de esto no volvió a saber de él.

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¿Qué papel juega Russell en esta historia?
Yo entiendo que esa persona puede formar parte de los servicios de información. Igual él necesitaba saber algo. Almenos a mi me llamó como especialista porque quería saber mi opinión sobre la situación del Kurdistán y cual era el papel de los partidos kurdos en ese momento. En aquel momento me pareció sincero y me preguntó si podía contactar con la gente del ERNK, que entonces era el movimiento de masas del PKK y que entonces tenía un representante conocido en Madrid. A mi me parece bien que los servicios diplomáticos, incluso que los servicios de inteligencia, tengan contactos con los movimientos kurdos como seguramente que los tienen, y puedan intercambiar información sobre lo que piensa cada uno y sobre lo que está ocurriendo en los países donde vive el pueblo kurdo. Y yo no tuve el más mínimo inconveniente.

Yo hablé con el representante del ENRK, al representante también le sorprendió esa propuesta, y le dije a Russell que no había inconveniente en quedar con él. Pero me respondió: 'Mira Manuel, es que yo no me estudiado bien la lección. Entonces, yo no puedo estar en contacto…'.

'Han confundido el trabajo de solidaridad con la cooperación con organizaciones kurdas algunas de las cuales están consideradas como terroristas'.

¿Se lo pensó dos veces?
Claro, él se dio cuenta que el ENRK era lo mismo que el PKK, y yo se lo había dicho también. Entonces él me dijo que no podía tener esa reunión. Aunque cuando yo explico esto explico uno de los motivos que podría generar eso, pero también puede ser que, no solo los servicios de inteligencia de Turquía, sino que los de algún otro país también hayan pasado una información equivocada, o la misma policía española.

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¿La policía española?
Un día, estando trabajando en el periódico, me dijeron de la centralita, de la recepción, que había dos policías esperándome en el hall. De forma muy amable me hicieron unas cuantas preguntas sobre las actividades que yo he llevado a cabo.

Más allá de su labor como periodista, Martorell reconoce que su implicación con la causa kurda le ha llevado a organizar actividades tales como una exposición sobre este pueblo junto al también periodista Rafael Magaña en 1995 y en el Museo Nacional de Etnología de Madrid; una exposición que no estuvo exenta de polémica.

¿Esa visita tuvo algo que ver con la polémica de la exposición sobre el pueblo kurdo en un museo público español?
Recuerdo que a esta exposición, que provocó un incidente diplomático y cambiaron la pancarta anunciadora, y que era una exposición organizada por el ministerio de cultura, que entonces estaba en manos del PSOE [partido socialdemócrata español], fue la policía española y un servicio especial dedicado a la actuación o al trabajo que hacen distintas organizaciones sospechosas de terrorismo o que consideran peligrosas: entonces esos policías estuvieron supervisándola.

Y no es el primer incidente: a principios de los 90, el centro cultural Galileo Galilei, donde nosotros habíamos puesto parte de esa exposición del museo nacional de etnología, un día me llama la directora del centro cultural y me dice que han retirado varios cuadros donde había unos mapas, porque habíamos puesto el mapa de un país que no existe. Yo fui ahí para hablar con ella, pues me pareció muy grave lo que habían hecho, y le dije: 'Mira, yo voy a poner ahí esos cuadros en los lugares donde estaban, y si los vuelves a quitar entonces inmediatamente vamos a convocar una conferencia de prensa'. Quedaban dos o tres días para que acabara la muestra y finalmente lo dejaron.

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Cómo me separé de mi amigo Rasool y por qué tiene que ser liberado de la prisión turca. Leer más aquí.

Hubo presiones…
Hubo una protesta formal de parte de la embajada turca en contra de esta exposición. La embajada de Turquía protestó al ministerio de exteriores y el ministerio protestó ante el ayuntamiento de Madrid, y el ayuntamiento le dijo a la directora del centro cultural Galileo Galilei que solucionara eso. Y la directora, que no tenía ni idea de lo que era el Kurdistán ni nada y que creía que le habíamos metido un gol, entonces lo que hizo fue quitar los carteles.

El asunto del cambio de pancarta del museo nacional de etnología aún provoca mayor risa. Los funcionarios se negaron a hacerlo porque era un acto de censura de un museo nacional hacia una actividad cultural y antropológica de un museo nacional ¿Y sabes lo que ocurrió?

¿Qué?
¡Qué llamaron a los bomberos! Y pusieron otro, que descafeinaba el cartel original acordado con el ministerio de cultura, 'Kurdistán, una mirada a un país prohibido' por 'Una mirada al pueblo kurdo'.

Pero tú mismo reconoces que tu implicación con la causa kurda trasciende lo periodístico.
Yo no niego que desde siempre he asumido un compromiso con el pueblo kurdo, y no niego que he participado en muchísimas actividades, y además impulso y he desarrollado decenas de estas, porque yo, desde el momento en que descubrí la gravedad, el problema internacional que suponía la cuestión kurda como un ejemplo de la colaboración directa o indirecta de las grandes potencias y de todos los organismos internacionales en el genocidio y en la limpieza étnica de esta comunidad, he asumido que, a parte de informar, denunciaré lo que la comunidad internacional está tolerando en el Kurdistán. Probablemente, esos servicios de inteligencia han confundido el trabajo de solidaridad con la cooperación con organizaciones kurdas, algunas de las cuales están consideradas como terroristas.

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Pero incluso, vamos a ponernos en el peor de los casos, yo tengo amigos en el PKK ¡Joder! Llevo más de 30 años escribiendo sobre el pueblo kurdo. Tengo amigos en todas las organizaciones kurdas. Amigos que al principio simplemente eran contactos para pedir información. Y luego, como he estado trabajando muchos años en este tema ya me conocen. Pero eso, de ninguna de las maneras, se puede confundir con la militancia o con la simpatía con una organización determinada.

¿Conoces otros casos parecidos al tuyo? ¿Gente a la que le haya pasado lo mismo?
No recuerdo que de una forma tan radical y contundente; mediante la calificación de terrorista. Los periodistas, sobretodo en momentos duros como los de ahora, obviamente no son bien recibidos en el Kurdistán. También tengo que reconocer que hemos pasado unos cuantos años, unos años en los que había un proceso de paz, en los que había un diálogo entre Erdogan y el PKK en que no había ningún problema. En el 2010 me estuve moviendo por la zona de Dersim o por la zona de Akati, y ahora ni te puedes acercar a esos lugares.

¿Qué harás para salir de esta?
Yo soy consciente de que Estados Unidos no suele rectificar este tipo de cosas, y mucho menos en un caso individual como es el mío. Legalmente yo creo que tengo muy poco que hacer ¿Qué puedo hacer yo presentando una demanda internacional contra la mayor potencia del mundo? ¿O qué puedo hacer yo ante una embajada que tiene, por supuesto, una total inmunidad diplomática? Yo lo único que puedo hacer es meter el mayor lío que pueda, denunciarlo públicamente y, sobretodo, pedir por carta certificada el amparo de mi gobierno.

Yo soy un ciudadano español y, por tanto, mi gobierno tiene que protegerme y ampararme ante un acto injusto, ante tal barbaridad, ante una infamia como la que se ha cometido conmigo. Ahora bien, los servicios diplomáticos del gobierno español tampoco suelen ser muy ágiles para resolver estos casos, sobretodo si es ante un país como Estados Unidos. Si el Ministerio de Exteriores no responde positivamente a mi exigencia entonces, pues lo último que me queda es ponerme en contacto con la defensora del pueblo y denunciar al propio gobierno por no amparar a un ciudadano español como creo que debería hacerlo de oficio.

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Sigue a Quique Badia en Twitter: @qbadiamasoni