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Japón y Corea del Sur alcanzan un histórico acuerdo sobre las ‘mujeres de confort’

Japón nunca se había disculpado por haber forzado a cientos de miles de mujeres, muchas de ellas coreanas, a trabajar como esclavas sexuales para las tropas de su imperio, durante la Segunda Guerra Mundial.
La primera manifestación de 'mujeres de confort' ante la embajada de Japón de Seul en 1992. Imagen vía Yonhap/EPA
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Japón y Corea del Sur alcanzaron el 28 de diciembre un acuerdo histórico en el que se han comprometido a compensar a los mujeres que fueron obligadas a trabajar como esclavas sexuales o "mujeres de confort" para el ejército del imperio nipón durante la Segunda Guerra Mundial. El término "mujeres de confort" es una traducción del término japonés ianfu, un eufemismo referido a la prostitución.

Japón ha decidido destinar 7,5 millones de euros de su presupuesto a un fondo de ayuda para los antiguas mujeres de confort. Japón ha ofrecido sus disculpas y ha prometido que, además, coordinará con Corea del Sur un plan para "recuperar el honor, la dignidad y para suturar las heridas psicológicas" de las mujeres.

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Así lo han anunciado hoy en Seúl los ministros de Asuntos Exteriores de ambos países, quienes han proclamado que el acuerdo ha sido alcanzado "de manera irreversible y definitiva".

Lee Youg-soo, una de las mujeres implicadas en el aberrante caso de esclavismo sexual, no se mostró tan entusiasmada como los líderes. Young-soo, de 88 años, ha asegurado que "ignorará por completo el acuerdo", puesto que el mismo no concluye que Japón haya asumido la absoluta "responsabilidad legal" que le corresponde, ni ha ofrecido reparaciones formales.

Hiroka Shoji, investigadora en el Asia Oriental para Aministía Internacional se ha expresado en términos similares. Shoji ha proclamado que "se han olvidado de contar con las mujeres en la mesa de negociaciones. No se las puede menospreciar con un trato que tiene más de oportunismo político que de justo. Hasta que las mujeres no reciban la disculpa absoluta e incondicional del gobierno japonés por los crímenes que cometió, la lucha por que se haga justicia seguirá su curso".

Se cree que decenas de miles de mujeres fueron obligadas a prostituirse en burdeles entre 1930 y el final de la Segunda Guerra Mundial. Las mujeres empezaron a comparecer ante la policía para exigir una indemnización y una disculpa oficial en los años noventa. Las supervivientes y distintos grupos activistas se han manifestado frente a la embajada japonesa en Seúl desde entonces. De las 238 esclavas sexuales coranas, solo 46 siguen vivas a día de hoy.

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Las manifestaciones han estado repletas de dolor y de rabia. Y, en algunas ocasiones, han desembocado en episodios trágicos — en agosto de este año, una mujer surcoreana de 81 años se quemó a lo bonzo.

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El caso de las mujeres de confort lleva minando las relaciones diplomáticas de los dos estados vecinos desde hace décadas.

"El acuerdo alcanzado es histórico, es un momento para la posteridad", ha proclamado el ministro de Exteriores nipón Fumio Kishida en la rueda de prensa celebrada tras la firma del acuerdo. Según Kishida Japón es "dolorosamente consciente" de cuales son sus responsabilidades en el asunto.

"El primer ministro [Shinzo] Abe quiere expresar de nuevo su más profundas disculpas y su arrepentimiento ante todas las mujeres que atravesaron tamañas traumáticas e incuantificables experiencias, y que padecieron las incurables heridas físicas y psicológicas como 'mujeres de confort', ha asegurado. "Creo que este acuerdo ha establecido una nueva etapa para el avance y la cooperación segura en las relaciones entre Japón y Corea del Sur. Y también en las relaciones de Corea del Sur y de Japón con Estados Unidos".

El ministro de Exteriores coreano, Yun Byung-se, ha comentado que valora el gesto de sus vecinos.

"El gobierno coreano asume que el gobierno japonés se ha comprometido de buena voluntad a llevar a cabo el acuerdo y confirma que el asunto de las mujeres de confort ha quedado final y definitivamente resuelto", ha declarado durante la rueda de prensa.

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Ambos países se han comprometido también a "abstenerse de acusarse o criticarse los unos a los otros internacionalmente sobre este asunto, y que no volverán a hacerlo en Naciones Unidas".

Ambos países llevan tiempo intentando mejorar sus relaciones diplomáticas, especialmente después de que Abe se reuniera con el presidente surcoreano, Park Geun-hye, el mes pasado. El encuentro fue auspiciado por las presiones de Estados Unidos.

Las maltrechas relaciones diplomáticas entre Seúl y Tokio han impedido que ambos países suscribieran un acuerdo destinado a compartir inteligencia militar. Hace un año, firmaron un tratado a tres bandas en el que Seúl se compromete a facilitar sus datos de inteligencia a Estados Unidos, para que luego la administración estadounidense lo remita a Japón. Y viceversa.

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El anuncio de este lunes supone la culminación de un tira y afloja sobre el delicado asunto del esclavismo sexual que se ha postergado durante décadas — los intentos previos de alcanzar un acuerdo no habían llegado nunca a buen puerto.

Japón ha anunciado a Corea del Sur su intención de olvidarse del asunto. Hasta la fecha, muchos oficiales nipones se habían quejado de que la administración de Corea del Sur había utilizado el asunto de 'las mujeres de confort" como un arma arrojadiza y como un instrumento para espolear su propia política doméstica, a pesar de los intentos de Tokio por reparar el ignominioso daño infligido.

Corea del Sur, por su parte, había exigido a la administración nipona que emitiera un comunicado en el que asumiera su responsabilidad por el sufrimiento de las mujeres.

De hecho, a día de hoy todavía tiene que discutirse qué será de una estatua erguida en honor de las 'mujeres de confort' frente a la embajada japonesa de Seúl. Tokio había expresado ya su rechazo a semejante monumento.

A pesar de que Corea del Sur no se ha avenido a quitar la estatua, Yun ha dicho que Seúl es consciente del malestar japonés y que se reunirá con los responsables de su colocación para solucionar el asunto.

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