Varios bomberos buscan un cuerpo de madrugada tras recibir una señal de aviso. El celular de la supuesta víctima dio señal en ese punto. Finalmente, no encontraron ningún cuerpo. (Imagen vía Aitor Sáenz/¡Pacifista!)
Una familia remueve los escombros en busca de su padre, enterrado allí el día de la avalancha. (Imagen vía Aitor Sáenz/¡Pacifista!)
Vista del Río Mulato, uno de los tres ríos que se desbordaron y provocaron la avalancha. (Imagen vía Aitor Sáenz/¡Pacifista!)
Retrato encontrado entre los escombros de uno de los cerca de 60 niños muertos en la avalancha. (Imagen vía Aitor Sáenz/¡Pacifista!)
Un hombre camina entre las piedras para evitar hundirse en el lodo. Pese a que no ha llovido en dos días, el terreno sigue estando muy fangoso. (Imagen vía Aitor Sáenz/¡Pacifista!)
Algunas familias ya han empezado a reconstruir sus hogares. Este joven ayuda a su padre a colocar las placas de uralita sobre el tejado. (Imagen vía Aitor Sáenz/¡Pacifista!)
Algunas familias hacen guardia en sus casas para evitar los saqueos que ya se han producido. Los ladrones se llevan las pocas pertenencias que quedaron a salvo. (Imagen vía Aitor Sáenz/¡Pacifista!)
Restos de un edificio. La avalancha arrolló todas las casas colindantes al Río Mulato. (Imagen vía Aitor Sáenz/¡Pacifista!)
Algunas personas rescatan lo poco que quedó de utilidad en sus hogares. En ocasiones, se confunden con ladrones que aprovechan para saquear las casas. (Imagen vía Aitor Sáenz/¡Pacifista!)
Voluntarios de salvamento inspeccionan unos escombros. Después de 48 horas resulta prácticamente imposible encontrar sobrevivientes, sobre todo al tratarse de una inundación. (Imagen vía Aitor Sáenz/¡Pacifista!)
Un bus destrozado a las orillas del Río Mulato. (Imagen vía Aitor Sáenz/¡Pacifista!)
La catástrofe todavía mayor, no sólo por las inundaciones, si no por el desprendimientos de grandes rocas y sedimentos. (Imagen vía Aitor Sáenz/¡Pacifista!)
Las rocas cubrieron todas las casas y el mismo Río Mulato, uno de los tres desbordados. (Imagen vía Aitor Sáenz/¡Pacifista!)
Pertenencias recuperadas en el barrio de San Miguel, el más afectado por la catástrofe. (Imagen vía Aitor Sáenz/¡Pacifista!)
Varios sobrevivientes regresan a sus casas para recuperar sus pertenencias. Esta mujer se limpia los zapatos llenos de lodo. (Imagen vía Aitor Sáenz/¡Pacifista!)
Algunos vecinos emplean mascarillas para evitar el hedor de la basura revuelta, humedad y los posibles cadáveres. (Imagen vía Aitor Sáenz/¡Pacifista!)
Esta mujer, Lina, llora mientras observa dos muñecas, una de las pocas pertenencias que rescató de su hija fallecida en la avalancha. (Imagen vía Aitor Sáenz/¡Pacifista!)
Varias familias han recuperado parte de los muebles que rescataron y los trasladan hacia el lugar donde se encuentran desplazados. (Imagen vía Aitor Sáenz/¡Pacifista!)
Restos de San Miguel, el barrio más afectado por la catástrofe. (Imagen vía Aitor Sáenz/¡Pacifista!)
Algunas familias han regresado a sus hogares para recuperar las pertenencias. (Imagen vía Aitor Sáenz/¡Pacifista!)
Varios vecinos de Mocoa observan una tarea de rescate, con la esperanza de encontrar algún sobreviviente. (Imagen vía Aitor Sáenz/¡Pacifista!)
Los bomberos y vecinos buscan día y noche algún sobreviviente, aunque desde el lunes las tareas de rescate se han empezado a centrar en la búsqueda de cadáveres. (Imagen vía Aitor Sáenz/¡Pacifista!)
Varios voluntarios forman una cadena humana mientras otro grupo excava para encontrar cadáveres. (Imagen vía Aitor Sáenz/¡Pacifista!)
Un agente de los más de 2.000 efectivos de la Fuerza Pública ordena a los curiosos abrir el perímetro de seguridad para realizar las tareas de excavación. (Imagen vía Aitor Sáenz/¡Pacifista!)