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Irak retirará finalmente los inútiles detectores de bombas de las calles de Bagdad

Hace 5 años un empresario británico vendió al ejército iraquí un lote fraudulento de dispositivos para detectar bombas. Las fuerzas de seguridad han seguido empleando hasta ahora los inútiles aparatos en su desastrosa lucha contra el terrorismo.
Iraquíes rezan junto a los ataúdes de las víctimas de un ataque suicida con coche bomba en Bagdad en Nayaf, sur de Irak, el 3 de julio de 2016. Imagen por Abbas Khider/EPA
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El balance de muertos del atentado suicida cometido en el distrito comercial de Karrada, en Bagdad, ha alcanzado ya las 213 víctimas. La horrible masacre ha desatado un aluvión de denuncias contra las fuerzas de seguridad iraquíes. Se les exige que intensifiquen de una vez por todas su persecución a los comandos de Estado Islámico, la organización yihadista que ha reivindicado la autoría de la matanza, algo que ha obligado al primer ministro, Haider al-Abadi, a reforzar las medidas de seguridad en la capital del país de Oriente Medio.

El atentado del sábado es uno de los peores de la historia de Irak y la cifra de muertos no ha parado de crecer. Los servicios de emergencia siguen rescatando cadáveres sepultados bajo los escombros.

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El atentado, que se produjo en el barrio de Karrada, en la capital, cuando un camión refrigerado cargado de explosivos detonó brutalmente en una zona de la ciudad en que se había congregado un gran número de personas para celebrar el último sábado del Ramadán, habría producido al menos 213 muertos y unos 200 heridos. Así lo han confirmado fuentes de la policía y de los servicios de emergencia, que trabajan sin descanso junto con los familiares de las víctimas, por dar con el resto de los desaparecidos.

Estado Islámico ha reivindicado la autoría del atentado, del que ha dicho que ha sido un nuevo ataque suicida. Poco después de la explosión, una segunda deflagración golpeó a la capital de Irak. Entonces, la detonación de una bomba en un popular mercado de al-Shaab, un distrito chií del norte de Bagdad, provocó la muerte de dos personas más.

Los atentados han ensombrecido las proclamas victoriosas que había proferido el mes pasado el ejecutivo de al-Abadi. Entonces las fuerzas de seguridad y del ejército iraquí, conjuntamente con las fuerzas de la coalición que dirige Estados Unidos, lograron reconquistar la ciudad iraquí de Faluya. La devastada población se había convertido en uno de los bastiones de la insurgencia suní más radicales que quedaba en los aledaños de Bagdad.

VÍDEO: Momento en el que un ataque aéreo de la coalición acaba con 250 combatientes de ISIS. Ver aquí.

Las autoridades iraquíes coordinaron la ofensiva contra Faluya en el mes de mayo después de que algunos barrios chiíes de Bagdad fuesen sacudidos por una serie de atentados que habrían procedido de la ciudad reconquistada, que se encuentra a unos 50 kilómetros de la capital.

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"Abadi necesita reunirse con los responsables de las carteras de Seguridad Nacional, Inteligencia e Interior, además de con todas las agencias que trabajan en la seguridad de la ciudad. En realidad tan solo necesita formularles una pregunta: "¿cuál sería la manera de infiltrarse en esos grupos?". Así lo atestigua Abdul Karim Khalaf, un ex inspector general de policía que trabaja como asesor del Centro Europeo de Estudios de Antiterrorismo e Inteligencia, una organización sin ánima de lucro radicada en Holanda.

En una muestra pública de la indignación ante la ineficacia de las fuerzas de seguridad del país, Abadi fue recibido a gritos durante su visita el domingo al distrito de Karrada. Por mucho que el líder iraquí había nacido allí, la muchedumbre arrojó piedras, cubos vacíos y hasta pantuflas como muestra de desprecio a su gestión mientras su convoy se desplazaba por el barrio.

Abadi proclamó ayer que planea adoptar nuevas medidas para proteger a la ciudad. La primera de ellas consistiría en quitar todos los detectores de bombas falsos que hay repartidos por Bagdad. La policía los sigue utilizando, por mucho que en 2011 ya se desatara un clamoroso escándalo por la compra de los mismos que auspició el antecesor de Abdi en el ejecutivo iraquí, Nuri al-Maliki.

Abadi también ha dispuesto que se abra un nueva investigación en la sede misma del ministerio del Interior para averiguar hasta qué punto ha existido algún caso de corrupción en la adquisición de los dispositivos ADE 651. Estos se habrían concebido a la manera de los detectores de pelotas de golf extraviadas, y habrían sido vendidos a Irak y a otros países como detectores manuales de bombas.

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Un agente de policía habría confirmado hace unas horas a la agencia Reuters que tales dispositivos, a los que se conoce popularmente como "varita mágica" habrían sido usados en los cinco años que han transcurrido ya desde que el escándalo saliera a la luz.

El empresario británico que vendió los detectores a Irak y otros países, James McCormick, fue sentenciado a 10 años de prisión en Bagdad en 2013 por haber puesto en peligro las vidas de millones de personas a cambio de un beneficio económico.

Mira el documental de VICE News que investiga el detector de bombas ADE 651:

Solo con lo que vendió en Irak, McCormick obtuvo más de 40 millones de dólares en beneficios, según ha comentado la policía británica. Entre sus clientes también se contaba Naciones Unidas.

Abadi ha ordenado que se instalen vehículos de detección de explosivos que no sean fraudulentos en los puntos de entrada a Bagdad y a otras provincias iraquíes.

Las redes sociales iraquíes han quedado desbordadas por los comentarios y los mensajes que han denunciado que la policía local sigue utilizando los detectores de bombas falsos en los puestos de control, por mucho que Estado Islámico haya incrementado sus devastadores ataques contra la población civil.

Karrada es un distrito de mayoría chií, en el que también existe una pequeña comunidad cristiana y donde se pueden encontrar varias mezquitas suníes. El barrio estaba muy concurrido en el momento de la explosión. El último sábado de Ramadán, que termina esta semana con el proverbial festival Eid al-Fitr se tradujo en mucha gente saliendo a comer y a comprar.

Faluya fue la primera ciudad en caer en manos de Estado Islámico en 2014. Abadi ya ha declarado que el próximo objetivo de sus fuerzas de seguridad y de la coalición será liberar Mosul, la actual capital de hecho de los terroristas y la ciudad más grande de las que controlan entre el territorio de Irak y Siria por el que han extendido su Califato.

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