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'La libertad es un platillo al que hoy le doy la primera cucharada': Ildefonso Zamora

El ambientalista mexicano fue encarcelado hace nueve meses acusado de un delito que no pudo comprobarse, por lo que este viernes fue liberado. Ahora, comenta a VICE News que el bosque que protege continúa amenazado por los talamontes.
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Imagen por Sergio Ortíz/Amnistía Internacional.

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El periodo que comprenden tres estaciones del año. Ese fue el tiempo que Ildefonso Zamora pasó en prisión: casi nueves meses ó 266 días. Este viernes 12 de agosto finalmente fue liberado debido a que el delito por el que lo acusaban no pudo comprobarse.

Ildefonso es un indígena tlahuica, defensor del bosque donde vive. Desde finales de los años 90 se ha dedicado formalmente a exigir a la autoridades de San Juan Atzingo, comunidad ubicada a dos horas de la Ciudad de México, detener la tala ilegal de los árboles. En noviembre pasado fue apresado acusado de un robo que no se comprobó. Hoy, por fin, pudo encontrarse con muchos de sus familiares que, entre lágrimas y aplausos, lo recibieron.

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"Cuando empezaron a entrar los operativos de las autoridades, debido a las denuncias que yo había hecho, los talamontes se enojaron y fui amenazado. Pero yo no hacía nada malo, sólo trataba de defender el bosque de la misma manera que lo hicieron nuestros ancestros", dice Ildefonso en entrevista a VICE News.

Su vecina Felicitas Germán Sánchez lo acusó de robarle 360.000 pesos [unos 20.000 dólares], electrodomésticos y artículos de joyería en 2012. Pero fue hasta el año pasado cuando lo detuvieron debido a esos señalamientos.

Ildefonso, el indígena preso por defender su bosque de los talamontes en México. Leer más aquí.

"Ahora me siento estable de salud pero fueron días muy complicados, sufrí discriminación y humillaciones en prisión. Aunque también había otros presos que reconocían la lucha por los bosques y me apoyaban, e incluso me ayudaban con tareas sencillas como abrir la llave del agua porque, debido a una herida en mi dedo pulgar derecho, complicada por mi enfermedad, son cosas que no puedo hacer", dijo.

Durante el tiempo en la cárcel fue acompañado por tres organizaciones que lucharon por su libertad: Amnistía Internacional, Greenpeace y el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez. Estas organizaciones prepararon una conferencia de prensa en la capital del país para recibirlo.

En la sala donde se llevó a cabo, decenas de personas de su comunidad lo acompañaron vestidos con palayeras negras con la frase: "Ildefonso libre" estampada con letras blancas. Otros, de la misma forma que Ildefonso, portaban sombreros blancos estilo ranchero, que normalmente usan en su labores diarias en el campo para cubrirse del sol.

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La voz gruesa del ambientalista inundó la sala. Todos escuchaban atentos. "La libertad es un platillo que no satisface del todo, pero tampoco indigesta. Hoy apenas le estoy dando la primera cucharada", señaló Ildefonso, haciendo una metáfora culinaria.

Imagen por Sergio Ortíz/Amnistía Internacional.

"Ildefonso libre!, fue el grito que guió esta lucha durante meses", dice su hijo Misael, De pronto, entre los agradecimientos, su voz cambia a un tono más suave. "Fueron momentos difíciles pero el apoyo que nos brindó la gente fue nuestro motor para seguir adelante".

Misael hoy puede sentarse al lado de su padre, porque los talamontes que lo emboscaron y balearon en 2007 lo dieron por muerto y se fueron. Su hermano Aldo no corrió con la misma suerte, a él lo asesinaron.

Rosario, hija de Ildefonso, tomó el micrófono: "Yo también fui humillada en la cárcel cuando visité a mi papá, pero ya lo tenemos aquí, y sepan que esta lucha va a seguir hasta que las autoridades reparen el daño que hicieron, no sólo a él, sino a toda mi familia, al encarcelarlo".

Los Zamora: esta familia indígena mexicana protege su bosque pese a la muerte y la cárcel. Leer más aquí.

Cuando ella recuerda a Aldo, su hermano asesinado, se le quiebra la voz. Sus ojos enrojecen por las lágrimas que intenta contener: "Hoy repito la frase que dijimos cuando despedimos a mi hermano al morir: 'tu muerte es vida, la lucha sigue y no se detendrá'".

Mediante una campaña en redes sociales se lograron conseguir más de 47.000 firmas ciudadanas que exigían liberar al ambientalista. Ahora, las organizaciones que lo acompañan buscan que las autoridades que lo apresaron se disculpen públicamente por haberle quitado nueve meses de su vida.

Además, exigen a las autoridades estatales que lo reconozcan formalmente como un defensor de los bosque, que no vuelva a ser criminalizado y que le brinden atención médica y psicológica a su familia.

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