La impunidad del maltrato animal tiene los días contados en España

"Durante años aquellos que maltrataban a los animales sólo tenían que afrontar multas y sanciones leves. Unas penas que no tenían ningún tipo de poder disuasorio", asegura Laura Duarte, portavoz del partido animalista PACMA. Esta activista considera que fallos firmes como el de la primera sentencia con condena carcelaria efectiva a un hombre por maltratar hasta la muerte a su caballo de carreras demuestra que hoy la realidad es muy distinta.

"Casos como éste ya no quedan impunes", afirma Duarte, para quien la impunidad contra el maltrato animal tiene los días contados. Eugenio Sánchez fue condenado a 8 meses de cárcel por haber matado a palos a Sorky das Pont, un caballo que fue descalificado de una competición celebrada en la localidad balear de Manacor en diciembre de 2012 por perder el paso al trote y saltar.

El dueño del caballo ya ha ingresado en una prisión de Palma después de que se le denegara la suspensión de la pena, así como la substitución de esta por trabajos en beneficio de la comunidad.

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"Desde hace cinco años existe un cambio de posición, una tendencia a aplicar con mayor rigor las penas que establece el código penal sobre los casos de maltrato", asegura Teresa Giménez-Candela, pionera del derecho animal en España y creadora del primer master en este ámbito.

"Hay tres clases de maltrato animal: el psicológico, consistente en atemorizar al animal mediante empujones y/o persecuciones; el maltrato activo, donde se le inflige un daño físico que en algunos casos acaba con la muerte del animal, y el relativo a las malas condiciones de manejo del animal, que resulta en su agotamiento extremo al ser obligado a arrastrar cargas muy pesadas o por razones de subalimentación", asegura Nuria Menéndez, directora del Observatorio Justicia y Defensa Animal, a VICE News.

Giménez-Candela también considera que hay una mayor sensibilidad social hacia los derechos de los animales: "casos como el de Excalibur [el perro de la enfermera supuestamente contagiada por el ébola que fue sacrificado a finales de 2014] son la prueba de que la gente ha dejado de mirar hacia otro lado cuando se trata de la vulneración de los derechos animales".

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Otro de los avances que visibilizan el incremento de la concienciación social en este ámbito es el creciente apoyo electoral de PACMA. Aunque nunca ha conseguido representación en el Parlamento español, el partido obtuvo 374.483 votos en las últimas, casi seis veces más que en 2004.

Las leyes también acompañan. En este sentido, la reforma del Código Penal de 2010 aumentó la protección de los animales domésticos (aquellos que no son agresivos y salvajes). Por un lado, endureció las penas contra sus maltratadores y, por el otro, eliminó el requisito de ensañamiento para considerar el maltrato como delito.

Ese mismo año se dictó la primera sentencia condenatoria con pena de prisión por maltrato animal. Se refería a un cazador que había ahorcado a sus galgos porque ya no le valían para la caza. Sin embargo, pese a que la sentencia estableció una pena de 7 meses y medio de prisión, el culpable nunca ingresó en la cárcel.

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"Cada vez hay más jurisprudencia condenatoria del maltrato animal", afirma Giménez-Candela. Las cifras le dan la razón. De acuerdo con los datos publicados por el periódico El País, los fallos que acaban en condena cuando se trata de maltrato animal se multiplicaron por seis entre 2008 y 2014.

La "suelta de patos al mar", consistente en sacar a estas aves de su hábitat natural para echarlos al mar y que un gentío los persiga para capturarlos, sumó en enero de este año la cuarta sentencia que confirma la prohibición de esta tradición calificada como "maltrato" por el "sufrimiento" que provoca al animal.

Un mes después, en febrero de 2015, dos jóvenes que se gravaron maltratando a un perro fueron condenados a un año de cárcel.

Con todo, es la primera vez que un maltratador de animales entra efectivamente a la cárcel para cumplir la condena penitenciaria.

"Es una sentencia ejemplarizante que rompe con la indulgencia que normalmente se aplica a este tipo de casos", considera Giménez-Candela. "Esta sentencia servirá para que, a partir de ahora, los maltratadores de animales se lo piensen dos veces", asegura Duarte.

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